El secreto de la perdurabilidad: la obra de Sara Gallardo
Al igual que Lucia Berlin, Luisa Carn¨¦s o Shirley Jackson, su reciente redescubrimiento editorial supone el reconocimiento tard¨ªo pero necesario de esta autora argentina imprescindible
En la ¨²ltima d¨¦cada la obra narrativa y period¨ªstica de Sara Gallardo (Argentina 1931-1988) ha sido reeditada por editoriales independientes latinoamericanas. Junto a las argentinas Cuenco de plata, Fiordo, Clase turista, Excursiones, Dum-Dum (Bolivia), Laguna (Colombia), la joven editorial espa?ola Malas tierras se ha sumado a la labor de reeditar a esta autora poco reconocida. Pero, ?cu¨¢l es el secreto de su perdurabilidad, m¨¢s all¨¢ de tres d¨¦cadas de su muerte y cuatro de su ¨²ltima obra publicada? Intentamos responderlo haciendo un repaso de su obra, consultando a sus editores, as¨ª como escritores contempor¨¢neos admiradores de su obra.
Desde su primera novela, Enero (1958 y reeditada en 2019 por Malas tierras), Gallardo explor¨® el desconcierto de las clases sociales pudientes, las peque?as hipocres¨ªas, la perdida de la inocencia, as¨ª como una reconfiguraci¨®n de la manera en que se abordaba el campo como espacio literario, tocando temas pol¨¦micos en su ¨¦poca. Como, por ejemplo, la violaci¨®n y los consecuentes intentos de aborto de Nefer, la protagonista. Le¨ªda pudorosamente como ¡°una historia de amor contrariado¡±, en Enero, la hija de un puestero de una estancia es v¨ªctima de los abusos sexuales de su patr¨®n y obligada a casarse con ¨¦l. El escritor Alejandro Morell¨®n sit¨²a esta novela ¡°en un d¨ªptico junto a Yerma (1934) de Garc¨ªa Lorca, por lo que tiene de atm¨®sfera rural y estigm¨¢tica, por esa violencia social y heteropatriarcal respecto a las funciones maternales de una mujer en un espacio de pueblo¡±.
A ella le siguieron dos novelas m¨¢s, Pantalones azules (1963) y Los galgos, los galgos (1968) que a¨²n permanecen dentro del espectro realista. De acuerdo con el escritor Federico Falco, esta primera ¨¦poca de su obra estuvo influenciada por ¡°ciertas tendencias comunes a su ¨¦poca y con cierta influencia de la literatura norteamericana y de los escritores italianos de postguerra como Cesare Pavese, Vasco Pratolini¡±. Cabe destacar en sus siguientes obras de narrativa Eisejuaz (1971), El pa¨ªs del humo (1977) y La rosa en el viento (1979) la autora dio un paso importante: la experimentaci¨®n con el folclore, lo maravilloso, el realismo m¨¢gico y hasta el misticismo en convergencia con la tradici¨®n oral latinoamericana, sin caer en los clich¨¦s del costumbrismo.
A este ecl¨¦ctico trabajo se suma su obra de no ficci¨®n, reunida recientemente en Macaneos (2016) y Los oficios (2018) gracias a la labor de la experta en su obra, Luc¨ªa de Leone y, tambi¨¦n Paula Pico Estrada, editora e hija mayor de Gallardo. Al mismo tiempo que la ficci¨®n, desde los a?os cincuenta, la autora colabor¨® con cr¨®nicas, art¨ªculos y columnas tanto para revistas de moda como para las revistas Confirmado y Primera plana, reputados medios period¨ªsticos de la ¨¦poca. Con la libertad que caracteriz¨® su narrativa, Gallardo opinaba sobre la minifalda y se jactaba de un modo program¨¢tico de su ¡°desactualidad¡±: ¡°Abandonen la perniciosa costumbre de pedirme que escriba sobre temas actuales. No me interesa la actualidad. Adem¨¢s, creo que no existe. Y si existe, es vulgar. L¨¦anme tal como soy, y agradezcan al destino esa suerte. Felicidades¡±.
A pesar de esta aparente frivolidad, Gallardo no dudaba en viajar a los lugares m¨¢s aislados y desfavorecidos de Argentina con motivo de sus cr¨®nicas. En uno de sus viajes al norte argentino donde conoci¨® de primera mano a las comunidades abor¨ªgenes que le dar¨ªan la inspiraci¨®n para la que es considerada su novela m¨¢s ambiciosa, Eisejuaz (tambi¨¦n reeditada en 2019 por Malas tierras). Protagonizada por un indio mataco que cree estar recibiendo se?ales de Dios, el afilado trabajo con la oralidad y el estilo indirecto libre en esta novela a¨²n sigue sorprendiendo a sus lectores contempor¨¢neos. Seg¨²n la escritora Liliana Colanzi, que publicar¨¢ el libro en Bolivia, a trav¨¦s de Dum-Dum, su proyecto editorial ¡°Eisejuaz est¨¢ m¨¢s vigente que nunca: no solo su lenguaje est¨¢ lleno de hallazgos, sino que habla del campo como un lugar atravesado por las fuerzas del extractivismo capitalista que va arrinconando y empujando a ind¨ªgenas y animales de sus territorios. Estamos viendo ese fen¨®meno ahora mismo con la destrucci¨®n y la quema del Amazonas en Brasil y Bolivia, y con los numerosos ecocidios en Am¨¦rica Latina. Lo que hace de manera formidable Sara Gallardo es sacar al ind¨ªgena de un lugar de pureza ¡ªque es, adem¨¢s, fijarlo en el pasado y volverlo anacr¨®nico e irrelevante¡ª y mostrarnos a este ind¨ªgena aculturado en su catolicismo b¨¢rbaro, que es capaz de darle a Dios un rostro animal. En ese sentido, Gallardo es una furiosa transculturadora¡±.
Descendiente de los fundadores de Argentina
Una an¨¦cdota contada por la escritora y periodista Mariana Enr¨ªquez ilumina con eficacia el legado familiar del que proven¨ªa: en una de esas t¨ªpicas aventuras adolescentes, una de sus hermanas se escap¨® de la finca familiar y cuando la polic¨ªa la encontr¨® y la interrog¨®, la joven dijo que su apellido era ¡°Gallardo¡±, que viv¨ªa en la ¡°finca Gallardo¡± y asist¨ªa a una escuela, llamada tambi¨¦n ¡°Gallardo¡±. Una triple coincidencia hizo pensar a los polic¨ªas que la joven ment¨ªa y exageraba su ascendencia familiar, pero no era as¨ª. Al igual que su hermana, Sara comparti¨® ese linaje familiar. Era una descendiente directa de los ¡°fundadores¡± de la Argentina.
Nacida Sara Gallardo Drago Mitre en Buenos Aires en 1931, fue tataranieta del estadista y dos veces presidente Bartolom¨¦ Mitre, bisnieta del escritor Miguel Can¨¦, nieta del cient¨ªfico y ministro, ?ngel Gallardo, e hija del historiador Guillermo Gallardo. Estimulada de manera precoz por la biblioteca familiar, y con este legado oligarca pesando a sus espaldas, Gallardo no se dej¨® encasillar por su ascendencia y escogi¨® el camino dif¨ªcil. Por eso, su obra se encuentra m¨¢s cerca, en su ambici¨®n literaria, al trabajo de Silvina Ocampo y Elvira Orph¨¦e, como se?alara el escritor y gran conocedor de su obra, Leopoldo Brizuela, tambi¨¦n fueron poco reconocidas en su ¨¦poca. Quiz¨¢s eso la diferencie de autoras como Marta Lynch, Beatriz Guido y Silvina Bullrich, las bestsellers contempor¨¢neas que no han pasado la prueba del tiempo. Cabe destacar que, a diferencia de ellas, que escrib¨ªan sobre las experiencias de las mujeres urbanitas de clase media, Gallardo se enfoc¨® en reescribir novela rural argentina.
Debido a eso, Gallardo solo fue reconocida en circuitos literarios m¨¢s selectos. Como lo recuerda una de las cartas del escritor Manuel Mujica La¨ªnez donde la felicita por la innovaci¨®n lograda con Eisejuaz. Al igual que El pa¨ªs del humo (1977) esta novela estuvo inspirada por la influencia de su segundo marido, H¨¦ctor Murena. Poeta y ensayista influenciado por el misticismo y el pensamiento latinoamericanista, fue quien la indujo a que escribiera ¡°m¨¢s all¨¢ de su clase¡±. Murena muri¨® en 1975, de un ataque card¨ªaco, tras una profunda tendencia a la depresi¨®n y el alcoholismo. Esta perdida afect¨® a Gallardo, qui¨¦n empez¨® una vida errante, que la empuj¨® a vivir primero en la localidad de Sierra Chica, en C¨®rdoba (Argentina) en una casa que era propiedad de Manuel Mujica La¨ªnez. Y despu¨¦s en varias ciudades europeas como Ginebra, Barcelona y Roma. Muri¨® de manera inesperada, de un ataque de asma en 1988. Su ¨²ltimo e inconcluso proyecto fue escribir la biograf¨ªa de la intelectual jud¨ªa y monja carmelita Edith Stein, asesinada en Auschwitz.
El legado
El renovado inter¨¦s en la obra de Sara Gallardo, luego de desaparecer del canon durante los a?os ochenta y los noventa resurgi¨® a mediados de los 2000, de la mano de editores independientes y escritores de las generaciones posteriores. Sus editores espa?oles, Nicol¨¢s y Guillermo, de la joven editorial Malas tierras dicen acerca de ella: ¡°Lo que nos interes¨® de Sara Gallardo fue el ejercicio de periferia que lleva cabo y que todav¨ªa no hab¨ªa tenido lugar en la literatura argentina del siglo XX. Desde los personajes ¡ªNefer, la hija de un puestero que se queda embarazada despu¨¦s de una violaci¨®n y no puede abortar, Eisejuaz, el ind¨ªgena chaque?o al que la civilizaci¨®n ha arrebatado su cultura, su lenguaje y finalmente su mundo¡ª, hasta la oralidad de su prosa, en la que el espa?ol se funde con las lenguas originarias¡±.
Su obra, breve, pero certera, remite, hacia el pasado, a un amplio espectro ecl¨¦ctico de escritores que va desde Antonio di Benedetto, Guimar?es Rosa, Felisberto Hern¨¢ndez, Juan Rulfo o Edgar Lee Masters. Y en el presente contin¨²a, de acuerdo con sus editores y escritores contempor¨¢neos, proyect¨¢ndose en las voces de escritoras reconocidas como Selva Almada, y Samantha Schweblin o las m¨¢s recientes Marina Closs, Mariana Travacio o la mexicana Fernanda Melchor. Quiz¨¢s el secreto de su perdurabilidad est¨¦ en una voz propia, extra?a y original, su gran libertad estil¨ªstica y tem¨¢tica, en la valent¨ªa con que se desvi¨® de los caminos f¨¢ciles y las agendas culturales.
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