L¨®pez L¨®pez y el grano del tiempo
El concierto del Barcelona Clarinet Players fue una prestaci¨®n art¨ªstica de calidad superior que hasta hace poco no se ve¨ªa a cargo de int¨¦rpretes espa?oles en estos repertorios complejos
Segunda cita en Madrid de la residencia dedicada al compositor Jos¨¦ Manuel L¨®pez L¨®pez por parte del Centro Nacional de Difusi¨®n Musical. Esta residencia ambiciosa se ha articulado en quince conciertos, seis de ellos en Madrid, de los que destacan los estrenos mundiales de La trace, obra que vio este lunes la luz en el Auditorio 400 del MNCARS, la pieza orquestal Tisseur de sable, que interpretar¨¢ en premier la Orquesta Nacional de Espa?a el pr¨®ximo 14 de marzo, y ya para mayo, el Cuarteto n? 2, que alumbrar¨¢ el Arditti Quartett y una pieza para soprano, actor y ensemble a cargo del Ensemble T¨¦l¨¦maque.
La trace. M¨²sica de Jos¨¦ Manuel L¨®pez L¨®pez. Videocreaci¨®n, Pascal Auger. Estreno mundial. Int¨¦rpretes: Barcelona Clarinet Players. CNDM 19/20. Auditorio 400, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa. 24 de febrero.
De todo este potente paquete de obras, que dar¨¢n la medida de este creador madrile?o (1956) residente en Par¨ªs, no cabe duda de que los estrenos constituyen la parte m¨¢s interesante por novedad, esfuerzo y oportunidad. Hab¨ªa, pues, expectaci¨®n en el siempre agradecido Auditorio 400. La propuesta ten¨ªa, adem¨¢s, no pocos elementos de previsible atractivo. La trace es una extensa pieza de 50 minutos, de m¨²sica y videoarte, en la que conflu¨ªan la obra musical propiamente dicha, a cargo de un magn¨ªfico cuarteto de clarinetes, Barcelona Clarinet Players, y el v¨ªdeo de Pascal Auger.
L¨®pez L¨®pez y Auger ya hab¨ªan realizado piezas conjuntas desde que se conocieron a mediados de los noventa en una residencia en Villa Kujoyama, Jap¨®n. Destacaba en esa colaboraci¨®n su v¨ªdeo La C¨¦leste. En esta ocasi¨®n, tanto m¨²sica como v¨ªdeo han nacido como proyecto conjunto y su integraci¨®n es muy apreciable. Se une, adem¨¢s, el encaje del grupo instrumental que, adem¨¢s de tocar, aparecen en el propio v¨ªdeo, ya sea leyendo los textos preparados e incluso alguna aparici¨®n interpretando.
De todo ello nace una obra de s¨®lida armadura conceptual y de irreprochable ejecuci¨®n t¨¦cnica. La m¨²sica de L¨®pez L¨®pez, sin apenas desmayo en su casi una hora de duraci¨®n, recorre las preocupaciones t¨¦cnicas del compositor: su pasi¨®n por la t¨ªmbrica y algunas de las conclusiones de las corrientes espectrales, la reflexi¨®n casi permanente por el tiempo, ya sea como pulso musical o como idea metaf¨ªsica de la construcci¨®n de la realidad, y el gusto por la manufactura instrumental que, en esta ocasi¨®n, pone a disposici¨®n del cuarteto una materia sonora de extrema fluidez y de elevada inventiva de articulaci¨®n.
La parte de imagen nos proporciona la pista definitiva de que el proyecto general de La trace se mueve como un canto a la abstracci¨®n. Auger, tras un inicio de mayor impacto visual que de ideaci¨®n, se asienta pronto en un imaginario de huellas civilizatorias que sugieren una abstracci¨®n hist¨®rica, una nula presencia humana en unas ruinas grises e impersonales que casi se identifican con un paisaje mayoritariamente yermo, donde la maleza y la vegetaci¨®n apenas compiten con muros incoloros, ya sean los de car¨¢cter productivo, naves, f¨¢bricas o casas de labor, o incluso bunkers. La melancol¨ªa surge de unos r¨®tulos con fechas que viajan desde el siglo XVI al XXII sin que se perciban los m¨¢s m¨ªnimos cambios. Algunos de los textos le¨ªdos por los m¨²sicos e integrados en la imagen, como ya he dicho, nos rememoran el pensamiento sobre el tiempo, la imagen o la memoria, ya sea con ideas del propio compositor o del fil¨®sofo Gilles Deleuze.
Quedar¨ªa por rese?ar la extraordinaria prestaci¨®n del Barcelona Clarinet Players, con una agrupaci¨®n de dos clarinetes en si bemol, los normales, un corno di bassetto, que, tras varias d¨¦cadas como instrumento de moda, se ha asentado como un clarinete contralto, y un clarinete bajo. A ellos se suman unas puntuaciones electr¨®nicas que manejan los propios m¨²sicos. Una prestaci¨®n art¨ªstica, en suma, de calidad superior que hasta hace poco no se ve¨ªa a cargo de int¨¦rpretes espa?oles en estos repertorios complejos. En suma, un inicio grande para una residencia necesaria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.