Asesinas que son mujeres
Alia Trabucco Zer¨¢n muestra que en la representaci¨®n de las homicidas hay prejuicios sobre su condici¨®n femenina
Las citas que abren esta colecci¨®n de textos de la joven y l¨²cida escritora chilena Alia Trabucco Zer¨¢n son expresivas: ¡°Para ellos es salvaje la que no da su brazo a torcer¡± (Christa Wolf, Medea), ¡°Es extra?o, se?ores jueces, se dir¨ªa que ya me hab¨¦is juzgado otras veces¡± (Marguerite Yourcenar, Clitemnestra o el crimen). Frente a las sospechas de inoportunidad de Las homicidas en un contexto en que el femicidio es s¨ªntoma de un sistema intr¨ªnsecamente violento, la escritora revoluciona t¨®picos y previsiones para mostrar que tambi¨¦n en la representaci¨®n del hecho real protagonizado por mujeres asesinas inciden los prejuicios respecto a una feminidad quintaesenciada.
Trabucco Zer¨¢n, licenciada en Derecho, desarrolla cuatro casos de la historia criminal chilena: el asesinato cometido por Corina Rojas, el perpetrado por Rosa Fa¨²ndez, el que tuvo como protagonista a la escritora Carolina Geel y el crimen de las mamaderas envenenadas donde la ejecutora fue una chica de servicio, Mar¨ªa Teresa Alfaro¡ Estos cr¨ªmenes se diseccionan desde la perspectiva de la cr¨®nica de sucesos, el g¨¦nero judicial y la recepci¨®n medi¨¢tica ¡ªincluidos testimonios gr¨¢ficos espeluznantes¡ª.
En las distintas instancias del relato, las mujeres se reducen a tipos que, al explicarlas, las discriminan: el bovarismo de Rojas, la masculinidad de Fa¨²ndez, la creatividad y la oposici¨®n a las convenciones sociales de Geel¡ Solo en el juicio contra Alfaro se borra la dimensi¨®n de clase porque no conviene ponerla de manifiesto en el Chile de los sesenta. A la lectura desde una perspectiva de g¨¦nero se le superpone el dibujo de la deriva hist¨®rica de un pa¨ªs a trav¨¦s de la cr¨®nica criminal. El caso Alfaro se abre con un brillante ejercicio de invenci¨®n literaria: el mestizaje resulta eficaz estil¨ªsticamente, adem¨¢s de intervenir en las formas can¨®nicas de la narraci¨®n.
La violencia femenina subvierte los valores establecidos y desde sus modos de representaci¨®n quiere ser neutralizada
La violencia femenina subvierte los valores establecidos y desde sus modos de representaci¨®n quiere ser neutralizada ¡ªmata porque no es una verdadera mujer, mata porque est¨¢ intoxicada por los libros, mata porque no puede cumplir el mandato, biol¨®gico y libresco, del amor y la maternidad¡ª. Sin embargo, esa violencia permea la realidad del mismo modo que la rebeld¨ªa de las mujeres fatales se les termina yendo de las manos a los escritores que las construyen ¡ªde Barbey d¡¯Aurevilly, Zola o Heinrich Mann a James M. Cain¡ª, desdiciendo una supuesta condici¨®n femenina asociada a debilidad y sometimiento.
El problema es que la reivindicaci¨®n de la mujer violenta acaso nos reduce a un estereotipo inverso caracter¨ªstico de una virilidad tambi¨¦n estereotipada pero dominante. Nos estamos pensando y posiblemente tengamos que decidir si nuestro feminismo propone una igualdad solapada con las conductas patriarcales, o si convendr¨ªa buscar otras genealog¨ªas y modos de construir identidades plurales de mujeres que no sean asertivos respecto al lenguaje del opresor.
Este debate subyace a Las homicidas, que adem¨¢s es libro ameno, inteligente y bien escrito que, en su proceso de deconstrucci¨®n del machismo, reflexiona sobre el poder del relato ¡ªliteratura, sentencias judiciales, noticias, cr¨®nicas, fotos¡ª y su capacidad para intervenir en la vida: en el juicio contra Geel, un texto literario interfiere en el proceso. Lo que Geel escribe en C¨¢rcel de mujeres ser¨¢ considerado a la hora de dictar sentencia, validando la m¨¢xima de que hay que tener cuidado con lo que se escribe porque por la boca muere el pez ¡ªtambi¨¦n la merluza¡ª y las palabras escritas pueden alzarse en medio de un tribunal para argumentar una condena. Un ejemplo, sin duda aleccionador, respecto a los peligros y valores de la literatura.
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Autora: Alia Trabucco Zer¨¢n.
Editorial: Lumen, 2020.
Formato: tapa blanda (232 p¨¢ginas. 17,90 euros).
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