Al doblar la esquina
En el voluntario descenso a los infiernos del protagonista de la ¨²ltima novela de Rosa Montero hay una luminosa radiograf¨ªa del alma humana que inyecta ganas de vivir
No suele defraudar la nueva novela de alguien que, como Rosa Montero, cuenta en su haber con una larga y vers¨¢til trayectoria narrativa, a la que se suma la atenta y l¨²cida lectura de la realidad cuando, en su tarea period¨ªstica, ejerce de cronista y testimonio cr¨ªtico del presente. Desde los imborrables t¨ªtulos primeros ¡ªCr¨®nica del desamor (1979), La funci¨®n Delta (1981), Te tratar¨¦ como a una reina (1983), Amado amo (1988)¡ª hasta otros quiz¨¢ menos recordados como Temblor (1990) ¡ªuna novela de formaci¨®n at¨ªpica, por su ins¨®lita fantas¨ªa, donde la adolescente Agua Fr¨ªa atraviesa sucesivos c¨ªrculos que equivalen a un viaje al fondo de la condici¨®n humana, hasta alcanzar el conocimiento que proporciona la experiencia del dolor y el sacrificio o la pugna entre azar y necesidad¡ª o Historia del Rey Transparente (2005) ¡ªambientada en el feroz siglo XII, cuando la joven campesina Leola afronta su destino y a tal fin emprende una serie de aventuras que convierten su peripecia existencial en una historia ¨¦pico-fant¨¢stica¡ª, hasta las recientes entregas tecnoc¨®smicas protagonizadas por Bruna Husky, Rosa Montero ha construido una obra que la convirti¨® en destacada voz de nuestro panorama literario y le vali¨® el Premio Nacional de las Letras Espa?olas (2017).
Esta nueva novela, La buena suerte, comparte con La carne (2016) ciertos rasgos de estructura o t¨¦cnica compositiva, y en ambas obras el conflicto de los protagonistas, su drama personal, brota de una misma ra¨ªz. Si en La carne, Soledad preparaba una exposici¨®n sobre los escritores malditos ¡ª?que la llevaba a indagar en la vida de Burroughs, P. K. Dick, Maupassant o Josefina Azn¨¢rez¡ª, buscando en ellos los trazos que les llevaron a excluirse de su tiempo y de su entorno, y aun de su lengua y de su cultura porque no soportaban la vida ni tampoco a s¨ª mismos, en La buena suerte encontramos a un nuevo Wakefield: el enigm¨¢tico personaje del cuento de Nathaniel Hawthorne que tanto sedujo a muchos escritores, un hombre pausado que un d¨ªa se marcha de casa diciendo a su esposa que debe ausentarse un par de d¨ªas por asuntos de negocios y que ya no regresa nunca m¨¢s.
En ese punto de fuga arranca La buena suerte: cuando Pablo Hernando, en lugar de proseguir su viaje a M¨¢laga, donde se le espera para pronunciar una conferencia, se apea anticipadamente del tren y decide quedarse en un poblach¨®n manchego. Hay hechos ¡°externos¡± que explican este impulso. Como pertenecen a la intriga, ni siquiera los mencionar¨¦. S¨®lo apunto que esos sucesos van tejiendo una historia detectivesca de persecuci¨®n y b¨²squeda, que imprime a la novela la tensi¨®n necesaria para compensar sus remansos: todas aquellas indagaciones ¨ªntimas que explican por qu¨¦ este ¡°arquitecto de la intensidad¡± ¡ªun hombre de 50 a?os en la plenitud de su carrera, reclamado en medio mundo por su estilo racional y a la vez vanguardista, exigente y exquisito, original, capaz de convertir la imperfecci¨®n en un componente de la belleza por el desasosiego de la atracci¨®n que provoca lo inesperado¡ª se esconde y refugia en un pueblo horrible y deprimente, Pozonegro, compra un piso suburbial que niega sus premisas est¨¦ticas y arquitect¨®nicas, convive con la fealdad y la degradaci¨®n f¨ªsica hasta casi llegar a parecer un pordiosero, se entrega al desorden e incluso se emplea como reponedor en un hipermercado: paradoja o decisi¨®n que sin embargo constituye un primer movimiento que le servir¨¢ de palanca liberadora, pues le obliga a salir de su c¨¢psula y de su problema personal para mirar y vivir en un mundo muy distinto del suyo.
El parentesco entre La carne y La buena suerte radica en esta crisis personal de dos personajes de ¨¦xito, crisis que les obliga a revisar su pasado, y especialmente las relaciones paternofiliales, que en esta ¨²ltima novela se ilustran o refuerzan con una serie de historias de horrores familiares extra¨ªdas de la realidad. Y esta crisis tambi¨¦n les obliga a contrastar su situaci¨®n con la de otras criaturas mucho m¨¢s sencillas, sin grandes pretensiones ni ambiciones, que encaran la vida de frente y luchan a brazo partido contra todo lo adverso, como la joven rumana Raluca ¡ªuna criatura espl¨¦ndida, ingenua y sentimental, y en la que alienta una enso?aci¨®n de estirpe quijotesca¡ª o el anciano Felipe. Podr¨ªa resultar sospechoso por la favorable decantaci¨®n hacia ellos que muestra el narrador, pero no podemos dudar de Raluca ni de Felipe porque no son personajes sublimados ni artificiosos, ya que no hay manique¨ªsmo en la novela, pues en Pozonegro y entre los de su clase tambi¨¦n florece la maldad y la perversidad, encarnadas en Benito ¡ªel joven rencoroso que se mueve en ambientes lumpen¡ª y Ana Bel¨¦n ¡ªla madre que maltrata a su peque?a hija¡ª, o en el acoso y la violencia que se ejerce en torno a ¡°la chica rara¡±. Adem¨¢s, cualquier duda se disipa cuando los o¨ªmos hablar, de s¨ª mismos o de los dem¨¢s, especialmente en los mon¨®logos, donde el acierto del lenguaje es el mejor de los retratos y de los mecanismos para esculpir la verdad y autenticidad de estas criaturas.
En esta experiencia de la extra?eza que vive Pablo Hernando y en su personal descenso a los infiernos encontramos una luminosa radiograf¨ªa del alma humana y de sus zozobras: el miedo, la angustia, la culpa, el deseo¡ Y tambi¨¦n el amor, la generosidad o la inocencia. Por eso, al final, buenas noticias. Que no nos atontan ni alienan, sino todo lo contrario: nos sacuden y nos inyectan ganas de vivir y respirar y ser nosotros mismos.
BUSCA ONLINE ¡®LA BUENA SUERTE¡¯
Autora: Rosa Montero.
Editorial: Alfaguara, 2020.
Formato: tapa blanda (325 p¨¢ginas, 19,90 euros) y e-book (9,99).
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