De relatos y ense?anzas
Cinco autores revelan sus narraciones m¨ªticas predilectas, a prop¨®sito de la colecci¨®n de EL PA?S sobre Mitolog¨ªa cl¨¢sica
Cuatro personalidades del mundo de la cultura y la lengua eligen su mito predilecto, relatos milenarios de los cuales extraen ense?anzas modernas.??
Carme Riera. Acad¨¦mica de la RAE.
¡°Me encantan los mitos. Uno de mis libros favoritos es Las metamorfosis, de Ovidio, de manera que me resulta dif¨ªcil escoger solo uno", confiesa la acad¨¦mica. Duda, pero ¡°quiz¨¢s¡± se queda con el de Prometeo, ¡°por lo que implica¡±, y ¡°le¨ªdo en la falsilla de los rom¨¢nticos, que abundaron en destacar su generosidad extraordinaria, resumida en el gesto de robar el fuego sagrado a los dioses para d¨¢rselo a los hombres¡±. Apunta, no obstante, que otros, como el de Dafne y Apolo, ¡°que desde la antig¨¹edad hasta hoy no ha dejado de generar interpretaciones literarias, musicales pict¨®ricas o escult¨®ricas, como la maravillosa estatua de Bernini¡±, deber¨ªan ser reinterpretados. ¡°Apolo es un acosador sexual y Dafne una v¨ªctima de la violencia de g¨¦nero. Mejor no sigo¡±, concluye.?
Bel¨¦n Rubiano Ternero. Librera y escritora.
A la autora de Rialto, 11 ning¨²n mito cl¨¢sico la conmueve tanto como el de Filem¨®n y Baucis, desde la primera vez que un chico se lo cont¨®. Zeus y Hermes, disfrazados de mendigos, vagan por los caminos suplicando ayuda, pero encuentran todas las puertas cerradas. ¡°La aporofobia [fobia a las personas pobres] no es ninguna novedad¡±, evidencia Rubiano, que contin¨²a el relato. El caso es que estos dos vagabundos llegan al fin a la humilde caba?a donde viven felices los muy ancianos Filem¨®n y Baucis. Estos les ofrecen cuanto tienen y Zeus y Hermes, agradecidos, les revelan su naturaleza de dioses y les comunican la concesi¨®n de un deseo. Filem¨®n, hablando en nombre de ambos, les pide que, ya que han pasado la vida juntos, que la misma hora los lleve a los dos. As¨ª fue. La escritora describe como llegado el d¨ªa vieron nacer de sus cuerpos una vegetaci¨®n que los convert¨ªa en ¨¢rboles y de sus manos 10 hojas nuevas, con las que cada uno cubri¨® el rostro del otro antes de musitar: "Adi¨®s, mi amor". "Por supuesto, me cas¨¦ con aquel chico", concluye Rubiano.
?ngel Sucasas. Director narrativo de Tequila Works.
El tambi¨¦n periodista ha elegido el mito del minotauro. ¡°Mi primer contacto con la historia creo que fue Los mitos griegos, de Robert Graves. De ah¨ª extraje una sensaci¨®n asfixiante, la del miedo del que vaga por un laberinto, que luego potenci¨¦ en el medio que mejor se presta a transmitirla: los videojuegos¡±. Sin embargo, fue en La casa de Asteri¨®n, de Borges, donde Sucasas complet¨® la ecuaci¨®n de su mito predilecto: ¡°Si ser el pobre individuo al que persigue el minotauro es malo, ser el minotauro, Asteri¨®n, el estrellado, el que anhela las estrellas, es mucho, mucho peor. A¨²n est¨¢ por ver un juego que explore ese punto de vista, el del minotauro hastiado de serlo. Tal vez me toque ponerme manos a la obra¡±.?
Ester Bonet. Editora en Wikimujeres.
¡°El mito de Nausica. La princesa que recogi¨® el n¨¢ufrago Ulises en las costas de la isla Esqueria despu¨¦s de que una tormenta destrozase su embarcaci¨®n, Nausica se ha querido definir como la princesa que simboliza el primer amor, pero cuando le¨ª la Odisea, era lectura obligatoria en el bachillerato, y Nausica me cautiv¨® por su valent¨ªa¡±, explica Bonet. Vio en ella ¡°una mujer fuerte y generosa que delante de un n¨¢ufrago se muestra decidida y no duda en ayudarlo sin preguntarle quien es¡±. La tambi¨¦n ling¨¹ista considera que Nausica representa hoy ¡°la fortaleza necesaria¡± para poder reaccionar ante los migrantes que huyen de sus pa¨ªses: ¡°No cuestionarse quienes son, de d¨®nde vienen, qu¨¦ tormentas los han llevado a nuestras costas, sino simplemente ayudar, ante todo, porque la humanidad es compartir¡±.
Alba Carballal. Escritora.?
Dice la escritora Warsan Shire que nadie pone a su hijo en un barco salvo que el agua sea m¨¢s segura que la tierra, y la escritora Alba Carballal a?ade, "con su permiso, que nadie se planta frente a la ley, salvo que la norma sea m¨¢s injusta que la realidad". Por eso elige el mito de Ant¨ªgona, hija del rey Edipo, "una pionera en eso de pelear por la justicia". Tras la muerte del soberano de Tebas, los herederos Polinices y Eteocles, sus hermanos, iniciaron una guerra por el trono y al final todo qued¨® en casa: se mataron mutuamente. Creonte, cu?ado y t¨ªo de Edipo, asumi¨® el poder de Tebas y orden¨® echar el cad¨¢ver de Polinices fuera de la ciudad para que se lo comieran los cuervos. "Ant¨ªgona enterr¨® a su hermano, pese a que la pena por desobediencia era la sepultura en vida. Como ese plan tampoco le apetec¨ªa, se ahorc¨® para evitar el suplicio: todo muy pr¨¢ctico", concluye.
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