Rara paloma atl¨¢ntica
El poeta, editor y pintor canario Manuel Padorno capt¨® en este libro el resplandor de lo que s¨®lo existe cuando lo describes por dentro
De los escritores (?de los individuos!) canarios del siglo XX, Manuel Padorno (Tenerife, 1933-Madrid, 2002) es un ave, una paloma acaso, cuya extraordinaria rareza ¨¦l cultiv¨® ejerciendo artes muy variadas. Entre esas artes en las que se distingui¨® su car¨¢cter est¨¢ la de haber sido, durante a?os, un poeta en silencio mientras publicaba, en editoriales que tambi¨¦n llevaban el sello de su mujer, Josefina Betancor, a colegas que fueron contempor¨¢neos suyos o a¨²n m¨¢s j¨®venes. Lo hac¨ªa con generosa prodigalidad, como si estuviera a la vez siendo en secreto ¨¦l mismo y uno diferente que, de noche cerrada, hac¨ªa una labor que adrede hac¨ªa desconocer al otro que, por supuesto, era ¨¦l mismo. Hasta para ejercer sus labores de muy exigente editor, Padorno hall¨® un seud¨®nimo bien indicativo, el de Mateo Alem¨¢n.
?l ya era conocido como poeta, no llev¨® su silencio a la obsesi¨®n, pero mantuvo tan cerrados entre s¨ª el mundo del editor y su universo de poeta que hubo de morir para que se supiera que hab¨ªa dejado resmas y resmas en las que verti¨® una enciclopedia general, po¨¦tica, de su car¨¢cter que divid¨ªa la noche y el d¨ªa como si limpiara el aire de las olas. Poco a poco, su mujer y sus hijas han ido dando a la estampa (en Canarias y en la Pen¨ªnsula, gracias a la Fundaci¨®n Cajacanarias, a Tusquets y a Pre-Textos, sobre todo) tomos de toda su poes¨ªa, y ahora ellas mismas se hallan afanadas con una parte m¨¢s del legado, que constituir¨¢ un tercer tomo, y es visible que ese no ser¨¢ el ¨²ltimo¡
?l dej¨® Canarias a mediados del siglo XX para hacer un viaje con paisanos como Manolo Millares o Mart¨ªn Chirino. Las variables est¨¦ticas que ambos afrontaron, dentro del arte moderno de la ¨¦poca, tambi¨¦n tuvieron que ver no s¨®lo con la poes¨ªa arriesgada de Padorno, sino con la propia identidad de los cuadros del poeta pintor, o viceversa. Mientras Millares tachaba, como si rebuscara en el pasado de los cuadros y de la propia pintura, y Chirino cultivaba el aire como algo que se puede convertir en escultura, Padorno se empe?aba, como ?Rothko, en ir en busca de lo que queda del paisaje, de lo oscuro o de lo azul o de lo rojo, hasta quedarse en la esencia misma, por decirlo as¨ª, en el hueso azul, transl¨²cido, de la realidad.
Tuvo que volver a su playa, Las Canteras, en la isla de su juventud, para concretar esa ambici¨®n de ir dejando, en la poes¨ªa y en los cuadros, lo que Lewis Carroll le reclamaba a la luz de una vela, que siguiera alumbrando una vez apagada. Este libro, exento de los tomos ya publicados o en preparaci¨®n, es un ejemplo de esa conjunci¨®n de actitudes est¨¦ticas. A finales de los ochenta, Padorno hizo ese regreso a la ra¨ªz de sus artes y afincado en una casa que parece un barco contempl¨® la materia que hallaba buscando: el resplandor de lo que s¨®lo existe cuando lo describes por dentro. Ese mar, esa tierra, que habitaba en ¨¦l en Madrid, explot¨® de lleno y en Vir Heroicus Sublimis se muestra con una exigencia emocionante. Como si, al amanecer, estuviera esperando que todo, la arena, la casa, el mar, las sombras le trajeran desde la lejan¨ªa la exigencia de hallarlo a la vez so?ando y escribiendo. El vaso de luz, efigie de agua. Todas sus met¨¢foras pueden rastrearse en ese verso ¨²nico, escrito por quien ¡°se parece a s¨ª mismo, tan distinto. / Siempre se le ve¨ªa terminado a los ojos de todos, / y desnudo / fabricado cansancio rutinario¡±. Transitar por el libro, que dej¨® preparado hasta las ¨²ltimas consecuencias, es dejarse llevar por Padorno cuando estaba descalzo ante las olas que son la inspiraci¨®n y la materia de su poes¨ªa. Y de su pintura.
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Autor: Manuel Padorno.
Editorial: Fundaci¨®n Jorge Guill¨¦n, 2020.
Formato: tapa dura (128 p¨¢ginas. 10 euros).
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