Operaci¨®n Winnipeg
Norbert Mart¨ªnez dirige 'Winnipeg': la odisea de Neruda y Abraham Ortega rescatando a 2.000 exiliados espa?oles. Estupendo trabajo
En 1934, Pablo Neruda fue nombrado c¨®nsul de Chile en Barcelona. En 1939, ante la guerra civil espa?ola, el poeta ascendi¨® a c¨®nsul especial para la inmigraci¨®n espa?ola en Francia. En compa?¨ªa del ministro de Exteriores del Gobierno chileno, Abraham Ortega, decidieron abrir las puertas de su pa¨ªs a m¨¢s de 2.000 republicanos exiliados espa?oles que viv¨ªan en terribles condiciones en campos franceses. Era un duro viaje desde Burdeos hasta Valpara¨ªso. La operaci¨®n flet¨® el barco Winnipeg para los refugiados, que convertir¨ªan Chile en su segunda patria. Algunos los llamaron ¡°los hijos de Neruda¡±, pero para muchos, sobre todo en Espa?a, fue un episodio escasamente difundido. En 2014, la dramaturga y guionista canaria Laura Martel narr¨® la historia en Winnipeg, el barco de Neruda, una novela ilustrada por Antonia Santolaya y protagonizada por una ni?a, Laia, que pierde a su madre y ha de cruzar los Pirineos bajo la nieve con su padre, V¨ªctor, guiados por Manolo y Pepita, dos antiguos amigos de derechas, para luego esperar la entrada de los franquistas en Barcelona: singular y peligrosa aventura. Pero es solo el comienzo, un comienzo que pod¨ªa ser el fin.
Laura Mar¨ªa Gonz¨¢lez, integrante de la compa?¨ªa Les Llibert¨¤ries (completada por Laia Alberch, Mart¨ª Salvat y Edu Tudela), descubre el c¨®mic de su tocaya y le propone llevarlo a la escena. Dos a?os despu¨¦s, Norbert Mart¨ªnez se suma a un equipo de gente de teatro para dirigir Winnipeg (el cuarteto multiplica sus personajes, de diversas tipolog¨ªas) en el teatro Akad¨¨mia de Barcelona, donde se estren¨® el 23 de septiembre y permanecer¨¢ hasta el 18 de octubre. La escenograf¨ªa esencial de Anna Tantull construye im¨¢genes diminutas pero claras y po¨¦ticas: la pluma de Neruda, en lo alto de un amplio vaso de agua, evoca el Winnipeg mar adentro; un chorro de arena recrea el casi desierto de Argel¨¨s. La peque?a Laia juega, como varitas m¨¢gicas, con l¨¢pices de colores (de la abuela Laia). Al principio tem¨ª el riesgo de una historia fr¨ªa, sobrecargada de datos. Por el contrario, crece ante nosotros una multinarraci¨®n llena de emoci¨®n y vida. Alternan las escenas dolorosas, la nostalgia, y a ratos surge la alegr¨ªa y parece el barco desaforado de los hermanos Marx, pero con un humor suave. Hay una escena en la que Neruda y Delia, su esposa, intentan buscar trabajo para los exiliados, con un delicioso aire a Frank Capra.
Las canciones, que brotan con voz n¨ªtida y poderosa, ponen el coraz¨®n en un pu?o. Voces de trincheras que evocan imaginarias bombas en la lejan¨ªa; tristeza en mitad de la noche. Los cuatro muleros se transforma en la copla Puente de los Franceses; voces de una madre acunando a su ni?a (¡°du¨¦rmete, lucerito de la ma?ana¡±, Suspiros de Espa?a), o un abanico de pueblos, con ecos, tarareados, silbados: A la ciutat de Lleida, Gazte Gaztetandikan, Si me quieres escribir, Cando penso que te fuches, Negra sombra, Ay, que yo no tiro contra mis hermanos.
Igual que las canciones, bastan unas pocas frases para conmovernos, como esta desgarradora despedida: ¡°Cojo al hijo de Pilar en brazos. Intento darle calor, le canto canciones, pero la noche es demasiado fr¨ªa y no tenemos nada que comer. El ni?o llora toda la noche. Nadie atiende mis s¨²plicas: ?por favor, por favor, el ni?o tiene hambre! A la ma?ana siguiente el ni?o muere. Lo enterramos bajo la arena. Ni siquiera llegamos a ponerle nombre. A¨²n hoy, 80 a?os m¨¢s tarde, cuando ya he perdido la memoria de casi todo, me sigo acordando de ese ni?o sin nombre enterrado en la arena de la playa de Argel¨¨s¡±. Y la ni?a que naci¨® en el barco, y el capit¨¢n (interpretado por el mismo actor que encarna a Neruda) parece recitar una salmodia con su nombre: ¡°Agnes Am¨¦rica Winnipeg Alonso Bollada¡±.
Hay un intento de golpe de Estado en Chile, abortado por la intervenci¨®n del ministro Abraham Ortega. Cuando el Winnipeg llega a la costa de Valpara¨ªso, aparece a darles la bienvenida un hombre con gafas, que se presenta sonriente: ¡°Salvador Allende, ministro de Sanidad, el m¨¢s joven que ha habido en Chile¡±. Pablo Neruda decide: ¡°Que la cr¨ªtica borre toda mi poes¨ªa, si le parece. Pero este poema, que hoy recuerdo, no podr¨¢ borrarlo nadie¡±. Laia dice, como una oraci¨®n: ¡°Home lliure, recorda-ho¡± (¡°hombre libre, recu¨¦rdalo¡±).
El Winnipeg lleg¨® a Valpara¨ªso el 3 de septiembre de 1939. Uno de los int¨¦rpretes rescata el nombre de ¡°los hijos de Neruda¡±, recuperando, en palabras de Norbert Mart¨ªnez, ¡°un hecho hist¨®rico que, a diferencia de otros similares, parece haber quedado ondeando, perdido, en la fr¨¢gil memoria espa?ola¡±. Excelente trabajo: de interpretaci¨®n, de canci¨®n. De emoci¨®n. Ah¨ª hay una pel¨ªcula o una serie.
Winnipeg. Texto: Laura Martel. Direcci¨®n: Norbert Mart¨ªnez. Teatro Akad¨¨mia. Barcelona. Hasta el 18 de octubre.
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