Rompedoras (III): Mavis Staples, la voz colosal de las esencias del sur norteamericano
Pionera del g¨®spel y aclamada como una eminencia en la recta final de su carrera, la cantante forma parte de esta serie de verano que reivindica a grandes pioneras a¨²n vivas de la m¨²sica popular
Muchos tuvieron que revisar las hemerotecas para saber qui¨¦n era esa mujer con una voz tan colosal. La mayor¨ªa no sab¨ªa de d¨®nde hab¨ªa salido ese nombre, otros pensaban que estaba muerta y muy pocos estaban al tanto de su actividad, aunque no hubiesen dado ni un d¨®lar por que pudiese conservar tanta fuerza cuando en 2007 se destap¨® con We¡¯ll Never Turn Back, un disco que aunaba los sonidos ra¨ªces del sur estadounidense con una determinaci¨®n y criterio aplastantes. Mavis Staples hab¨ªa regresado con la solemnidad de los resucitados.
Ya se sabe, es la historia de redenci¨®n que siempre vende. Adem¨¢s, detr¨¢s estaba un primer espada admirado por cr¨ªticos-musicales-espabilados y mel¨®manos de primera categor¨ªa como Ry Cooder, que a?os atr¨¢s hab¨ªa dado buena cuenta de su buen olfato al abanderar el desenterramiento mundial del son cubano de Buena Vista Social Club. Todo encajaba para la operaci¨®n rescate. La prensa cay¨® rendida a los pies de Mavis Straples y fueron recurrentes los titulares relacionados con la resurrecci¨®n, aunque ella no hubiese dejado de tocar y grabar durante a?os. Daba igual: Staples, la m¨¢s joven de las hijas del legendario grupo de g¨®spel The Staple Singers, hab¨ªa vuelto para quedarse.
We¡¯ll Never Turn Back fue el primero de una serie de ¨¢lbumes que hasta d¨ªa de hoy han demostrado la gran versatilidad de una cantante de una voz esplendorosa. Y, sobre todo, fue el paso que permiti¨® que a Mavis se la empezase a conocer por su trabajo y por su m¨²sica en la manoseada industria musical del pop-rock. Hasta entonces, m¨¢s all¨¢ de aquellos textos que la relacionaban con su familia musical -algo que era comprensible y que ella reivindicaba-, no resultaba dif¨ªcil encontrar art¨ªculos que hablaban de Mavis como ¡°la cantante de g¨®spel de la que se enamor¨® Bob Dylan¡±, quien quiso casarse con ella.
Mavis Staples hab¨ªa sido una pionera. The Staple Singers fueron una piedra angular del g¨®spel. Una banda familiar, formada por el patriarca Roebuck Pops Staples y sus tres hijas, que desde los cincuenta se convirti¨® en un referente del gran circuito del g¨¦nero en todo el pa¨ªs, pero que adem¨¢s supo acercarse al p¨²blico universitario. Eso hizo que blancos listos e interesados en la m¨²sica de ra¨ªz folk como Bob Dylan, Pete Seeger y dem¨¢s avanzadillas llegasen a su m¨²sica. Aquellos blanquitos aprendieron de la pasi¨®n del g¨®spel para sus tonadas folkies.
Durante los d¨ªas de esclavismo, la iglesia, m¨¢s all¨¢ de creencias y supersticiones, fue un refugio para la comunidad negra, donde las canciones liberaban y apelaban al coraz¨®n. Ese esp¨ªritu de lugar inviolable frente a los desajustes segu¨ªa vigente en la segunda mitad del siglo XX en la Norteam¨¦rica segregacionista contra la que se rebelaron Rosa Parks, al no ceder su asiento, y el propio Luther King. The Staple Singers fueron un importante veh¨ªculo para canalizar el orgullo negro a trav¨¦s del g¨®spel y la voz de Mavis, siempre intensa y bella, el mejor colof¨®n para elevarlo por encima de los prejuicios.
Durante muchos a?os al patriarca de los Staples le ofrecieron mucho dinero para que Mavis volara sola, pero ella siempre quiso seguir con la familia. Una andadura que lleg¨® hasta los a?os ochenta, aunque conviene se?alar que la cantante prob¨® en solitario en 1970 en el soul con el notable Only for the Lonely en Stax Records, en el cine con la banda sonora de A Piece of the Actione e incluso bajo el paraguas de Prince, haciendo sus pinitos en los ochenta en la m¨²sica funk disco. Fueron siempre tentativas sin romper el cascar¨®n familiar.
Cuando ya se encontraba entablada en un circuito tan cerrado como el del g¨®spel, y haciendo homenajes a Mahalia Jackson, madrina del g¨¦nero, Mavis supo deshacerse de sus ataduras con la m¨²sica eclesi¨¢stica. No es un logro f¨¢cil en una mujer que ya hab¨ªa dejado atr¨¢s sus a?os de juventud, y m¨¢s cuando EE UU es un pa¨ªs que tiende a levantar muros altos ante estilos tan cerrados. La peque?a de los Staples se volvi¨® a presentar al mundo con un aura de sabidur¨ªa envidiable. Primero fue su sociedad con Ry Cooder, pero despu¨¦s salieron otras sobresalientes alianzas en forma de disco con Jeff Tweedy de Wilco (You Are Not Alone) y M. Ward (Livin' on a High Note). En ellos atravesaba el g¨®spel, el rhythm and blues, el soul y el folk como si su vozarr¨®n de resonancias ancestrales documentase la existencia en unos pergaminos sagrados.
Ahora, a sus 81 a?os, es aclamada como eminencia recibiendo homenajes mientras sigue deleitando con discos. Es muy dif¨ªcil dar tanto con tan poco. Sin piruetas est¨¦ticas ni pirotecnia enga?osa, Mavis Staples ha concentrado las esencias de la m¨²sica de ra¨ªces norteamericana con calidad y elegancia en la recta final de su carrera. Es la pureza de su m¨²sica lo que conmueve, impulsada por la magnitud de una voz ardiente y pantanosa a la vez. Cuando se revuelve en s¨ª misma, sumida en un ¨¦xtasis sonoro que nace del cruce de caminos del g¨®spel y el R&B m¨¢s genuinos, y gesticula sin parar con su poderosa garganta al mando, pasando del agudo al grave con pasmosa facilidad, pellizcando el alma con sus alaridos plet¨®ricos, cuando sucede eso, simplemente, la vida durante ese instante se hace colosal.
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