Una inesperada comedia de Wajdi Mouawad
M¨®nica L¨®pez y Llu?sa Castell brindan un estupendo mano a mano en 'Germanes'
En el Grec de 2015, Wajdi Mouawad present¨® Soeurs con una novedad que sorprendi¨®: tras las primeras entregas de La sangre de las promesas, que acabar¨ªa formando la tetralog¨ªa Incendios, Litoral, Bosques y Cielos, el tono de comedia de Soeurs, dirigida por el propio autor, parec¨ªa remitir al Lepage m¨¢s ¨¢cido, con inesperados ecos de Neil Simon. La acci¨®n transcurre en un hotel de superlujo de Ottawa. Sus protagonistas son dos mujeres: Genevi¨¨ve Bergeron y Layla Bintwarda.
La primera es una abogada de altos vuelos, mediadora en conflictos internacionales. Parece una mujer madura, calmada, que lo controla todo. En v¨ªsperas de un viaje a Mal¨ª, tras una conferencia sobre su profesi¨®n, Los siete pecados capitales en una zona de conflicto, ir¨®nicamente recibida con el mutismo de los aspirantes a mediadores, queda atrapada en la habitaci¨®n 2121 por una tormenta de nieve, par¨¢frasis de una multicrisis: profesional, familiar y existencial. Hay un largo di¨¢logo con su lejana madre, a la que no vemos, y de la que se ocupa como si la anciana fuera su propia hija. Genevi¨¨ve encuentra una enemiga inusitada en una nevera parlante, y lo que detona la crisis es que el sofisticad¨ªsimo interlocutor se expresa en un mont¨®n de idiomas, pero ninguno es el franc¨¦s del pa¨ªs, que ella solicita, ruega y exige en una creciente escalada de furia que puede hacer pensar en un ataque de histeria, una nader¨ªa que se desmesura, aunque va quedando claro que para la abogada el idioma es una patria esencial, y que su soledad es cada vez m¨¢s insostenible: lleva 40 a?os en Quebec, pero su verdadera tierra queda lejos, en el pasado.
Genevi¨¨ve es el eje de la primera parte. En la segunda, la obra se centra en otra hermana (metaf¨®rica), unidas ambas por la p¨¦rdida de sus mundos y exiliadas en territorios extra?os: Layla Bintwarda se ocupa de los peritajes de una aseguradora, al parecer inspirada en la hermana de Mouawad, y en una historia de Annick Bergeron, la soberbia actriz que la estren¨®.
Soeurs lleg¨® al Lliure como un tour de force: Bergeron interpretaba a las dos protagonistas, encarnando tambi¨¦n a diversos personajes del hotel. La arquitectura de la pieza se apoya en una dif¨ªcil mezcla de ligereza y emoci¨®n, con mucho de juego fun¨¢mbulo. En la versi¨®n catalana del Tantarantana, Germanes, firmada por Helena Tornero, el rol de Genevi¨¨ve supone el esperado retorno de M¨®nica L¨®pez, y la no menos estupenda Llu?sa Castell es Layla, hija de inmigrantes libaneses: no se pierdan sus trabajos. Roberto Romei dirige el espect¨¢culo, y resuelve la multiplicaci¨®n de di¨¢logos (algunos sabiamente podados) por conversaciones telef¨®nicas que nos permiten imaginar a los interlocutores por el tono de las protagonistas.
Si el humor de Soeurs rozaba a ratos la farsa, Romei realiza una puesta mucho m¨¢s austera, frenando cualquier posible exceso. La escenograf¨ªa, iluminaci¨®n y vestuario concebidos por Roger Orra tambi¨¦n son de una gran sobriedad. Hay alguna situaci¨®n un poco desparramada, pero sin buscar la risa: as¨ª es la vida. Es un humor ¨¢spero en el que prima la tensi¨®n, el patetismo, las diversas formas de huida y, nueva iron¨ªa, el dibujo de esa mediadora atrapada en un mundo cada vez menos emp¨¢tico. En la parte de la conferencia aparece el Mouawad m¨¢s did¨¢ctico (y pol¨ªtico), pero sin dar sermones. Frases breves, certeras: ¡°Estad atentos a la humillaci¨®n: anula el lenguaje y conduce al humillado al mutismo¡±. Mouawad insta a no perder el contacto con los or¨ªgenes ¡°para no exiliarse en vida¡± y ¡°tomar el relevo de los padres, acompa?¨¢ndolos en el final de sus d¨ªas¡±.
Layla, que sali¨® adelante tras la guerra en el L¨ªbano de su infancia, es mucho m¨¢s tranquila y afable que Genevi¨¨ve, pero la procesi¨®n va por dentro y nadie queda del todo indemne de algo as¨ª. En la segunda parte conocemos poco a poco a Layla, y m¨¢s a Genevi¨¨ve: tras su estallido se libera de la crispaci¨®n. Me encanta la escena en la que se esconde bajo la cama como una ni?a para crear un peque?o rinc¨®n de intimidad. Me vuelven las escenas de ese ¨²ltimo pasaje, y veo a Layla distante de su padre. Su madre muri¨®, y ella llama a la de Genevi¨¨ve y no cuesta verla como si hablara con su propia madre, y le abre su coraz¨®n. Es conmovedor ver c¨®mo se encuentran las dos desconocidas, cada vez m¨¢s pr¨®ximas, y la abogada se zambulle en las aguas de la infancia como quiz¨¢s nunca haya hecho, en uno de los m¨¢s hermosos mon¨®logos de Mouawad. Y Layla le contesta, y hay un eco, y se afianza el puente entre las dos. Y hay un segundo puente entre Genevi¨¨ve y su madre. Llamadle puente, llamadle gran sorpresa, esas sorpresas que a veces brotan tras a?os de silencio y distancia. Genevi¨¨ve respira hondo, indica la acotaci¨®n. Y la historia se remansa. O comienza otra.
Germanes. Texto: Wajdi Mouawad. Direcci¨®n: Roberto Romei. Teatro Tantarantana. Barcelona. Hasta el 8 de marzo.
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