Joan Jonas y el abrazo de langosta
La gran artista estadounidense, pionera de la 'performance' y la instalaci¨®n de v¨ªdeo, act¨²a por primera vez en el Museo del Prado
Imaginen esto. Peces por doquier. El fondo del mar como si fuera un sistema nervioso. Chorros de agua sobre la arena. Algas y fauna. Esponjas y cubos. Joan Jonas convertida en anfibio y reptil. Un buzo acariciando el oc¨¦ano como lo hace un pato con la cola. Un pez mantequilla y un tibur¨®n blanco. Un caballo volviendo de una comarca extra?a. El abrazo a una langosta. Un cachalote en pac¨ªficas ocupaciones. Sonidos de viento, sirenas de barcos, silbidos, pasos, espejos y m¨¢scaras. El dibujo de un cl¨ªtoris o de una corteza terrestre. Un dibujo que crece. Un calamar en la punta de sus pinzas. La extenuaci¨®n de la risa de piscina. La libertad de bucear bajo una s¨¢bana. Una luna queriendo atrapar una medusa. Un lucernario para entrar en ciertas profundidades. Un pulpo que pesa como 20 d¨ªas. Una retina gran angular. Una suerte de arqueolog¨ªa marina del tama?o de un mel¨®n.
Es la performance Moving Off the Land de Joan Jonas que acog¨ªa este mi¨¦rcoles el Museo del Prado, en el marco de la exposici¨®n que esta artista referencial acaba de presentar en el Museo Thyssen-Bornemisza, dentro del programa conducido por la Fundaci¨®n TBA21. Pero tambi¨¦n, un statement, una muestra de su pr¨¢ctica art¨ªstica, de su universo creativo. Capas de papeles y de telas, de pantallas y de acciones. Es lo que siempre pide su obra, que adaptemos nuestra mirada para entender que todo su trabajo tiene sentido de una manera hol¨ªstica, sin habitaciones de por medio. Ese es el m¨¦todo: a veces crea primero las instalaciones y luego desarrolla la performance partiendo de las mismas im¨¢genes e ideas. Y, otras veces, crea las performances primero y luego condensa ese mismo contenido en una instalaci¨®n. Parece un trabalenguas, pero no. La performance tambi¨¦n ten¨ªa algo de trampantojo, pero tampoco era exactamente eso. Ella lo llama ¡°traducciones¡±, proyectos ef¨ªmeros de realidades s¨®lidas. Suena complejo, pero qu¨¦ son los recuerdos si no eso. Jonas merodea por ellos constantemente. Para ella, pasado, presente y futuro es como una masa de arcilla con la que moldear una idea de tiempo que flota sin peso, como su cuerpo de 83 a?os bajo el agua. Imposible no sentir cierto d¨¦j¨¤ vu en este eterno retorno acu¨¢tico y art¨ªstico, donde el tiempo tambi¨¦n se dilata en ojos del espectador.
La defensa de Joan Jonas de los oc¨¦anos va m¨¢s all¨¢ de esta performance y de la exposici¨®n que la acompa?a en el Thyssen, y que procede del Ocean Space, plataforma para la investigaci¨®n sobre los oc¨¦anos que el TBA21 tiene abierto en Venecia, donde pudo verse el a?o pasado. Es conocida la afici¨®n de Jonas por los acuarios y las diferentes culturas en relaci¨®n a ellos. Un referente mitol¨®gico para la historia, y una br¨²jula espiritual para la artista. Adem¨¢s, la comisaria, Stefanie Hessler, le ha dedicado tres a?os de investigaci¨®n al proyecto, con colaboraciones cient¨ªficas y una revisi¨®n global del trabajo de la artista, que acaba siendo un homenaje ¨²ltimo a la extinci¨®n de especies en todos sus matices.
Joan Jonas parece fuerte sobre el escenario del auditorio del Prado. Vestida de blanco, como si fuera uno de esos grandes papeles en los que pinta, va de aqu¨ª para all¨¢ leyendo tipolog¨ªas de peces y pint¨¢ndolos de un rojo gamba. Cubre su cabeza de luces e intenta abrazar una langosta. M¨¢s tarde lo intenta con una ballena. A ratos habla como quien bebe un vaso de agua a sorbitos. El texto entronca con la conferencia performativa tan extendida en los museos ya, y va sobre barre?os de pescado y charcas cristalinas, de tortugas y cefal¨®podos. Ella misma parece un pulpo lidiando con su escueta masa corporal. No hay inocencia ah¨ª. Sabe Jonas que el pulpo tiene visi¨®n panor¨¢mica y que casi siempre que quiere escapar lo consigue. La met¨¢fora de una carrera con mucho tiempo l¨ªquido por recorrer.?
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