Joan Jonas: ¡°Los hombres y las mujeres ya no son seres contrarios y enfrentados¡±
Pionera del v¨ªdeo y la ¡®performance¡¯, inaugura una exposici¨®n sobre la belleza de los oc¨¦anos en el Museo Thyssen-Bornemisza y act¨²a este mi¨¦rcoles en el Prado
En el interior de la nueva exposici¨®n de Joan Jonas (Nueva York, 83 a?os), que se inaugura ma?ana martes en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, cinco v¨ªdeos rodados por la artista evocan la belleza enferma de los oc¨¦anos del planeta, junto a un surtido de ilustraciones de tem¨¢tica marina y un hermoso acuario lleno de viejos cristales comprados en Italia y Portugal. Pantallas reflectantes apoyadas en las paredes irradian sombras turquesas por toda la sala, dando al espectador la sensaci¨®n de estar flotando dentro de una pecera. En el centro, una silueta min¨²scula y en¨¦rgica da los ¨²ltimos retoques a la exposici¨®n, Moving off the land II, presentada en el marco de la programaci¨®n de la fundaci¨®n TBA21 que lidera Francesca Thyssen, donde permanecer¨¢ abierta hasta el 18 de mayo.
El proyecto se inspira en los textos de Emily Dickinson y Herman Melville sobre los oc¨¦anos, pero tambi¨¦n en las grabaciones subacu¨¢ticas del bi¨®logo David Gruber, especialista en arrecifes coralinos. Mezclando la poes¨ªa con la ciencia, los est¨ªmulos visuales y el discurso multicapas de los mon¨®logos interiores, Jonas deja entrever un comentario alarmado sobre la urgencia medioambiental. ¡°Quiero que mi obra tenga relaci¨®n con el presente, pero sin ser did¨¢ctica. No quiero escandalizar ni aleccionar, sino perturbar¡±, responde Jonas, que aspira a provocar una toma de conciencia sin recurrir a los esl¨®ganes baratos.
Los tiempos han cambiado desde que esta pionera de la performance y el v¨ªdeo exhib¨ªa sus obras delante de una min¨²scula parroquia de espectadores. Hoy esas disciplinas, antes denostadas, son aplaudidas y han quedado integradas a la programaci¨®n de los museos que, hasta no hace tanto, se limitaban a exponer pintura: el Prado acoger¨¢ una de sus performances este mi¨¦rcoles. ¡°Se han convertido en parte del mundo del arte y los museos lo han terminado aceptando, como sucedi¨®, en el pasado, con otras disciplinas¡±, sostiene Jonas, en referencia a la fotograf¨ªa o las instalaciones.
Esta artista algo ermita?a est¨¢ satisfecha con el reconocimiento recibido en los ¨²ltimos a?os, en los que ha representado a su pa¨ªs en la Bienal de Venecia y protagonizado una retrospectiva en la Tate Modern de Londres. ¡°Me alegro de que ahora haya m¨¢s gente que conoce mi trabajo¡±, dice. ?No viv¨ªa mejor en la marginalidad? ¡°S¨ª, pero ya estuve all¨ª mucho tiempo¡±, se explica. ¡°Aun as¨ª, intento seguir sinti¨¦ndome un poco marginal, porque seguramente lo siga siendo¡±.
Jonas iba para escultora. Hasta que un d¨ªa destruy¨® todo su trabajo y volvi¨® a empezar de cero. ¡°Sab¨ªa que mi escultura nunca ser¨ªa puntera. Cuando descubr¨ª los happenings y vi c¨®mo artistas de varias disciplinas trabajaban juntos, entend¨ª que eso iba a ser lo m¨ªo¡±, afirma Jonas, que mantiene un ¡°lazo invisible¡± con nombres de su generaci¨®n, como Richard Serra, Robert Smithson, Dan Graham o Laurie Anderson. Ese g¨¦nero en plena gestaci¨®n le permiti¨® sentirse m¨¢s libre y menos sometida al genio masculino. ¡°La pintura y la escultura estaban controladas por los hombres. Hacer performance fue una manera de salir de los l¨ªmites que otros hab¨ªan trazado y de adentrarme en un nuevo paisaje¡±, relata Jonas. La mentalidad de los pioneros, dicen los estadounidenses.
Los animales son la devoci¨®n de Jonas. Desde los setenta la artista ha introducido a sus distintos perros en su trabajo, como vuelve a suceder en su nueva muestra, pero en este caso predominan las especies marinas. ¡°Siempre me he identificado mucho con los peces. Nunca me canso de mirarlos. Me sucede lo mismo que con los ni?os¡¡±, dice Jonas. Tal vez porque ambos grupos viven ligeramente apartados de las reglas de la civilizaci¨®n, como esta artista furiosamente libre. ¡°S¨ª, debe de ser por eso¡±, confirma con la risa m¨¢s inaudible. Como los peces, Jonas nada a diario en una de las escasas piscinas p¨²blicas que subsisten en su barrio. La artista es una de las pocas supervivientes de aquel Soho neoyorquino que se convirti¨® en hervidero de las vanguardias. Hoy ha transmutado en ¡°un horrible centro comercial¡±, lamenta. ¡°Cuando paseo a mi perro siempre miro al suelo, para no tener que ver lo que tengo a mi alrededor¡±. Aun as¨ª, no se plantea una mudanza. ¡°Me llevar¨ªa dos a?os¡±, afirma Jonas, consciente de que no tiene tiempo que perder.
Desde que arranc¨® su carrera el arte contempor¨¢neo ha pasado de ser una excentricidad para entendidos a un sector econ¨®mico que mueve billones. ¡°Ahora el arte es un negocio, pero tampoco estoy en contra de esa idea. Me parece bien que los artistas puedan vivir de su trabajo. En mi ¨¦poca ten¨ªamos que lavar platos en restaurantes¡±, afirma sin un ¨¢pice de romanticismo. ¡°Los sesenta y los setenta fueron un momento maravilloso, pero no me gusta la nostalgia. Es importante no transmitir eso a los j¨®venes de hoy¡±, responde Jonas, profesora em¨¦rita del Massachusetts Institute of Technology (MIT).
Entre sus sucesores destaca los nombres de artistas como Anri Sala y Tino Sehgal. ?Y Marina Abramovic, se?alada como responsable del boom de la performance en los ¨²ltimos a?os? ¡°Me gustaba su trabajo con Ulay. Me admiraba su resistencia¡±, responde con m¨¢s educaci¨®n que entusiasmo.
En una de sus Mirror Pieces (1968-1971), Jonas se desnud¨® e inspeccion¨® cada parte de su cuerpo con un min¨²sculo espejo. Ese trabajo cobra hoy una gran influencia en el marco del ¨²ltimo repunte feminista. ¡°S¨ª, aunque hoy el contexto ha cambiado. Antes era casi la ¨²nica artista y profesora, mientras que ahora hay muchas m¨¢s. La posici¨®n de las mujeres no es perfecta y los hombres todav¨ªa son dominantes, pero ha habido un cambio¡±. ?Considera que ya somos iguales? ¡°Espero que s¨ª, pero sospecho que no¡¡±, dice con el optimismo de la voluntad y el pesimismo de la inteligencia. ¡°Aun as¨ª, nuestra relaci¨®n con el g¨¦nero ha cambiado. Hoy ya no vemos a hombres y mujeres como seres contrarios y enfrentados. De hecho, tengo estudiantes que ya no se consideran hombre o mujer, que han dejado de creer en esas categor¨ªas. La lengua cambia y los pronombres son distintos¡±. Y, como los glaciares, el g¨¦nero se fluidifica.
Babelia
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