El irresistible encanto de la Edad Media
Las historias del rey Arturo o el Grial y el imaginario de espadas, magos y vikingos y dragones nos siguen fascinando. Varios libros, pel¨ªculas y series lo demuestran
Imag¨ªnense leyendo un informe escrito hace unos a?os por un funcionario de un ministerio. En ¨¦l se explican los entresijos de su funcionamiento, la jerarqu¨ªa entre sus altos mandos y la lucha por recursos y privilegios. Hasta ah¨ª, lo normal. Puede ser un texto tedioso o sesgado, pero ser¨ªa dif¨ªcil no atribuirle una cierta credibilidad. La cosa se complica cuando, a vuelta de p¨¢gina y con el mismo tono neutro, el prolijo funcionario se arranca a contar con todo detalle una historia de vampiros, de aparecidos o de ambas cosas. Recuperados de la sorpresa, pensaremos que hemos entrado en el terreno de la literatura, que quiz¨¢s nos ha enga?ado el tono de documento hist¨®rico, pero que se trata sin duda de pura ficci¨®n. Sin embargo, multitud de escritos medievales, muchos de ellos fuentes cruciales para los medievalistas, se movieron libremente y sin aparente contradicci¨®n entre ambos mundos. La complej¨ªsima elaboraci¨®n de los testimonios escritos que han llegado hasta nosotros, sus contextos, sus implicaciones, su transmisi¨®n y la audiencia a la que iban destinados, constituyen el mayor desaf¨ªo para afrontar el legado de los autores de la Edad Media.
El valor hist¨®rico de los textos medievales, con su hibridaci¨®n y sus m¨²ltiples lecturas, fue una cuesti¨®n destacada en los debates que, desde la ling¨¹¨ªstica posestructuralista, plantearon en las d¨¦cadas finales del siglo pasado que el objetivismo era una ilusi¨®n; la apariencia de realidad, una construcci¨®n del discurso; la restituci¨®n del pasado a trav¨¦s de los textos, una quimera, y, en definitiva, que la historia era inevitablemente una forma de literatura. En un intenso y agrio debate como fue ¨¦ste, con graves acusaciones morales entre defensores y detractores, la naturaleza opaca de los textos medievales proporcionaba un ejemplo inmejorable. Sus peculiares rasgos ¡ªya saben, el informe del funcionario con las historias de vampiros¡ª fueron munici¨®n para argumentar que la narrativa no es inocente y no es posible un acceso directo a los hechos del pasado. As¨ª y todo, es la fuerza del relato en la representaci¨®n del pasado, al margen de clasificaciones y g¨¦neros, lo que nos hace la lectura de los escritos medievales al tiempo dif¨ªcil y apasionante, otorgando un atractivo especial al repositorio de estereotipos y representaciones que han llegado a nuestros d¨ªas: el del buen caballero, el gobernante malvado, el cl¨¦rigo r¨¢cano y lujurioso, el campesino hereje y tantos otros. Y magos, bosques y encantamientos.
Reyes, caballeros, magos, bosques y sortilegios pueblan las historias paralelas de la b¨²squeda del Grial y de la prodigiosa vida del mago Merl¨ªn, que se recrear¨¢n a lo largo de los siglos gracias a la vigencia de estos arquetipos de la literatura universal en los abundantes relatos sobre la corte del rey Arturo. Dos libros recientes trazan los or¨ªgenes de algunos de estos mitos y despliegan una erudici¨®n compatible con el disfrute de la lectura de los textos originales. La historia del Grial, publicado por la editorial Atalanta, recoge conferencias dispersas entre 1940 y 1980 de Joseph Camp?bell, uno de los grandes especialistas en el ciclo art¨²rico. Para Camp?bell, quien como producto de su ¨¦poca busc¨® entroncar estos mitos en el sustrato com¨²n de la tradici¨®n indoeuropea, la obra culmen de la literatura medieval es Parzival, el gran poema ¨¦pico escrito por Wolfram von Eschenbach hacia 1210. El universo medieval que desentra?a Camp?bell a trav¨¦s de temas y personajes es un mundo conectado.
El padre de Parsifal es un caballero cristiano al servicio del califa de Bagdad; el voto de silencio de los caballeros del Grial recuerda al de la secta m¨ªstica chi¨ª de los Asesinos, los legendarios guerreros de Alamut; el modelo del amor entre Trist¨¢n e Isolda es un trasunto del de Abelardo y Elo¨ªsa en el Par¨ªs de mediados del siglo XII. La historia del Santo Grial, la copa que seg¨²n la leyenda habr¨ªa utilizado Cristo en la ?ltima Cena, no es sin embargo una historia caballeresca, sino mon¨¢stica, datada unos a?os despu¨¦s de Parzival, tras proclamar el Papa de Roma en 1215 el dogma de la presencia real del cuerpo y la sangre de Cristo en la eucarist¨ªa. La leyenda del Grial se asociar¨ªa as¨ª a la conmoci¨®n eclesi¨¢stica que provoc¨® esta nueva doctrina. Las diversas historias que emergen de las p¨¢ginas del libro evocan la b¨²squeda de ese recipiente de contenido inagotable, como inagotable parece el n¨²mero de griales en catedrales, iglesias y monasterios que llenan las arcas de sus custodios contempor¨¢neos.
Los caballeros del Grial, dice la leyenda, se despidieron del rey Arturo y se adentraron uno a uno en el bosque, alejados de caminos y sendas, dispuestos a seguir su propia aventura. El bosque es un personaje central de la Historia de Merl¨ªn, publicada por Siruela en 1988 y reeditada ahora, con pr¨®logo y excelente traducci¨®n de Carlos Alvar y ep¨ªlogo de Carlos Garc¨ªa Gual. Esta historia resume bien la compleja transmisi¨®n de los textos medievales y su naturaleza cambiante. Merl¨ªn el mago, mezcla de profeta y salvaje criado en los bosques, capaz de trasladar las piedras de Stonehenge desde Irlanda gracias a sus artes m¨¢gicas, aparece citado por primera vez hacia 1135, en la historia de los reyes de Breta?a escrita por el cronista ingl¨¦s Godofredo de Monmouth. No es, sin embargo, hasta comienzos del siglo XIII cuando Merl¨ªn se transform¨® en el profeta art¨²rico del Grial que ha perdurado en el imaginario literario e iconogr¨¢fico a trav¨¦s de los siglos, desde el falso Merl¨ªn de la segunda parte del Quijote hasta los Gandalf y Dumbledore de El se?or de los anillos y Harry Potter. El responsable de la metamorfosis fue Roberto de Boron, autor de una trilog¨ªa sobre el Grial y de una historia de Merl¨ªn en verso ¡ªde la que solo se ha conservado un fragmento¡ª cuya prosificaci¨®n en el siglo XIII se ha preservado en una cincuentena de manuscritos. Una de estas versiones es la que reedita Siruela, que nos regala un relato extraordinario sobre un personaje oscuro que acaba su vida hechizado en el interior de una roca del bosque. No es de extra?ar que ¡ªcomo se?ala Carlos Garc¨ªa Gual¡ª el libro de las profec¨ªas de Merl¨ªn terminara en el ¨ªndice de libros prohibidos tras ser censurado en el Concilio de Trento.
A prop¨®sito de la Inquisici¨®n, y de cl¨¦rigos lujuriosos y campesinos herejes, la editorial Taurus reedita, con un brillante pr¨®logo de Javier Moscoso, uno de los cl¨¢sicos del medievalismo: Montaillou, aldea occitana. De 1294 a 1324, escrito por Emmanuel Le Roy Ladurie en 1975. Es una historia factual de gente com¨²n, como se subtitula su traducci¨®n al ingl¨¦s, pero tambi¨¦n otra muestra de la dificultad para acceder al sentido profundo de los textos medievales, incluso cuando se presentan como respuestas directas a las preguntas de un maniaco del detalle. As¨ª califica Le Roy Ladurie a Jacques Fournier, futuro Papa de Avi?¨®n, quien dirigi¨® a comienzos del siglo XIV el tribunal encargado de perseguir la herej¨ªa c¨¢tara en una peque?a aldea de los Pirineos franceses. En una historia de lo min¨²sculo, los 25 expedientes de Montaillou constituyen un documento excepcional que recoge las declaraciones de sus habitantes sobre sus vidas p¨²blicas y privadas, sus amistades y odios, sobre las delaciones y los rumores que circulan ¡ªalgunos difundidos mientras al cl¨¦rigo del lugar, un personaje de pel¨ªcula, malvado y codicioso, le despiojan sus amantes¡ª, reconstruyendo as¨ª la vida cotidiana de una aldea trufada de herej¨ªa a trav¨¦s, al menos en apariencia, de la voz de sus habitantes. Algunos de ellos muy poco complacientes con los mandamientos de la Iglesia, como aquel campesino que declaraba sobre el ayuno de Cuaresma: ¡°A m¨ª no me gustan los peces. Prefiero el h¨ªgado de macho cabr¨ªo¡±. Montaillou, como concluye su autor, es el p¨¢lpito de la vida, restituido por un texto ejemplar y represivo que constituye uno de los monumentos en lengua latina de la literatura occitana.
En la materialidad de esos objetos que contienen la escritura, de cuyo formato original muy pocas veces somos conscientes, se detiene Christopher de Hamel en Grandes manuscritos medievales, publicado por ?tico de los Libros. Y consigue transmitir la emoci¨®n de tener entre sus manos un objeto ¨²nico, con su caligraf¨ªa original, sus tintas, su encuadernaci¨®n y sus maravillosas ilustraciones. Se trata de belleza, pero tambi¨¦n de vida social. De los 12 manuscritos que integran esta obra, algunos apenas se han movido de los estantes donde los colocaron los monjes medievales, otros han recorrido medio mundo o han vivido fant¨¢sticas aventuras, como el famos¨ªsimo Libro de Kells, robado en dos ocasiones, o el Beato Morgan, que, procedente de un monasterio leon¨¦s, acab¨® en la Pierpont Morgan Library de Nueva York. Algunos son enormes, como el Codex Amiatinus, de comienzos del siglo VIII, que pesa m¨¢s de 30 kilos; otros pueden ocultarse en unas manos peque?as, como el Libro de horas de la reina Juana de Navarra.
Todos ellos, y tambi¨¦n las historias del Grial y de Merl¨ªn o los interrogatorios a los aldeanos herejes de Montaillou, nos sumergen en un universo lejano, lleno de c¨®digos dif¨ªciles de descifrar, pero al mismo tiempo extra?amente familiar. Quiz¨¢s en eso resida la fascinaci¨®n que a¨²n produce ser un intruso y poder atisbar el pasado a trav¨¦s de la rendija que nos abren estos libros. Atr¨¦vanse a mirar.
Ana Rodr¨ªguez es investigadora en el Instituto de Historia del CSIC.
Lecturas
Grandes manuscritos medievales. Christopler de Hamel. Traducci¨®n de Claudia Casanova. ?tico de los Libros. 688 p¨¢ginas. 49,90 euros.
La historia del Grial. Joseph Campbell. Traducci¨®n de Francisco L¨®pez Mart¨ªn. Atalanta. 352 p¨¢ginas. 27 euros
Historia de Merl¨ªn. An¨®nimo. Ep¨ªlogo de Carlos Garc¨ªa Gual. Traducci¨®n de Carlos Alvar. Siruela. 460 p¨¢ginas. 24,95 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.