El Popeye oscuro y social que (a¨²n) nos perdemos
Las jornadas del tebeo de Avil¨¦s reflexionan sobre los porqu¨¦s tras las obras que no logran ser traducidas
Qu¨¦ pasa y qu¨¦ no. As¨ª de simple, y duro, es la regla que marca el cedazo cultural. Algunas obras lo pasan y llegan a nosotros, lectores, independientemente de las coordenadas geogr¨¢ficas. Otras permanecen en el olvido. A veces, tristemente, para siempre. Pero ?cu¨¢les son las razones para que unas obras mueran y otras vivan? ?Qu¨¦ marca la diferencia?
Esta pregunta sirvi¨® de tel¨®n de fondo para la charla coloquio con la que ayer las XXV Jornadas Internacionales del C¨®mic de Avil¨¦s (Asturias) abrieron el turno de conferencias de la ma?ana. En la mesa, dos veteranos de la bande dessin¨¦e francesa, Alexis Nolent Matz y Antoine Ozanan, y un brasile?o, tambi¨¦n de lustre en el mercado de la BD, Marcello Quintanilha.
La pregunta en cuesti¨®n tiene miga cultural y responde a m¨²ltiples azares. El fuego casi nos roba, en no pocas ocasiones, obras maestras, como pudo ocurrir si se hubiera respetado la voluntad de S¨¢bato o como de facto ocurri¨® con Maestro y margarita de Bulgakov, que el escritor ruso supo reescribir de memoria tras la p¨¦rdida del manuscrito original. El deterioro acaba tambi¨¦n con inmensas porciones del erario universal; la cifra escalofriante del 75% de las pel¨ªculas producidas durante la etapa muda de Hollywood (m¨¢s de 7.000 obras) sencillamente, ya no est¨¢n.
Pero hay otras razones, menos dram¨¢ticas, pero igualmente tristes que marcan la p¨¦rdida cultural de lo relevante. El vil metal, el enfoque capitalista de los grandes grupos editoriales, es, a tenor de lo o¨ªdo en las Jornadas, una de ellas. "Me da mucha pena que el criterio sea tantas veces econ¨®mico", se lamentaba Ozanan. "Creo que los editores, a la hora de apostar por un tebeo, deber¨ªan de mirar algo m¨¢s que las copias vendidas. Porque hay c¨®mics que pueden triunfar en otros pa¨ªses por razones muy diversas incluso aunque hayan fracasado en el propio". Cabe comentar c¨®mo avispadas productoras como Netflix est¨¢n siguiendo este axioma con asombrosos resultados; v¨¦ase el rescate de La casa de papel o Cobra Kai.
Se les plante¨® a este tr¨ªo que eligieran una obra propia de las que tienen descastadas en el mercado del tebeo espa?ol, parias de una producci¨®n en todos los casos marcada por un notable ¨¦xito en el tiempo. Ozanon se qued¨® con una de esas que nada m¨¢s uno la escucha despierta un enorme inter¨¦s; por algo da t¨ªtulo a esta cr¨®nica. "Me encantar¨ªa que se editara en Espa?a mi Popeye. No se trata, como ocurri¨® con Spirou, de una obra fiel al original. Me la llev¨¦ a mi terreno. Es un Popeye m¨¢s oscuro y realista, incluso tratando temas sociales", explic¨®. La obra se titula: Popeye - Un homme ¨¤ la mer (Michel Lafon, 2019), que podr¨ªamos traducir, tom¨¢ndonos ciertas libertades, como Popeye, un hombre de mar.
Quintanilha y Matz abrieron un mel¨®n, con sus elecciones, que siempre ha tenido una suerte bastante escasa tanto en las vi?etas como en las palabras: la narrativa sobre el deporte. El tebeo de Quintanilha es una excepci¨®n de la regla; tanto en Francia como en Brasil, Luzes de Niter¨®i (Veneta, 2018), un fresco de la Brasil de los 50, con el f¨²tbol y la vida del propio padre de Quintanilha como tel¨®n de fondo, ha sido un ¨¦xito. "Pienso que porque se centra en el drama humano y no en el deporte en s¨ª. Fue algo que sorprendi¨® bastante a los editores, porque no se conf¨ªa en un tebeo que trate los deportes". Matz lament¨® profundamente que este sea el caso, arguyendo que en Francia es una cuesti¨®n m¨¢s de "un cierto desprecio" hacia el deporte rey. "Pero es un escenario narrativo fascinante y una met¨¢fora de muchas cosas muy potentes. Hay mucho m¨¢s en ¨¦l que el deporte en s¨ª". El franc¨¦s lo ha explorado en el tebeo, de g¨¦nero noir, Arret de jeu (Casterman, 2018), que tampoco ha llegado, por el momento, a las estanter¨ªas espa?olas.
Para el final de la mesa, durante el turno de preguntas del p¨²blico, una bonita y apasionada reflexi¨®n de Ozanan sobre los responsables, en primer y ¨²ltimo t¨¦rmino, de que ese cedazo cultural no se pierda joyas que podr¨ªan haber sido pero ya nunca ser¨¢n. "Tanto los editores que compran, como los que venden, tienen que ver primero si les gusta ese libro. Si creen en ¨¦l, en vez de mirar cu¨¢nto han vendido. Esto es lo primero que deber¨ªa hacer el editor: creer en el libro. Tiene que defenderlo, tiene que ser el primero en creer en ¨¦l. As¨ª es como deber¨ªa funcionar."
Y cierto es que as¨ª, de tanto en tanto, funciona. Pero no siempre. Si no, ya tendr¨ªamos a nuestro Popeye, hombre de mar, surcando oc¨¦anos de vi?etas azotados por un sombr¨ªo realismo social.
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