De las palabras a las vi?etas, y tiro porque me toca
Las Jornadas del Tebeo de Avil¨¦s abordaron, en la clausura de su 25.? edici¨®n, el creciente trasvase de la literatura al tebeo
Lo del 's¨ª quiero' del tebeo y la vi?eta viene de lejos. All¨¢ por los tiempos de Bruguera, arrancando en 1967, las Joyas Literarias del Tebeo supusieron un abordaje a nada menos que 272 obras maestras de la literatura que encontraban en esta traducci¨®n un encuentro m¨¢s accesible con un p¨²blico juvenil. En Francia, que tambi¨¦n vive, como Espa?a, un resurgimiento de este tipo de tebeo ligado a la literatura, el franc¨¦s Matz arranc¨® hace unos a?os una serie dedicada a coger los cl¨¢sicos de la novela negra y traducirlos a vi?etas. Junto con David Fincher, nada menos, ¨¦l mismo se reserv¨® el honor de adaptar una de esas joyas imborrables: La dalia negra de James Ellroy.
Pero ahora, como bien reflejaron en su jornada de clausura las XXV Jornadas Internacionales del Tebeo en Avil¨¦s, el fen¨®meno est¨¢ en plena explosi¨®n. En Espa?a, pero tambi¨¦n en otras latitudes, como asever¨® el propio Matz durante la rueda de prensa del evento. Justo despu¨¦s, tres autores se subieron a una mesa redonda moderada por ?ngel de la Calle para hablar de su experiencia justo con esto, pasar del c¨®mic a las vi?etas. Jos¨¦ Pablo Garc¨ªa y sus Soldados de Salamina (Reservoir Books, 2019), Claudio Stassi y La Ciudad de los Prodigios (Planeta C¨®mic, 2020) y Rosa Codina y Rompepistas (La C¨²pula, 2019). O sea, Cercas, Mendoza y Amat llevados al tebeo.
No se trata, ni mucho menos, de una transici¨®n balad¨ª. Uno de los puntos fuertes de la charla, muy amena y sugerente, fue sin duda el an¨¢lisis t¨¦cnico de la adaptaci¨®n. Es decir, a qu¨¦ se enfrenta exactamente el orfebre del tebeo cuando se ve con la tarea de traducir lo literario a lo secuencial. Abri¨® fuego Stassi, con una divertida explicaci¨®n que har¨ªa las delicias de un G¨®mez de la Serna:
"Yo cuando adapto, marco dos puntos: los par¨¦ntesis y las jorobas. Los par¨¦ntesis los llamo a momentos como este: de pronto, en la novela de Mendoza, un personaje se saca una pistola del bolsillo y Mendoza, desde esta pistola, empieza a contarte otra historia. Eso queda muy bien en un libro, pero si yo al lector, en el momento en el momento en que dos t¨ªos se est¨¢n apuntando con una pistola, le meto de repente un inserto de la princesa Elisabeta y c¨®mo ella tuvo esa pistola, pues su reacci¨®n va a ser: ?Qu¨¦ co?o est¨¢ pasando! Yo este tipo de par¨¦ntesis decido eliminarlas, aunque las marco con un punto de interrogaci¨®n, porque puede que encuentre otra manera de introducirlo en la historia desplaz¨¢ndolo o transform¨¢ndolo. Y luego est¨¢n las jorobas. Ocurren cuando hay un personaje que es interesante dentro de la historia que, si lo quitas, en vez de tener un camello tienes un dromedario. O sea, que son iguales, o al menos animales que se parecen. Pero luego de quitarlo tienes que ver c¨®mo encajas eso que has quitado".?
Curioso fue el m¨¦todo de Jos¨¦ Pablo Garc¨ªa atacando al cercas de Salamina. "Pues trabaj¨¦ en Photoshop con el PDF de la novela. Iba cortando in situ el texto para adaptarlo al guion que necesitaba. Luego en gris pon¨ªa la descripci¨®n visual de c¨®mo iba a traducir esa escena al tebeo. Luego ya, cuando termino esta fase, empiezo el desbroce para dejar el guion en lo esencial: que pueda contarlo visualmente y qu¨¦ merezca la pena contarlo".
Codina tambi¨¦n tuvo sus desaf¨ªos con Amat. De hecho lo m¨¢s curioso de su caso es que para ella todo empez¨® como un trabajo de fin de carrera en Bellas Artes, para el que eligi¨® adaptar un cap¨ªtulo de la novela de Amat. Esas primeras p¨¢ginas no sobrevivieron en el tebeo final, pero fueron un primer zambullirse en los m¨²ltiples desaf¨ªos creativos que implica una adaptaci¨®n que quiere funcionar en otro medio. En su caso no fue con el Photoshop; el l¨¢piz de toda la vida con el que los lectores hacen el libro suyo bast¨®: "Subrayaba y separaba dos cosas: descripciones y por otro lado di¨¢logos y acci¨®n. De hecho, cuando terminaba de dise?ar un escenario basado en una descripci¨®n, un bar por ejemplo, lo tachaba. Lo mismo con los di¨¢logos y pensamientos. As¨ª que al final el libro me quedaba solo con la acci¨®n. Y ah¨ª es cuando te das cuenta de lo que puedes quitar. Por ejemplo, el protagonista en la novela tiene una hermana. Pues en el c¨®mic la mat¨¦. Bueno, no la mat¨¦, es que no tiene una hermana. No existe".
Lejos, en fin, del mero ilustrar lo que est¨¢ en blanco y negro. Una fascinante orfebrer¨ªa, en la que el papel de lector es clave, late bajo las vi?etas que una vez fueron palabras.
Babelia
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