Yayoi Kusama y el gran robo del arte
Los museos han cerrado sus puertas, pero la contemplaci¨®n del arte sigue abierta. Cada d¨ªa, recordamos la historia de una obra que visitamos a distancia. Hoy: ¡®Infinity Mirror¡¯
¡°No puedes erradicar la violencia usando m¨¢s violencia¡±. As¨ª acababa la carta que Yayoi Kusama envi¨® a Richard Nixon, el 11 de noviembre de 1968, un a?o antes de convertirse en presidente de los EEUU. En la misiva la artista japonesa explicaba que la Tierra ¡°es como un peque?o lunar entre millones de otros cuerpos celestes, un lugar lleno de odio y lucha en medio de las esferas pac¨ªficas y silenciosas. Vamos a cambiar todo esto t¨² y yo, hagamos de este mundo un nuevo Jard¨ªn del Ed¨¦n¡¡±. Efectivamente, estaba invit¨¢ndole a participar en una org¨ªa. Ese era el trato: Kusama ofreci¨® servicios sexuales a Nixon a cambio del alto el fuego en Vietnam. ¡°?Calma tu esp¨ªritu de lucha viril!¡±, se desped¨ªa en el escrito. Que se sepa, Nixon no contest¨® y la guerra continu¨® otros siete a?os m¨¢s. Kusama no volvi¨® a poner en aprietos a un presidente y continu¨® desarrollando, como ella misma lo llama, sus alucinaciones de la infancia.
Cuatro a?os antes del intento de que la paz reinara en el mundo, hab¨ªa montado su primera exposici¨®n en Nueva York, en diciembre de 1964, en la galer¨ªa de Gertrude Stein. En la sala, un bote con remos lleno de penes o protuberancias f¨¢licas cosidas y rellenas. Empapel¨® la pared de la sala con la reproducci¨®n de la fotograf¨ªa de la embarcaci¨®n. Continu¨® por los pasillos y los techos de la galer¨ªa, construyendo un mosaico infinito y lo titul¨® Aggregation: One Thousand Boats Show. ¡°?Wow, fant¨¢stico Yayoi! Esto me gusta mucho¡±, dice Kusama que le dijo Andy Warhol ante la obra.
Dos a?os m¨¢s tarde, en abril de 1966, en la galer¨ªa Leo Castelli, Warhol retom¨® la idea de Yayoi y multiplic¨® por 100 la cabeza de una vaca, en rosa y fondo amarillo. Era su primera gran exposici¨®n: hab¨ªa nacido el Pop Art, gracias a Kusama. La artista, rota, se refugi¨® en su estudio y cubri¨® todas las ventanas para que nadie pudiera volverle a robar nada. Fue la primera, pero no la ¨²ltima vez que se apropiaron de sus ideas. El machismo y el racismo hicieron el resto y Kusama se convirti¨® en una figura invisible. Tambi¨¦n para Yoko Ono, cuatro a?os m¨¢s joven, a pesar de los c¨ªrculos de amistades coincidentes, y de vivir dos carreras vitales y profesionales paralelas desde los a?os cincuenta. Esta historia est¨¢ hilada por el desencuentro.
En 1965 cre¨® su primer Infinity Mirror: habitaciones infinitas de laberintos cubiertos de espejos de los que parece imposible salir y de los que tampoco aparece escapar. Transform¨® sus trabajo de papel, la repetici¨®n de sus pinturas, en una experiencia de la percepci¨®n. A lo largo de su carrera ¡ªel pasado 22 de marzo cumpli¨® 91 a?os, en el hospital psiqui¨¢trico de Tokio en el que vive por elecci¨®n¡ª ha montado m¨¢s de una veintena de salas que celebran la vida m¨¢s que asfixiarla. En el Museo Hirshhom de la Smithsonian Institution estaba previsto la inauguraci¨®n, el pasado 4 de abril, de la mayor exposici¨®n de estas salas y de sus esculturas org¨¢nicas. De hecho, la instituci¨®n adquiri¨® el pasado febrero dos de las salas para su colecci¨®n, aunque no revelaron el precio que pagaron por ellas. Kusama ¡ªla artista viva m¨¢s codiciada, con los precios m¨¢s altos del mercado y exposiciones por todo el mundo, adem¨¢s de un museo permanente inaugurado en Tokio hace dos a?os¡ª ha imaginado un mundo sin fronteras entre la realidad y la alucinaci¨®n.
Visita virtual: Infinity Mirror Rooms. Yayoi Kusama. Museo Hirshhorn (Smithsonian Institution) de Washington.
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