Los videojuegos nos hacen libres: por qu¨¦ ¡®Animal Crossing¡¯ es el fen¨®meno de la pandemia
Los juegos multijugador han experimentado un 'boom' durante el confinamiento: nos permiten estar unidos, entretenidos y hasta sedados
Jugar es algo muy serio. Durante estos dos meses de encierro preventivo, esa sustancia m¨¢s l¨ªquida que s¨®lida en la que fraguamos nuestra existencia y que llamamos tiempo ha jugado a enga?arnos. Fing¨ªa que se dilu¨ªa cuando, en realidad, lo que hac¨ªa era multiplicarse. Y ese tiempo multiplicado lo ha llenado en gran medida la tecnolog¨ªa.
Al lavado de imagen que han sufrido las grandes compa?¨ªas digitales, que nos han mantenido unidos y entretenidos (y hasta sedados) durante este periodo excepcional, hay que a?adir el empuj¨®n que ha sufrido un sector espec¨ªfico del mundo tecnol¨®gico: los videojuegos. Y m¨¢s espec¨ªficamente, los juegos online. Solo hay que remitirse al reciente estudio de AcuityAds que se?alaba un aumento del 75% en el consumo de juegos online durante la cuarentena en pa¨ªses como Espa?a, Italia, China y EE UU. El ser humano, adem¨¢s de carne y fruta, consume historias. Por eso las plataformas que ofrecen historias, como las de streaming, han experimentado un crecimiento en estos d¨ªas de tiempo el¨¢stico. Hay que reconocer que una historia puede enriquecernos. Puede, incluso, iluminarnos. Pero una historia, y m¨¢s en el mundo en que vivimos, hay que compartirla. El ¨²ltimo cap¨ªtulo de una serie es menos acontecimiento si no podemos desmenuzarlo al d¨ªa siguiente en la oficina. Eso es algo que el juego ha podido sortear sin problemas: el multijugador te permite vivir y compartir a la vez. El juego se ha desdoblado en juego y red social.
¡°Hemos vuelto a aprender a jugar¡±, dice, al otro lado del tel¨¦fono, Miguel Sicart, profesor de Game Studies en la Universidad IT de Copenhague (porque s¨ª, hay lugares en este mundo que se toman en serio el estudio del mundo interactivo, sus posibilidades y sus peligros), feliz porque este pasado fin de semana ha podido desplazarse al campo en un pa¨ªs menos confinado que Espa?a. Este empuj¨®n que ha tenido el videojuego online, se debe, seg¨²n Sicart, a que nos permite ¡°ser libres juntos cuando no podemos estar juntos¡±. La capacidad de uni¨®n a distancia y la funci¨®n de red social de los juegos ya estaban all¨ª, claro, pero la pandemia ha favorecido un acercamiento desacomplejado a un mundo mutante y en perpetua evoluci¨®n, que esconde tanto peligros como descubrimientos alucinantes en el campo del arte y la creatividad.
World of Warcraft, Counter Strike, Minecraft, Fortnite¡ jugar a esos juegos es como jugar al f¨²tbol con los amigos. Es mantener encendida la llama del ritual de la conexi¨®n. Las pr¨¢cticas sociales han sido trasladadas al mundo digital, en un proceso que era lento pero inexorable y que, de repente, ha sufrido un empuj¨®n. Adem¨¢s de los mencionados y de otros tantos, hay un nombre propio hoy en el mundo de los videojuegos: Animal Crossing: New Horizons, que acumula ya m¨¢s de 13 millones de unidades vendidas desde que sali¨® el pasado 20 de marzo. Ha roto todos los r¨¦cords de descargas digitales. En el juego, un simulador de vida en tiempo real, nos embarcamos en la aventura de desarrollar nuestra propia isla tras comprar un paquete de vacaciones a un mapache antropom¨®rfico: Tom Nook.
El juego, como juego, lo cierto es que tiene fallos. Hay que dar mil veces al mismo bot¨®n para realizar una acci¨®n, su interfaz no es la mejor ni la m¨¢s intuitiva del mundo, en ciertos apartados da pocas opciones¡ y aun as¨ª, de forma casi milagrosa y como sugiere Sicart, es el mejor juego que podr¨ªa haber salido al mercado durante una pandemia: un juego no violento, no conflictivo y que, adem¨¢s, escapa del frenes¨ª propuesto por otros videojuegos: su ritmo es deliberativo y pausado, reflexivo e incide en la importancia de sociabilizar. Con un punto de malicia, Sicart a?ade que adem¨¢s es un juego m¨¢s cr¨ªtico de lo que podr¨ªa parecer, por cuanto que es un juego, si se quiere mirar con un poco de mala baba, ¡°que mete el dedo en la llaga de la econom¨ªa de deuda. Al final la econom¨ªa del juego se basa en una hipoteca que reposa sobre otra hipoteca que reposa sobre otra hipoteca¡ sin ninguna base s¨®lida¡±. El juego de Nintendo tiene otra baza importante: combina de forma exitosa tanto el multijugador sincr¨®nico (aquel en el que los dos jugadores interact¨²an a la vez), como el asincr¨®nico (en el que no tienen por qu¨¦ interactuar al mismo tiempo. O sea: puedo levantarme, ir a mi isla, y descubrir que durante la noche alguien me hab¨ªa dejado una nota, o una pintada). Y, por ¨²ltimo, el jueg recupera los fundamentos del second life en un momento en que la vida est¨¢ congelada: nos permite, suced¨¢neamente, ir de vacaciones, viajar, pasear por las playas que quisi¨¦ramos que tocaran nuestros pies reales...
El juego recupera los fundamentos del second life en un momento en que la vida est¨¢ congelada: nos permite? pasear por las playas que quisi¨¦ramos que tocaran nuestros pies reales
Hace dos d¨ªas, la congresista dem¨®crata estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez, que recientemente hab¨ªa anunciado la compra de una Nintendo Switch y su uni¨®n a la comunidad de Animal Crossing, abri¨® durante un instante sus mensajes privados en Twitter para que sus seguidores mandaran las coordenadas de sus islas y as¨ª poder visitarlas y dejarles mensajes cordiales. La cuenta de la congresista qued¨® colapsada en pocos minutos, evidentemente. Adem¨¢s de conocer el grupo social en el que se inscriben sus posibles votantes y seguidores, Ocasio-Cortez sabe por d¨®nde van los tiros: puede ser la primera, pero no la ¨²ltima vez que veamos a un servidor p¨²blico hacer campa?a de forma tan descar(n)ada en un mundo virtual tan poli¨¦drico que permite aproximaciones tanto l¨²dicas como pol¨ªticas.
Jugar es algo muy serio, dec¨ªamos. Y en esta temporada de tiempo el¨¢stico, muchos se han topado con la inevitable realidad digital. Tambi¨¦n gente muy circunspecta se ha animado a dar sus primeros pasos en el mundo interactivo. Y eso es importante, porque lo digital no es un monstruo que desaparecer¨¢ si se deja de mirar. Muy al contrario, es una realidad en constante crecimiento, que incide en las din¨¢micas del mundo y donde se fraguan muchas de las audacias que luego asombrar¨¢n al planeta. Una realidad que conviene monitorizar, analizar y, si se da el caso, fiscalizar. Es una parte importante del mundo, aunque en el nombre videojuego est¨¦ presente la muchas veces despectiva part¨ªcula -juego. No en vano dej¨® escrito Nietzsche que la madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era ni?o. Porque los juegos (tambi¨¦n los videojuegos) nos hacen libres en un momento en el que la naturaleza nos obliga a sentirnos peque?os.
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