?Y si el libertador tiene la culpa?
En el ensayo 'Malditos libertadores', el profesor y diplom¨¢tico sandinista Augusto Zamora sostiene que los l¨ªderes revolucionarios construyeron los nuevos Estados ¡°sobre el racismo y la exclusi¨®n¡± y sustituyeron la injerencia espa?ola por la brit¨¢nica y la estadounidense
Las ¨¦lites latinoamericanas llevan m¨¢s de dos siglos culpando al imperio espa?ol de los males que aquejan a sus pa¨ªses, pero, ?y si la culpa hubiera que buscarla en los propios procesos de independencia de estas rep¨²blicas? ?Y si hubieran sido los propios libertadores los que hipotecaron desde el principio la libertad de las j¨®venes naciones al establecer alianzas funestas con otras potencias para librarse de Espa?a? Esta es la tesis de Augusto Zamora, ex embajador de Nicaragua en Espa?a y antiguo profesor de Derecho Pol¨ªtico en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, que no duda en denunciar uno de los mitos esenciales de la historiograf¨ªa regional, para poner el dedo acusador en quienes dieron vida a los nuevos Estados. En su libro?Malditos libertadores, un ensayo hist¨®rico basado en abundante bibliograf¨ªa, se?ala que la independencia de Espa?a y de Portugal ¡°termin¨® en fraude pues solo signific¨® cambiar el tipo de dominaci¨®n y de amo. El blando imperialismo ib¨¦rico fue sustituido, casi sin transici¨®n, por uno m¨¢s taimado, cruel y rapaz, como fue el imperialismo informal de Gran Breta?a¡±.
Los problemas arrancan del principio, porque lo que se inici¨® en 1810 en Buenos Aires, Bogot¨¢ y M¨¦xico no fue un movimiento independentista vertebrado sobre el malestar popular contra la Corona, sino mera expresi¨®n de la codicia de las oligarqu¨ªas criollas que se alzaron con el poder aprovechando un momento de extrema debilidad de Espa?a, invadida por las tropas de Napole¨®n. En v¨ªsperas de la ruptura, los virreinatos gozaban de una cierta prosperidad gracias al comercio interior y al sistema de compensaci¨®n econ¨®mica ¨Calgo parecido a unos fondos de cohesi¨®n europeos¨C que funcionaba entre zonas ricas y pobres. La independencia lleg¨® cuando hab¨ªa cuajado ya entre los habitantes de aquellas provincias un fuerte sentimiento de identidad com¨²n. Y su coste fue elevado. Los propios libertadores, ¡°construyeron las instituciones de los nuevos Estados sobre el racismo y la exclusi¨®n¡±, dice el autor. Y permitieron desde esa temprana ¨¦poca que la injerencia extranjera ¨Cprimero los brit¨¢nicos, luego Estados Unidos¨C se convirtiera en una constante en la vida de Iberoam¨¦rica.
Adem¨¢s de Espa?a y los espa?oles, con la independencia (¡°llamarlo movimiento revolucionario es una de las mayores falacias construidas sobre la historia latinoamericana¡±, se?ala el autor) sali¨® perjudicada la poblaci¨®n local. Los ind¨ªgenas de Am¨¦rica Latina, que tras las primeras d¨¦cadas de esclavitud y abusos hab¨ªan logrado algunos derechos fundamentales gracias a las Leyes de Indias los perdieron de inmediato. En muchos pa¨ªses fueron exterminados, o diezmados, y sus tierras confiscadas. A este respecto, Zamora se?ala que todav¨ªa hoy, ind¨ªgenas de Nicaragua y Chile esgrimen las Leyes de Indias para reclamar sus derechos frente a las rep¨²blicas. Aunque el autor, sandinista convencido, cita como excepciones a la regla general de mal gobierno a los reg¨ªmenes de izquierda que ha habido en la regi¨®n, reconoce que tambi¨¦n estos han optado por endosarles a "los espa?oles" la culpa de todas las lacras de Hispanoam¨¦rica.
Zamora no est¨¢ a favor del colonialismo, ni en contra de la independencia, lo que lamenta es que aquel proceso sirviera ¡°para destruir y no para construir¡±, dando paso a una abrumadora cantidad de guerras fratricidas. Aunque el libro se pierde un poco en ejemplos heterog¨¦neos para demostrar errores en el desarrollo de Latinoam¨¦rica, aporta un interesante an¨¢lisis de la historia de una regi¨®n en la que ha pesado demasiado el victimismo interesado de las ¨¦lites y ha faltado no poca autocr¨ªtica.
Malditos libertadores. Historia del subdesarrollo latinoamericano. Augusto Zamora. Siglo XXI. 320 p¨¢ginas. 22 euros.
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