Hermosa juventud
Las nuevas exposiciones de Tanit Plana y Carles Congost ponen el foco en la cultura adolescente y la construcci¨®n de su imagen social
Pocos perfiles funcionan tan bien como los j¨®venes para anunciar los cambios de cada ¨¦poca. Son el perfecto term¨®metro social. Nadie como ellos suben la temperatura de un conflicto intergeneracional a punto de estallar a la vez que hacen de la exuberancia juvenil un principio abstracto e inconscientemente maravilloso. Dictan tendencias, cuestionan ideas, inventan libertades y encarnan esa idea de futuro propicia al colapso y a la tabula rasa. Ese tira y afloja. Ese mundo que se vive r¨¢pido en estado de suspensi¨®n permanente. El a?o cero de todo lo que est¨¢ por llegar.
Esa idea de la juventud es para muchos artistas un campo de cultivo para sacarle el revestimiento superficial a la cultura y sumergirse en las emociones primitivas m¨¢s puras. La adolescencia como esa ciudad amurallada donde el amor por la aventura eleva el entusiasmo por cualquier batalla. El carpe diem por excelencia. Una idea que ha ido cambiando con los a?os a medida que la sociedad ha ido mutando su paisaje. Hablamos del estado de ¨¢nimo que encierra lo joven y de los arquetipos asociados a la idea del ma?ana. De la fantas¨ªa desmedida y de la alegr¨ªa nihilista ante lo imposible. De los estereotipos de ese mundo m¨¢gico que pretende evitar la madurez y de la cultura de fl?neur que vive por y para la noche. De esa din¨¢mica convertida en un fin en s¨ª misma. De las flappers de los antiguos a?os veinte, que pusieron de moda la falda con flecos, el bob cut y el jazz, a Lil Miquela, la instagrammer m¨¢s famosa hoy creada por ordenador, la cultura juvenil ha dado varias vueltas al sol. Una epopeya teenager que encontramos en la calle y en la exposici¨®n.
En el Festival Adolescente para un Tiempo Futuro, celebrado a finales de septiembre, el Museo Reina Sof¨ªa hizo una c¨¢psula del tiempo que s¨®lo podr¨¢ desvelarse en 2050. De ella nada sabemos, salvo que lleva un hashtag y que yace en el jard¨ªn de las mixturas de Sabatini. Una idea de futuro que tambi¨¦n proyecta el centro cultural Conde Duque con su convocatoria Rendija, abierta a un grupo de residencia adolescente. Ponerle imagen a esa edad tan difusa es el germen de Puber, el proyecto que Tanit Plana presenta en La Virreina de la mano de Valent¨ªn Roma. Pensada para las salas que se orientan a La Rambla, el proyecto es una suerte de sinfon¨ªa de colaboraciones mediante las que esta artista explora la adolescencia y sus pr¨¢cticas socioculturales. Por un lado, m¨¢s de 70 retratos de j¨®venes que miran a la c¨¢mara desde fondos del extrarradio de Barcelona. Su serie Yayos (2001), con la que gan¨® ese a?o el Premio Descubrimientos de PHotoEspa?a, ten¨ªa el mismo cariz: gente tal y como es. Aqu¨ª, los adolescentes han elegido la canci¨®n que mejor los define, un material que suena en Spotify al teclear el t¨ªtulo de la muestra. Abre el pop y cierra el trap-elegance con mucho reguet¨®n y emoci¨®n contenida. Un universo sonoro que en la exposici¨®n llega, tambi¨¦n, a trav¨¦s de los 200 v¨ªdeos de TikTok reunidos por Estela Ortiz y los pod?casts proyectados por Oriol Rossell, experto en subculturas juveniles, con las tres canciones m¨¢s escuchadas por los participantes del proyecto. Ya sabemos que en esa edad lo que hoy adoras ma?ana lo odias, y captar eso es lo mejor del proyecto de Tanit Plana. Lo importante no es tanto lo que cuentan sus fotos, sino a d¨®nde invitan a ir, y no s¨®lo metaf¨®ricamente. Entrar en TikTok es como inclinarse sobre una madriguera de subculturas de Internet que ya componen un nuevo canon cultural dispuesto a trastocarlo todo. Reels como el nuevo s¨ªndrome de Peter Pan. Lo del Forever Young en bucle.
Carles Congost lo sintetiza a la perfecci¨®n en su nueva exposici¨®n comisariada por Tolo Ca?ellas en La Casa Encendida: ?Para qu¨¦ sirven las canciones? El t¨ªtulo viene de un cap¨ªtulo de su v¨ªdeo Supercampe¨®n (2000), en el que el mu?eco Mr. Cd¡¯s Eyes le hace esa pregunta a Gen¨ªs Segarra ¡ª componente de Astrud e Hidrogenesse¡ª y ¨¦ste se esfuerza por contestar generando otro bucle ret¨®rico. Seguramente no haya mejor definici¨®n de lo que es la juventud hoy: un artefacto sonoro casi indescifrable. El artista lleva a?os explorando las diversas posibilidades del relato adolescente basadas en la promesa de la juventud compar¨¢ndola con el rol del artista contempor¨¢neo. En la ¨²ltima producci¨®n de Congost tambi¨¦n tira de playlist. Uno de los personajes ve como el ed¨¦n antisistema construido alrededor de su relaci¨®n de pareja se cae por el efecto invasivo de una canci¨®n pegadiza. El hit como espacio p¨²blico y como conflicto. Esa tragicomedia generacional. Una mirada pop que se remonta a los noventa, cuando documentar la vida real se puso cada vez m¨¢s de moda, para bien y para mal. La belleza salvaje de Ryan McGinley: adolescentes trepando ¨¢rboles, buceando en cuevas, saltando acantilados. O Wolfgang Tillmans y su diario de subculturas LGTBI en medio de esa cultura de club donde estar a la altura de las promesas de las canciones. C¨®mo imaginar esa d¨¦cada sin la foto de Corinne Day de Kate Moss con 15 a?os tras pelearse con su novio, o sin pensar en Kids (1995), de Larry Clark, grabada a fuego para todos los que bordeaban entonces la adolescencia y que hizo estallar los arquetipos del cine de los ochenta.
Desde el ¨¦xito de Stranger Things (2016) y Glow (2017) en Netflix hasta la nueva adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de It (2017), de Stephen King, el campo cultural empuja con fuerza hacia la nostalgia ochentera. La d¨¦cada de la licra, la ri?onera y el loro port¨¢til parece arder en la mentalidad cultural. La energ¨ªa del punk, los grafitis en el metro, la angustia en los relatos de John Hughes, la liberaci¨®n sexual hoy tachada de poliamor y la crisis del sida, tan revisitada este a?o en el contexto del arte. Jack Pierson y los momentos felices de un viaje en carretera llamado The Hungry Years. Richard Corman y las polaroids de Madonna con labios rojos y ojos de gato. Nan Goldin enfocando al cigarro de su novio mientras la espera en la cama. Miguel Trillo entre modernos y siniestros en aquella movida llamada Rock-Ola.
Puber. Tanit Plana. La Virreina. Centre de la Imatge. Barcelona. Hasta el 21 de febrero de 2021.
?Para qu¨¦ sirven las canciones? Carles Congost. La Casa Encendida. Madrid. Hasta el 10 de enero de2021.
La primera movida. Miguel Trillo. PHotoEspa?a. C¨ªrculo de Bellas Artes. Madrid. Hasta el 25 de octubre.
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