Cuarentena con el disco que nunca existi¨®, por Fernando Trueba

Hank Mobley es un saxofonista por el que tengo debilidad. Nunca tuvo la exuberancia m¨ªstica de John Coltrane ni la ol¨ªmpica de Sonny Rollins. Pero ten¨ªa un sonido propio, una forma de frasear y de ¡°decir¡± llena de modesta belleza, sin exhibicionismos, que probablemente ten¨ªa que ver con su personalidad. Parece ser que era t¨ªmido, discreto, apocado.

Su m¨²sica representa la quintaesencia del sonido Blue Note. Tal vez sea el m¨²sico que m¨¢s sesiones grab¨® como l¨ªder para el sello. Mobley era no s¨®lo un gran instrumentista, tambi¨¦n un prol¨ªfico compositor y arreglista.

Hab¨ªa comenzado su carrera en las dos escuelas de las que naci¨® el Hard Bop (mi m¨²sica favorita): el quinteto de Horace Silver y los Jazz Mesengers de Art Blakey.

El 7 de marzo de 1963, entr¨® en el m¨ªtico estudio de Rudy Van Gelder en New Jersey para grabar un disco que nunca ver¨ªa la luz. Le acompa?aban un joven pianista de 22 a?os, Herbie Hancock, el gran trompetista Donald Byrd, Butch Warren en el bajo y Philly Joe Jones en la bater¨ªa. Grabaron seis temas, cuatro de ellos originales de Mobley.

Los temas acabaron apareciendo repartidos en diferentes discos, dos de ellos p¨®stumamente. Los fans de Mobley se refer¨ªan a ese disco que nunca existi¨® como el ¡°missing album¡± o ¡°the magic session¡±.

Ahora podemos o¨ªrlo integro tal como fue grabado, y en el orden en que se grab¨®. Es uno de mis discos favoritos, una joya del g¨¦nero.

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