Pensamiento ¡®collage¡¯
Un siglo despu¨¦s de que las Vanguardias pusieran el 'collage' en la cumbre de la modernidad, el arte contempor¨¢neo sigue hoy reinventando la cultura del 'remix'
Hay artistas que parecen vivir unas d¨¦cimas de segundo por delante del tiempo. Son personas disruptivas hasta en la manera de mirar, que leen a trav¨¦s de los libros como de las ventanas, y para quienes la imaginaci¨®n lo es pr¨¢cticamente todo. Sabemos que la clave est¨¢ ah¨ª, que el mundo cobra sentido cuando lo interpretamos, y quiz¨¢s nadie trabaje tanto en ello como los artistas, de manera especial los que piensan el collage. Pienso en un cl¨¢sico, el estadounidense Allen Ruppersberg (1944), cuadrilla de John Baldessari, Ed Ruscha y Allan McCollum en la costa oeste y un referente del arte conceptual desde que Harald Szeemann le invitara a la exposici¨®n When Attitudes Become Form y a la m¨ªtica Documenta 5. Por aquel entonces no hab¨ªa cumplido los 30 y era ya un ¨¢vido coleccionista de postales, revistas, pel¨ªculas, discos, c¨®mics, libros y posters. Un antrop¨®logo de lo aut¨®ctono. Su ¨²ltimo trabajo, Planet Stories, que presentaba hace unos meses en la galer¨ªa ProjecteSD de Barcelona, es una narraci¨®n de ciencia ficci¨®n sobre la completa desaparici¨®n del arte contempor¨¢neo de la faz de la Tierra.
La historia es futurista pero parece hablarnos de hoy, momento en que el arte est¨¢ confinado tambi¨¦n en los museos cerrados. La serie ir¨¢ creciendo, pero los diecisiete collages que ha lanzado ya son bastante elocuentes: combinan letras de antiguos juegos de anagramas sobre im¨¢genes del T¨ªo Gilito y el clan Donald, cuya lucha de poder pronto se convierten en un comentario ir¨®nico sobre el mercado del arte y la vanidosa superficialidad del mundo del arte, motivos, seg¨²n ¨¦l, para el derrumbe.
La subversi¨®n como centro del collage sigue siendo interminable en su capacidad de sorprender. En manos de Allan Ruppersberg ofrecen un alivio c¨®mico amortiguado y funcionan como una mentira armada. Su afinidad con los Dada¨ªstas, Surrealistas y autores de la generaci¨®n Beat es evidente en la forma de pensar el collage, cercana a la t¨¦cnica literaria del d¨¦coupage, la construcci¨®n a base de recortes de texto, que fue el medio de choque modernista por excelencia de las vanguardias del siglo XX. Braque fue el instigador en 1911 y pronto le sigui¨® Picasso junto a una larga cadena de artistas que lo utilizaron para abrir camino en eso de cuestionar la idea de verdad en el espectador, tirando por tierra el canon de la representaci¨®n visual.
En la actual era del fake y la posverdad, el significado del ¡°corta y pega¡± se multiplica en manos de los artistas, muchos de ellos referentes del ¡°pensamiento collage¡±: de Richard Hamilton a Bruce Conner, de Thomas Hirschhorn a Richard Prince (@richardprince_official), de Mark Leckey (@mark.leckey) a Hannah H?ch, de Martha Rosler (@martharosler) a Kara Walker (@kara_walker_official), de Carmen Calvo a Joan Fontcuberta (@joanfontcuberta), de Henrik Olesen a Isa Genzken (@isagenzken), de David Maljkovic a Negar Azini (@negoush) o de veteranas como Geta Bratescu (@getabratescu.apparitions) y Elisabeth Wild, fallecida hace solo unas semanas. El collage es un archivo de lo banal, un big data, un pirateo de copyrights, una imagen mestiza, un meme encubierto, apropiacionismo puro del capital simb¨®lico, un laberinto visual. Sin duda, el formato que m¨¢s fronteras ha trascendido entre disciplinas art¨ªsticas, el que m¨¢s puertas ha abierto hacia otros territorios creativos.
Un siglo despu¨¦s, ha cambiado incluso de nombre. Hoy hablamos de mampling, de remix, de mash-up. El ready-made de siempre pero lleno de desv¨ªos. Cortar, pegar, mezclar, fusionar, filtrar, alterar, reelaborar, reciclar. A veces, es como una especie de desintoxicaci¨®n ante la saturaci¨®n de im¨¢genes. Otras, una manera de contar lo cotidiano con el revestimiento de lo inesperado. Lleva en su adn el ¡°hecho a mano¡±, la tradici¨®n y la vanguardia. Y la silenciosa voz de las mujeres, algo que no siempre se conoce: desde las damas del siglo XIX y sus tardes haciendo scrapbooks, a la uni¨®n de retales de tela que tan bien define el esp¨ªritu del entorno rural. De ah¨ª beben las obras de Sonia Navarro (@sonianavarro.estudio). Lleva dos d¨¦cadas contando su historia en cada retal que emplea en sus collages, a veces esculturas e instalaciones, otras fotograf¨ªas y dibujos. En su recuerdo est¨¢n los desechos de tela con los que se entreten¨ªa con sus abuelas, con los que ahora cuestiona los mecanismos de poder y las jerarqu¨ªas de g¨¦nero. Una lucha de las mujeres y los est¨¢ndares establecidos que est¨¢n en la base de su costura y tejidos de esparto, que visten ahora la Sala Ver¨®nicas de Murcia.
Como ella, hay una generaci¨®n de artistas para quienes el mix es una actitud m¨¢s que una receta. Una forma de pensamiento. Artistas que utilizan el bricolage como estrategia buscando un luego lenguaje. Es el caso de Ira Lombard¨ªa (@iralombardia) artista y profesora de historia de la fotograf¨ªa en la Universidad de Siracusa, quien tambi¨¦n lanza una proclama feminista. En sus obras, subvierte la imagen fotogr¨¢fica para cuestionar el actual estatus de la imagen y poner en valor lo residual, como en la serie Impudens Venus. Lo inmediato es para ?ngela Cuadra (@angela_cuadra) el motor de un trabajo basado en el acopio, el di¨¢logo entre el color y la forma, y en el acto po¨¦tico de la elecci¨®n. No est¨¢ lejos del quehacer de muchos otros artistas de su generaci¨®n que de un modo u otro exploran una nueva materia iconogr¨¢fica. Por ah¨ª circulan las obras de Elisa Pardo (@elisapardopuch), Alfredo Rodr¨ªguez (@alfredo:r_o_d_r_i_g_u_e_z), Miren Doiz (@miren_doiz), FOD (@fodoff), Esther Gat¨®n (@esthergaton), Miki Leal (@mikileal) o June Crespo (@june_crespo). Miguel ?ngel Tornero (@tornerochico) da un giro m¨¢s. Es uno de los artistas que m¨¢s ha estirado la idea de composici¨®n fotogr¨¢fica, primero desde el montaje digital, luego con sus Random Series y ahora con una vuelta al collage anal¨®gico en su ¨²ltimo trabajo, Quemar ram¨®n (2020), que ha inaugurado la galer¨ªa Juan Sili¨® en Madrid. Cart¨®n y bet¨²n para hablar de olivos y poda.
Hoy el hacedor de collage explora, transita o vagabundea por esa inmensa memoria de redes consciente de que los recuerdos seguramente no est¨¦n ya en nosotros, sino subidos a alguna web. La pantalla es el nuevo bodeg¨®n. Lo grita Hito Steyerl (@hito_steyerl), otra brillante artista del sampler, en cada una de sus instalaciones. El arte es una forma de uso del mundo, un contrapoder lleno de contraim¨¢genes. Una negociaci¨®n infinita entre puntos de vista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.