Corridas a puerta cerrada, la soledad del matadero o la lidia en la plaza
La limitaci¨®n de nueve metros cuadrados por persona impide la celebraci¨®n de festejos
La encendida pol¨¦mica sobre la conveniencia o no de las corridas a puerta cerrada, surgida a ra¨ªz de que este peri¨®dico publicara hace unos d¨ªas la intenci¨®n de Movistar TV de celebrarlas en oto?o, ha subido de intensidad cuando se ha conocido el plan del Gobierno sobre la llamada desescalada. A partir del 8 de junio se podr¨¢n celebrar festejos taurinos, pero con un aforo limitado de modo que se garantice una persona por cada nueve metros cuadrados.
Esta es la condici¨®n m¨¢s dura y exigente que Sanidad impone a un espect¨¢culo p¨²blico, y, a todas luces, impide la normal celebraci¨®n de festejos por imposibilidad econ¨®mica de mantenerlos. Parece que esta medida supone de hecho que las plazas solo se podr¨ªan ocupar en un 10 por ciento de su capacidad, con lo que Las Ventas, por ejemplo, solo podr¨ªan albergar a unos 2.000 espectadores.
Claro que esta es la norma para la tercera fase de la desescalada, y como ha apuntado la Fundaci¨®n del Toro de Lidia, ¡°queda pendiente por conocer cu¨¢l ser¨¢ la situaci¨®n definitiva para la tauromaquia una vez terminadas todas las fases de transici¨®n¡±. ¡°Queda mucho por concretar¡±, a?ade, ¡°y ver c¨®mo se puede lograr que sean viables econ¨®micamente con la reducci¨®n del aforo¡±.
Sea como fuere, parece claro que este a?o no habr¨¢ corridas normales y las que se celebren estar¨¢n supeditadas a f¨¦rreas condiciones de limitaci¨®n de aforo (la primera condici¨®n de Sanidad da una idea de las que vendr¨¢n despu¨¦s) que pondr¨¢n en serio peligro su viabilidad.
Los ganaderos de toros bravos no cr¨ªan carne, sino comportamientos
Llegados a este punto, la pol¨¦mica sigue vigente: ?tiene sentido celebrar una corrida sin p¨²blico o con 500 personas en los tendidos, o es preferible enviar los toros al matadero y esperar tiempos mejores?
En pura teor¨ªa, un festejo a puerta cerrada, y con televisi¨®n, no tiene raz¨®n de ser. Afirma Victorino Mart¨ªn que ¡°el toreo es un tri¨¢ngulo m¨¢gico entre toro, torero y p¨²blico¡±, y esas palabras no tienen vuelta de hoja.
Los tendidos no son solo el sost¨¦n econ¨®mico de la fiesta; la afici¨®n y, en su defecto, el p¨²blico son el combustible del espect¨¢culo.
Una plaza llena es algo m¨¢s que un gran jurado con la mente despierta y el coraz¨®n dispuesto para la emoci¨®n, el debate, la desilusi¨®n, la pasi¨®n¡
Una plaza llena es el fluido que da sentido al espect¨¢culo, el aliento que empuja al torero hacia la consecuci¨®n del sue?o, el ¨¢nimo para el ganadero que resiste en el callej¨®n, el gozo o el sufrimiento ante un espect¨¢culo tan sorprendente y ef¨ªmero como bello y explosivo cuando toro y torero dibujan una composici¨®n misteriosa indefinible e inexplicable.
En conclusi¨®n, una corrida con los asientos vac¨ªos no tiene ning¨²n sentido.
Por eso, cuando se supo que Movistar TV hab¨ªa propuesto a ANOET -la asociaci¨®n de grandes empresarios taurinos- y a la Fundaci¨®n del Toro de Lidia la celebraci¨®n de festejos a puerta cerrada y con televisi¨®n hubo muchas voces que clamaron contra lo que consideran una herej¨ªa, un insulto, una locura, un aut¨¦ntico disparate.
Incluso, hubo quien acus¨® a Movistar de no tener otro objetivo que hacer caja y frenar la huida de abonados, como si tal empe?o fuera pecado en una empresa privada; la ¨²nica, por cierto, que cuenta con un canal espec¨ªfico para los toros. Hace bien Movistar, claro que s¨ª, en buscar soluciones a su ¡®crisis¡¯ taurina, que no es leve.
Un toro bravo no puede, no debe, morir en un matadero
Pero no acaba aqu¨ª el asunto. Algo habr¨ªa que decir tambi¨¦n del toro, el protagonista principal de esta historia. Y habr¨ªa que escuchar a los ganaderos, sus criadores, sufridores y responsables de un comportamiento animal que permite la existencia de la tauromaquia.
Porque la ¨²nica y cierta conclusi¨®n de toda la argumentaci¨®n anterior es que si no se organizan corridas sin p¨²blico, y permanece la prohibici¨®n de concentraciones masivas de personas durante todo el a?o, la ¨²nica soluci¨®n viable para muchas ganader¨ªas es el matadero.
Pero los ganaderos de toros bravos no cr¨ªan carne, sino conductas. Son autodidactas de la gen¨¦tica; rastreadores de bravura, nobleza, casta, raza, movilidad, fiereza¡
?Es razonable, aceptable y de sentido com¨²n que un toro bravo acabe en el matadero?
¡°Montar un toro en un cami¨®n para llevarlo al matadero es desolador¡±, ha dicho Carlos N¨²?ez, presidente de la Uni¨®n de Criadores de Toros de Lidia (UCTL).
¡°El toro bravo ha nacido para morir luchando en la plaza¡±, apunta Victorino.
Santiago Domecq comentaba en su cuenta de Twiter lo siguiente: ¡°La cr¨ªa del toro bravo pierde toda su esencia cuando el toro no salta al ruedo. Nadie cr¨ªa un toro bravo por su belleza exclusivamente; eso es un aliciente m¨¢s que se une al fin por el cual se cr¨ªa: pelear por su vida en el ruedo. Para el matadero hay ganado que es m¨¢s rentable¡±.
El ganadero de La Palmosilla, Javier N¨²?ez, se un¨ªa al clamor en la misma red social y, junto a unas fotos de sus toros elegidos para La Maestranza, dec¨ªa: ¡°Ma?ana a primera hora se tendr¨ªan que embarcar estos toros para su reconocimiento y posterior lidia el domingo (d¨ªa 19 de abril) en Sevilla. Desgraciadamente, su glorioso destino puede ser la fr¨ªa y as¨¦ptica sala de un matadero industrial. ?Qu¨¦ muerte m¨¢s triste para un animal tan bello!¡±
Adem¨¢s, si no hay festejos, los ganaderos no podr¨¢n comprobar sus aciertos y errores en la selecci¨®n de vacas y sementales; el toro no pasar¨¢ el examen final en la plaza, el mejor tentadero posible, el que decide el rumbo de una ganader¨ªa.
Por si fueran necesarios m¨¢s argumentos, basta el m¨¢s triste: ya hacen cola los camiones cargados de toros bravos en la entrada de los mataderos industriales.
?Y, ahora, qu¨¦? ?Cu¨¢l es el disparate mayor? ?Una corrida a puerta cerrada o un toro bravo apuntillado en un fr¨ªo y l¨²gubre pasillo?
Un toro bravo no puede, no debe, morir en un matadero.
La fiesta de los toros sufre -como todo el pa¨ªs- una situaci¨®n desesperada y, en tal circunstancia, bienvenidas sean todas las ideas, por descabelladas que puedan parecer, para ofrecer un m¨ªnimo de dignidad al protagonista esencial de la fiesta.
Si las corridas a puerta cerrada permiten que un pu?ado de toros bravos mueran en el ruedo con la gloria debida, que se celebren; aunque pueda parecer, y quiz¨¢ lo sea, una excentricidad.
Qu¨¦ m¨¢s da si se conceden o no orejas, si el torero merece el aplauso o el silencio¡ Lo importante es otorgar dignidad al toro.
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