UCD: un legado encomiable
El exministro Juan Antonio Ortega D¨ªaz-Ambrona complementa sus memorias con un libro dedicado a elogiar cr¨ªticamente la vida interna del partido de Adolfo Su¨¢rez
En los albores de la Transici¨®n pol¨ªtica, Javier Pradera, Miguel ?ngel Aguilar y Clemente Auger, entre otros, instauraron el provocativo premio del Tonto Espa?ol Contempor¨¢neo. La particularidad era que se retiraba el galard¨®n a aquel que lo aceptara, porque ese solo hecho demostraba que al fin y al cabo no era nada tonto. La an¨¦cdota me ha venido a la cabeza al leer el introito del segundo tomo de memorias de Juan Antonio Ortega D¨ªaz-Ambrona, ministro que fue de Justicia y Educaci¨®n por aquellas fechas. En la introducci¨®n recuerda c¨®mo en la Comisi¨®n de Subsecretarios, que desde 1976 ha venido estableciendo la agenda de los Consejos de Ministros, sus muy dignos integrantes decidieron crear ¡°un premio anual para el m¨¢s pelma¡± de ellos, denominado El Co?azo de Oro. Se trataba de recompensar las dotes de aquellos funcionarios dispuestos a prolongar con su verbosidad las interminables jornadas de trabajo en las que pretend¨ªan ¡°devorar toda suerte de acuerdos que en n¨²mero de millares se agolpan en sus insondables carteras¡±. El autor asegura que a punto estuvo de conseguir el galard¨®n el entonces subse de Agricultura Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, m¨¢s tarde excelente alcalde de Madrid.
Este incidente humor¨ªstico pone de relieve la iron¨ªa, no siempre sutil, que en repetidas ocasiones surge del texto de un libro dedicado a elogiar cr¨ªticamente la vida interna de UCD, el partido de Adolfo Su¨¢rez, desde su origen hasta su desaparici¨®n. Lo hace centr¨¢ndose en aspectos muy concretos de las transformaciones sociales y pol¨ªticas que desde el poder se propiciaron entre 1978 y 1982, para terminar describiendo las exequias de la formaci¨®n que encabez¨® el proceso democratizador de Espa?a tras la muerte del general Franco. La construcci¨®n jur¨ªdica del nuevo Estado; el debate en torno a las autonom¨ªas y los nacionalismos identitarios; la apelaci¨®n a la violencia, singularmente por parte de los terroristas etarras y de los GRAPO; los intentos y fracasos a la hora de buscar un consenso sobre las pol¨ªticas de educaci¨®n, tanto en la primaria y media como la universitaria, o el desarrollo de un incipiente parlamentarismo que incorpor¨® las mociones de censura y de confianza, son las cuestiones que nuclean mayormente el relato. Pero se centra casi exclusivamente en la vida interior de UCD, en describir las reacciones de los diversos y abundantes l¨ªderes secundarios del partido frente a los acontecimientos pol¨ªticos que afectaban a su propio desarrollo. Parece en ocasiones el ejercicio de una terapia individual enmarcada en la explicaci¨®n de lo que podr¨ªa haber sido un psicoan¨¢lisis colectivo del comportamiento de personajes clave para la construcci¨®n de nuestro actual edificio pol¨ªtico. Aunque obviamente las figuras de Su¨¢rez, Felipe Gonz¨¢lez, Calvo Sotelo o Carrillo merecen menci¨®n, en ocasiones extensa, los aut¨¦nticos protagonistas son, de ministros a subsecretarios m¨¢s alg¨²n bar¨®n auton¨®mico, los dirigentes de la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico que acompa?aron el proceso de creaci¨®n de la Espa?a constitucional.
Como notario mayor del reino que fue en su d¨ªa el autor, en el relato brillan la precisi¨®n en el detalle y una abundante documentaci¨®n, completadas por numerosas e interesantes notas a pie de p¨¢gina y una interminable lista final de personas, personalidades y personajillos que excitar¨¢ la pituitaria de quienes est¨¦n ¨¢vidos de saber si han de figurar en los manuales de Historia. El libro, escrito en una prosa elegante, m¨¢s que respetuoso en el tratamiento de los contrincantes de Ortega, desvela no pocos secretos dom¨¦sticos de la vida pol¨ªtica de la ¨¦poca. Aunque no estoy seguro de que las generaciones que no la vivieron, y no conocieron por ende a muchos de los citados en ¨¦l, comprendan cabalmente el significado de la narraci¨®n.
El autor era el m¨¢s dispuesto a demostrar con su comportamiento que el respeto al disidente es la base de toda democracia
Por otra parte, pese a que no se trate en realidad de una historia de la Transici¨®n, no se comprende que hechos tan cruciales como el golpe del 23-F o el caso de la colza, que termin¨® por arruinar el Gobierno de Calvo Sotelo, merezcan descripciones m¨¢s bien superficiales, marginales muchas de ellas, respecto a la naturaleza de los propios conflictos. Tampoco se explica suficientemente la dimisi¨®n del propio Su¨¢rez, cuyos verdaderos motivos el autor confiesa desconocer. Particularmente interesantes, en cambio, son las p¨¢ginas dedicadas al intento de asesinato de Gabriel Cisneros, cuya autor¨ªa imputa a Arnaldo Otegi, y al secuestro de Javier Rup¨¦rez por parte del terrorismo etarra. Aunque se mantiene el secreto respecto al precio del rescate que por este ¨²ltimo pag¨® el Gobierno, ¡°algo¡± pas¨® al respecto, nos dice. Pero no sabemos qu¨¦.
Tengo la fortuna de haber conocido desde mis a?os de universidad a Juan Antonio Ortega D¨ªaz-Ambrona, y haber gozado de amistades comunes como las del propio Rup¨¦rez, Gregorio Peces-Barba, Luis G¨¢mir, Eugenio Nasarre y tantos otros. Las vivencias que narra en esta obra, en gran medida complementaria a su anterior Memorial de transiciones, ayudar¨¢ a la nostalgia de quienes de un modo u otro pertenecemos a lo que ¨¦l llama la generaci¨®n del 78, desde mi punto de vista m¨¢s bien hijos de una d¨¦cada anterior: la de Mayo del 68. Juan Antonio, en palabras de Peces-Barba, quien me lo present¨® en su d¨ªa, era el m¨¢s inteligente de todos. Tambi¨¦n quien m¨¢s dispuesto ha estado siempre a demostrar con su comportamiento que el respeto al disidente es la base de toda democracia. Poseedor de una inmensa cultura, tanto cient¨ªfica como literaria, su relato est¨¢ repleto de generosidad, aunque no falte alg¨²n puyazo como cuando recuerda que Leopoldo Calvo-Sotelo le dijo que Mayor Zaragoza era un est¨²pido. Semejante licencia, al igual que la que inaugura esta nota, y otras que no cito, hace que el libro sea a ratos divertido, a ratos severamente cr¨ªtico, para quienes conocimos a las gentes que construyeron la Espa?a democr¨¢tica, hoy amenazada por la ignorancia de sus sucesores. ?l piensa que el legado de UCD, visto lo visto, no fue tan malo. La memoria de quienes asistimos a su inicial triunfo y a su derrota final nos dice m¨¢s: fue en muchas cosas encomiable.
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Autor: Juan Antonio Ortega D¨ªaz-Ambrona.
Editorial: Galaxia Gutenberg, 2020.
Formato: tapa dura (448 p¨¢ginas, 23,50 euros).
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