Millares se retrata en 100 dibujos
El Centro Bot¨ªn re¨²ne en Santander una selecci¨®n de las obras en papel que destilan el car¨¢cter combativo del artista canario
En un momento de la vida, Manolo Millares dio rienda suelta a sus ideas como a una cometa y as¨ª consigui¨® sobrevolar su tiempo. De esta forma el impulso creativo del artista canario pudo discurrir libre por las estrecheces de la dictadura franquista, contra la que combati¨® en silencio pero sin des¨¢nimo. "No fue un guerrillero, pero nunca, nunca abandon¨® la denuncia", recuerda su hija Coro. Una colecci¨®n de 100 dibujos da cuenta de su contribuci¨®n a la exaltaci¨®n de esta disciplina y, sobre todo, pone al desnudo el car¨¢cter contestatario que traslad¨® a sus obras, su compromiso y lucha constante con el momento hist¨®rico que le toc¨® vivir. La exposici¨®n El grito silencioso. Millares sobre papel, que acoge el Centro Bot¨ªn en Santander, se adentra en el universo m¨¢s inconformista del artista (Las Palmas de Gran Canaria, 1926-Madrid, 1972).
El artista que no titulaba sus dibujos, algunos de los cuales ni siquiera firmaba ni databa, dej¨® una producci¨®n ingente en papel que se trunc¨® tempranamente, a los 46 a?os de edad. La selecci¨®n expositiva ha exigido una laboriosa b¨²squeda entre bocetos y estudios "olvidados" que conservan la viuda e hijas de Millares. La muestra contiene 82 piezas que pertenecen a la familia, unos 15 han sido cedidos por coleccionistas privados y el resto son propiedad de entidades como el Reina Sof¨ªa, el Centro Atl¨¢ntico de Arte Moderno, el Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, Cajacanarias o la Fundaci¨®n Juan March. De la colecci¨®n familiar, aproximadamente la mitad no hab¨ªan sido expuestas hasta hoy. Se estrenan en Santander.
El grito silencioso, abierta del 8 de junio al 15 de septiembre, repasa en exclusiva su faceta como dibujante y recorre cronol¨®gicamente las distintas etapas de su vida, poniendo un empe?o especial en la parte final de su vida, "la m¨¢s po¨¦tica, brillante, viva y luminosa" del autor, describe Mar¨ªa Jos¨¦ Salazar, comisaria y asesora en artes pl¨¢sticas de la Fundaci¨®n Bot¨ªn, quien hace hincapi¨¦ en Millares como "referente ¨¦tico" y "persona ¨ªntegra y muy culta"..
El Millares aprendiz, que dibujaba de ni?o y adolescente cuando viv¨ªa "aislado" en el archipi¨¦lago, se toma en serio su profesi¨®n cuando, fruto de una b¨²squeda incesante por las corrientes art¨ªsticas de la ¨¦poca, le lleva a interesarse por Mir¨®, Dal¨ª o Torres Garc¨ªa y traza sus primeros dibujos de corte "muy acad¨¦mico y naturalista", dice la comisaria Salazar. Son de entonces los autorretratos, los trabajos de trazo suelto y figurativo. Tambi¨¦n la serie Manos, hechas con bol¨ªgrafo azul, y a las que su hija mayor, Eva, residente en Australia, dedica un elogioso recuerdo: "Cuando evoco la imagen de mi padre, lo primero que me viene a la cabeza son sus manos... Esas manos aprendieron su baile sobre el papel, mucho antes de que nacieran dentro de mi padre otros Millares".
En una acuarela con salpicaduras de tinta china del a?o 1953, Millares incrust¨® en sus dibujos la poes¨ªa, otra de sus grandes pasiones: "Hoy empujo yo libremente el propio carro de mis ideas hacia donde la cometa de mis sue?os se remonta brillante en el espacio", escribi¨® en una pieza con gui?os a Dal¨ª.
El artista canario, polifac¨¦tico, de quien se distinguen sus trabajos con arpilleras y sacos rasgados, alcanza su "madurez art¨ªstica" en 1955, cuando decide trasladarse a Madrid, ya emparejado dos a?os antes con Elvireta Escobio. De esta etapa se muestran 12 trabajos, donde "abandona la apariencia y la figuraci¨®n para adentrarse en la abstracci¨®n", explica Salazar. Sus pinturas sobre papel alcanzan plenitud mediante trazos en los que "predomina el gesto y el negro es el color dominante", comenta la comisaria. Son los a?os en los que se integra en el movimiento El Paso y perfila su car¨¢cter combativo.
Millares llega a la plenitud art¨ªstica en 1964, donde arranca una etapa "plena y de total madurez" en la que acent¨²a su "rebeld¨ªa y protesta" contra el r¨¦gimen. "Eso se manifiesta en la potencia y la fuerza del trazo", sostiene Salazar, "adem¨¢s de la agresividad del color en toda su producci¨®n". 31 dibujos forman esta tercera escala del recorrido expositivo y vital del autor. En esos a?os crea Mutilados de paz o Artefactos para la paz, con el negro muy presente, fruto tambi¨¦n de su admiraci¨®n por Francisco de Goya. El luto tambi¨¦n preside algunas obras como reflejo de la depresi¨®n que le caus¨® la muerte de su padre.
Los 33 dibujos de la etapa final (1969-1971) son una explosi¨®n de luminosidad. Millares, que esos a?os comenz¨® a vestir siempre de blanco, da un giro expresivo a sus trabajos para hacerlos m¨¢s po¨¦ticos y en¨¦rgicos. La tinta china sobre fondo blanco, con animales descompuestos, formas amorfas, distorsionadas, sugerentes. Tambi¨¦n se inspira en la arqueolog¨ªa canaria. Y en los poemas, dos de Manuel Padorno escritos de forma transversal y sobre los que dibuja figuras barrocas. Un a?o antes de su fallecimiento a causa de un tumor cerebral es cuando crea la serie Mussolini (1971), en la que plasma de forma desgarradora el final de este personaje, colgado tras su ejecuci¨®n en la plaza del Duomo de Mil¨¢n junto a su amante, Clara Petacci.
Hay una frase del autor, de 1959 y que resume el esp¨ªritu que ilumin¨® su quehacer art¨ªstico: "El arte no debe serlo porque agrade (que no andamos en tiempos de buenas digestiones ni de re¨ªr por tonter¨ªas), sino m¨¢s bien porque duela rabiosamente. Nada de explicaciones o entendimientos. El arte no puede ser el c¨®modo asiento de lo intangible, sino el camastro pavoroso de los pinchos donde nos acostamos todos para echarle un saludo intemporal a la guardadora muerte".
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