Rostros y torsos de Andy Warhol
El cierre de los museos ha dejado las grandes exposiciones de la temporada en suspenso. ¡®Babelia¡¯ propone una visita virtual de las m¨¢s destacadas. Hoy: la exposici¨®n dedicada al artista pop en la Tate Modern de Londres
Tal vez no exista una exposici¨®n m¨¢s apetecible ahora mismo que la de Andy Warhol en la Tate Modern de Londres ¨Csuspendida por la crisis sanitaria y trasladada a la web del museo, donde puede recorrerse en formato virtual¨C, por la raz¨®n de que no podemos visitarla en persona y nos da lo mismo, y porque esa inanidad que hemos sentido alguna vez cuando nos confrontamos f¨ªsicamente con su obra es precisamente lo que le confiere su originalidad distintiva. En Warhol todo es imagen y repetici¨®n, la m¨¢quina es el artista y la imitaci¨®n el estilo mismo. Por esa superficialidad y por la naturaleza mec¨¢nica de su trabajo, visitar la versi¨®n digital de la exposici¨®n se convierte en un acto de cr¨ªtica cultural, y hasta nos permite fantasear con la idea de un Warhol vivo ¨Choy tendr¨ªa unos pocos a?os m¨¢s que David Hockney¨C o lo que pensar¨ªa de Nueva York, con sus calles vaciadas de individuos solos. ¡°Me gustan las cosas aburridas. Te sientas y te pones a mirar por la ventana, es agradable, pasas el tiempo y ves tambi¨¦n a la gente que mira por la ventana. Es como mis pel¨ªculas, una forma de llenar el tiempo¡±, declar¨® en cierta ocasi¨®n a un periodista.
El arte de Warhol es espurio, insustancial, desde sus retratos de poderosos (Jackie, Mao) e ¨ªdolos (Marilyn, Elvis) a sus escenas religiosas, como el mural en blanco y negro The Last Supper (1986) donde se ve la imagen repetida sesenta veces de un p¨®ster de La ?ltima Cena de Leonardo ¨Cla copia de la copia¨C que hab¨ªa en la cocina de su casa familiar, el recuerdo de su infancia cat¨®lica tatuado en la fantas¨ªa gay de trece hombres compartiendo pan, vino y pistachos. En sus pinturas y pel¨ªculas, los rostros miran o duermen, su translucidez es sorda, embotada, pero derraman radiaciones extraordinarias incluso cuando no se est¨¢ f¨ªsicamente ante ellas.
Bajo el cristal empa?ado de la popularidad suced¨ªan otras im¨¢genes no menos chispeantes: las de su cuerpo lacerado, mezcla chic de la Venus restaurada de Man Ray y el Torso de Belvedere. En 1969, Richard Avedon fotografi¨® al artista mostrando las cicatrices que le dej¨® una operaci¨®n a vida o muerte despu¨¦s de que Valerie Solanas intentara asesinarle peg¨¢ndole tres tiros. A Warhol le encantaba esa imagen de su cuerpo, que lleg¨® a comparar con un traje de Yves Saint Laurent. La pintora expresionista Alice Neel tambi¨¦n le retrat¨® todav¨ªa convaleciente, avejentado, con la parte baja del abdomen envuelta en un cors¨¦ ortop¨¦dico. La musa de Neel era la legendaria Brigid Berlin, amiga y colaboradora de Warhol, que la provey¨® de las polaroids que le hac¨ªa recurrentemente al artista, siempre preparado para una foto oportuna. Derrochadora y excesiva, era habitual que Berlin necesitara dinero para alimentar su gula o para comprar anfetas. Entonces, sin pens¨¢rselo mucho, cog¨ªa unas cuantas decenas de polaroids con la imagen de Warhol posando como un Cristo en deposizione y bajaba a Union Square Park, donde se las ofertaba a los transe¨²ntes, a cinco d¨®lares la unidad.
La exposici¨®n de Warhol es la m¨¢s completa de los ¨²ltimos veinte a?os en el Reino Unido y algunos retratos se exhiben despu¨¦s de d¨¦cadas en manos privadas. Adem¨¢s de sus nubes plateadas, sus pel¨ªculas en 16mm y los retratos cl¨¢sicos de todos conocidos, los comisarios Gregor Muir y Fiont¨¢n Moran han puesto el acento en ¡°la identidad americana y queer del artista, y que transfiri¨® a su serie de retratos de se?ores y se?oras hispanos y afroamericanos trans (Ladies and Gentlemen)¡±. En el v¨ªdeo que ofrece la web del museo, destacan detalles personales y documentos de la ¨¦poca en que la familia Warhola llega a Nueva York procedente de un peque?o pueblo monta?oso de la actual Eslovaquia; sus dibujos de los 50, cuando todav¨ªa no era una celebridad, fotograf¨ªas y espect¨¢culos psicod¨¦licos creados en la Factory, como el precursor Exploding Plastic Inevitable (1967).
Warhol guardaba y registraba todo. Cada ma?ana escrib¨ªa y grababa lo que hab¨ªa vivido la jornada anterior, sus sesiones de trabajo con su troupe o cuando retrataba a tycoons (peces gordos) y celebrities. La m¨¢quina nunca se deten¨ªa; ese fue el lema de su f¨¢brica: ¡°Making money is art, working is art, and good business is the best art¡± ("Ganar dinero es arte, trabajar es arte, y el buen negocio es el mejor arte"). El historiador John Richardson le defini¨® como una ¡°recording machine¡±. Lo que la era anal¨®gica nos dio que la digital no nos lo quite.
Primer vistazo: Selecci¨®n de obras de la exposici¨®n Andy Warhol, en la Tate Modern (Londres).
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