De la mitolog¨ªa a la vida

Personajes mitol¨®gicos han alentado hist¨®ricamente no pocos montajes de los balletsflamencos. Han sido una inspiraci¨®n recurrente, quiz¨¢s por su valor simb¨®lico para expresar aspectos de la condici¨®n humana. El de Ariadna, que curiosamente goza de distintas resoluciones, ha sido el elegido por la bailaora sevillana para hilvanar un relato libre este viernes en el Festival de Jerez, que toma diferentes elementos del mito para reflejar estados vitales comunes a todos los mortales: la soledad y el abandono, la atracci¨®n amorosa, el laberinto de la duda, el ansia de libertad¡­ En la labor de trasladar esos sentimientos y emociones universales al baile estriba el valor de una obra que se present¨® inusualmente cohesionada para ser un estreno y que ofreci¨® una representaci¨®n formal austera, pero muy rica en sus contenidos danc¨ªsticos y musicales.

M¨¢s informaci¨®n

Jerez, 20 a?os de festival con un futuro incierto

Israel Galv¨¢n estrena su homenaje a Manuel de Falla en el Festival de Jerez

En los primeros, Rafaela Carrasco se reafirma en su l¨ªnea de exigencia y b¨²squeda de la excelencia hasta obtener un espect¨¢culo muy perfilado, sin aristas, con un trabajo grupal equilibrado y muy fluido. El baile de la directora est¨¢ presente en la mayor¨ªa de los cuadros, ya sea interactuando con la compa?¨ªa como brillando en solitario con una multiplicaci¨®n de recursos que, sin dejar de ser flamencas, pudieron evocar formas orientalizantes acordes con el relato, pero sin perder en ning¨²n momento la necesaria precisi¨®n. Una cierta contenci¨®n domina los gestos y la expresi¨®n durante una obra, que, a la vez, se dinamiza en las coreograf¨ªas exclusivas de los hombres y, de forma especial, en los diferentes pasos a dos que Rafaela mantiene con los cuatro bailaores del elenco, que destacan por una homogeneidad grupal que no diluye sus rasgos individuales.

Musicalmente, el espect¨¢culo suena flamenco, pero dominado por la misma libertad y riesgo que inspira la obra toda. La m¨²sica de Jes¨²s Torres no parece tener l¨ªmites expresivos y adquiere aromas de una singular inspiraci¨®n, como en el cuadro de los girasoles. Las interpretaciones de cante de Campos y Ortega se llenan de una multiplicidad de matices para mejor ilustrar el relato que se quiere contar. No es que canten por uno u otro estilo concreto ¡ªpeteneras, soleares, tangos, ton¨¢s¡­¡ª, sino que en cada uno de ellos ofrecen toda una galer¨ªa de variantes. Y todo ello, y eso es algo que hay que destacar, con letras completamente originales y referidas a la historia en cuesti¨®n. Una aportaci¨®n que solo se explica porque se trata de artistas que rebasan de largo la condici¨®n por la que se les identifica.

Con una conclusi¨®n abierta, la obra regresa a la petenera con la que arranc¨®, pero con otros componentes musicales y otro tono vital: frente a la desolaci¨®n inicial se impone la esperanza. La obra completa apenas una hora de tiempo. No provoca insatisfacci¨®n y s¨ª el deseo de permanecer m¨¢s tiempos en las formas y m¨²sicas que la han configurado.

Con normalidad y sin mascarillas

Cuando hace unas semanas, casi medio centenar de inscritos en los cursos de formaci¨®n del Festival de Jerez procedentes de China anunciaron la cancelaci¨®n de sus viajes, hubo quien pens¨® que la epidemia del coronavirus en China podr¨ªa afectar a la celebraci¨®n este evento, en cuanto congrega a m¨¢s de un millar de cursillistas en su programa formativo, muchos de ellos venidos de pa¨ªses orientales (Jap¨®n, Taiwan¡­). Sin embargo, las bajas debidas a la epidemia se quedaron en eso. La ciudad ha recibido a sus visitantes, de hasta treinta nacionalidades, con total normalidad: no se observa prevenci¨®n y las calles del centro hist¨®rico han vuelto, como cada a?o, a convertirse en una animada y colorista muestra de multiculturalidad. Ni en ellas ni en los espacios esc¨¦nicos se ha podido ver mascarilla alguna.

Se trata del evento internacional m¨¢s importante dedicado al baile flamenco y la danza espa?ola con la presencia de las principales compa?¨ªas que llegan al Teatro Villamarta para presentar sus m¨¢s recientes espect¨¢culos. Casi medio centenar componen el programa de la edici¨®n de este a?o, que cuenta con diez estrenos absolutos, entre los que se cuentan los de Rafaela Carrasco, Antonio El Pipa, Marco Flores, Bel¨¦n Maya o el Ballet Nacional de Espa?a, que ha elegido Jerez para estrenar las primeras coreograf¨ªas de su nuevo director, el sevillano Rub¨¦n Olmo, Premio Nacional de Danza en 2015. Tambi¨¦n traen sus obras otros galardonados con la misma distinci¨®n como son Sara Baras, Olga Pericet, Manuel Li?¨¢n, Rafael Est¨¦vez y Valeriano Pa?os o Javier Latorre, que dirige la producci¨®n del legendario artista japon¨¦s Shohi Kojima, un habitual en la cita.

Mas no todo son grandes nombres. Tambi¨¦n los valores emergentes encuentran la oportunidad de presentar sus trabajos en las salas alternativas, que tambi¨¦n acoger¨¢n estrenos. Y, m¨¢s all¨¢ del baile, el cante y el toque, protagonistas de ciclos propios con presencia de artistas como los guitarristas Rafael Riqueni y Paco Jarana, la cantaora Mar¨ªa Vargas, reciente Medalla al M¨¦rito en las Bellas Artes, y los cantaores David Carpio y Mateo Sol¨¦a, entre otros. Todo ello repartido entre seis distintos espacios no muy distantes entre s¨ª, que otorgan al evento su condici¨®n humana y una particular cercan¨ªa.