Nabokov tambi¨¦n quiso ser Shakespeare
Se publica por primera vez en espa?ol una obra teatral de juventud del autor de 'Lolita', in¨¦dita durante casi un siglo, con gran influencia del dramaturgo ingl¨¦s
En sus primeros a?os de juventud, cuando firmaba con el seud¨®nimo de Vlad¨ªmir Sirin y todav¨ªa se estaba probando como escritor, Vlad¨ªmir Nabokov cultivaba mucho m¨¢s la poes¨ªa y el teatro que la narrativa. No hay que olvidar que el autor de Lolita se crio en San Petersburgo en una familia aristocr¨¢tica a principios del siglo XX, una ¨¦poca de gran actividad esc¨¦nica en Rusia, con Ch¨¦jov y Stanislavski en plena ebullici¨®n. As¨ª que tras exiliarse con su familia a Berl¨ªn en 1919 huyendo de la revoluci¨®n bolchevique, lo primero que escribi¨® fueron poemas, cuentos y obras teatrales, estas ¨²ltimas muy influidas por los dramas en verso de Pushkin, que no obstante no llegaron a dejar huella en su carrera literaria.
Hasta que en 1924, con apenas 24 a?os y despu¨¦s de una breve estancia en Praga, Nabokov volvi¨® a Berl¨ªn con el manuscrito de la que a?os despu¨¦s se considerar¨ªa su primera pieza dram¨¢tica importante, Tragedia del se?or Morn, nunca representada ni publicada en vida del autor, por lo que durante mucho tiempo permaneci¨® in¨¦dita. Pero en 1997 las traductoras Serena Vitale y Ellendea Proffer la rescataron de los archivos de la Biblioteca del Congreso de EE UU y la publicaron en la revista rusa Zvezd¨¢ en su idioma original, pues en esa ¨¦poca todav¨ªa escrib¨ªa en ruso y no en ingl¨¦s, lo que dio lugar a nuevos estudios sobre aquella primera etapa de Nabokov como escritor. En ella se descubren ya muchos de los ingredientes que el autor desarrollar¨¢ despu¨¦s en sus novelas: el deseo sexual y los celos, la escurridiza felicidad, la batalla entre verdad y fantas¨ªa. La obra se traslad¨® pronto al ingl¨¦s y otros idiomas y ahora por fin la editorial La U?a Rota acaba de publicarla por primera vez en espa?ol.
La obra est¨¢ en verso como las de Pushkin, pero parad¨®jicamente ya no es deudora del gran autor ruso como lo hab¨ªan sido sus anteriores piezas sino de Shakespeare. En todos los sentidos: tanto en la m¨¦trica, pues est¨¢ compuesta en pent¨¢metro y¨¢mbico, el preferido del dramaturgo ingl¨¦s, como en el contenido, con claras referencias a sus grandes cl¨¢sicos. Baste como ejemplo el arranque de la trama: un antiguo revolucionario exiliado de un imaginario pa¨ªs reaparece en su casa para visitar a su esposa disfrazado de Otelo, con la excusa de que es un actor que viene de representar ese personaje; todav¨ªa embozado, descubre que su mujer no espera ya su regreso y que es la amante nada menos que del monarca que lo exili¨®, el rey Morn, lo que desata una tormenta de celos y locura que acaba en duelo.
A partir de ah¨ª, la trama se enreda y desenreda como en las mejores tragedias cl¨¢sicas. El rey Morn pierde el duelo y es obligado a pegarse un tiro, pero en lugar de esto, para evitarlo, decide abdicar. Pero eso desata una rebeli¨®n en el pa¨ªs (una alusi¨®n clara a la revoluci¨®n bolchevique) que empuja al monarca a recuperar su trono, lo cual consigue de manera heroica y rom¨¢ntica. La cosa no termina ah¨ª, pero no desvelaremos aqu¨ª el final: recordemos solo que esto es una tragedia y que las tragedias nunca terminan bien.
La referencia a Shakespeare es m¨¢s que evidente, pero lo interesante es c¨®mo Nabokov supo superar su devoci¨®n por la tradici¨®n literaria para situar a sus personajes en su ¨¦poca: mostrando sus pasiones en toda su grandeza como el Bardo, pero tambi¨¦n sus debilidades y hasta con iron¨ªa. La sumisa Desd¨¦mona de Shakespeare nunca le habr¨ªa replicado a su celoso marido como lo hace la protagonista de Nabokov. Dice ¨¦l: ¡°?Qu¨¦ es todo esto? Oh¡ di algo, esposa, bendici¨®n, locura, esperando estoy¡ Dime que es todo una broma, una abigarrada, una perversa mascarada en que el se?orito en frac pega a un moro pintado¡ ?Sonr¨ªe! Hasta yo me r¨ªo¡ me siento alegre¡¡±. Y replica ella: ¡°??nimo, agarra un coj¨ªn y ah¨®game, ya que amo a otro!¡ ?Ah¨®game!¡ Mas no, solo sabe llorar¡ Ya basta¡ vete¡ Estoy cansada¡¡±.
Tragedia del se?or Morn bebe as¨ª de las grandes fuentes del teatro cl¨¢sico, a la vez que las supera. ¡°Morn vuelve a abrir posibilidades shakespearianas que parec¨ªan cerradas desde hace mucho tiempo: un reino conquistado y perdido y vuelto a conquistar; un gobernante de inc¨®gnito; disfraces; la vida privada de enamorados frustrados vista sobre un fondo lleno de colorido, un fondo de confusi¨®n p¨²blica trazado con un reflejo de fantas¨ªa y un escalofr¨ªo de horrible realidad. Pero a la vez, critica y perfecciona los recursos de Shakespeare y de otros dramaturgos tr¨¢gicos. Nabokov se opon¨ªa al fatalismo de la tragedia, a la inexorabilidad visible desde el principio, a la l¨®gica ineludible de la causa y el efecto¡±, explica en el pr¨®logo de La U?a Rota el especialista Andr¨¦i A. B¨¢bikov, responsable de la edici¨®n de la obra en la editorial rusa ?zbuka (2008), sobre la que se basa la traducci¨®n espa?ola.
Una traducci¨®n que no ha sido f¨¢cil, seg¨²n reconoce su autor, Rafael Rodr¨ªguez, en su introducci¨®n a la edici¨®n. Rodr¨ªguez explica que pocas veces como esta ha tenido que ¡°negociar¡± tanto entre el deseo de fidelidad al original con el de eficacia est¨¦tica. ¡°Puesto que el pent¨¢metro y¨¢mbico es t¨ªpico de la l¨ªrica inglesa y, por tanto, ajeno a la espa?ola, he optado por el endecas¨ªlabo cl¨¢sico (acentos en sexta y d¨¦cima s¨ªlaba), verso asiduamente cultivado en nuestra lengua desde que fuera importado de Italia en el Siglo de Oro. En contra de lo que pudiera parecer, esta opci¨®n ha resultado adecuada para a una lectura natural y fluida de la obra (a despecho del virtuoso barroquismo de la escritura nabokoviana). M¨¢s a¨²n, a pesar de las limitaciones evidentes de toda versificaci¨®n, el resultado final no es demasiado infiel al original¡±, escribe. Admite incluso que en una ocasi¨®n tuvo que traducir al propio Shakespeare (un breve fragmento de Otelo) para poder respetar el endecas¨ªlabo.
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