Escribir para abrirle una ventana al confinamiento
Los talleres de creaci¨®n literaria en Espa?a y Latinoam¨¦rica han obtenido resultados positivos a pesar de la pandemia mundial
Un silencio de biblioteca en una llamada por Zoom. Un silencio, pero con significado, como en una partitura. Lo define Wis?awa Szymborska: ¡°Silencio¨Dpalabra que cruje en el papel/ y separa las ramas que brotan de la palabra bosque¡±, en su poema La alegr¨ªa de escribir. Los 23 asistentes al Taller de redacci¨®n en vivo de Santiago Llach muestran esa felicidad apacible, ensimismados en sus cuadernos o en sus ordenadores, mientras redactan lo que ¨¦l les ordena: Un personaje oye algo en la calle, ocurre un acto muy violento, se produce un cambio en la voz del narrador, el protagonista muestra un rasgo enfermizo. Est¨ªmulos y retos para que las caras de la pantalla frunzan m¨¢s el ce?o, se concentren m¨¢s y consigan aprender a redactar fuera de sus lugares comunes.
El escritor Santiago Llach lleva m¨¢s de dos d¨¦cadas impartiendo talleres de escritura creativa en Buenos Aires (Argentina), pero tan solo tres d¨ªas antes del Estado de alarma se compr¨® unos buenos auriculares para dar el paso a lo virtual. ¡°Le ten¨ªa desconfianza porque pensaba que lo presencial suma en el sentido de la intimidad, pero este a?o que fue muy particular ha funcionado bien, aunque son m¨¢s ejecutivos, hay menos charla previa¡±, reconoce en una llamada, precisamente por Zoom. Percibe varios cambios positivos: ha asistido gente del interior de Argentina y de otros pa¨ªses, y han sido m¨¢s regulares. ¡°Creo que inscribirse en esas fechas ha sido un gran desahogo¡±. De hecho, en marzo lanza una escuela con escritores de otros pa¨ªses de Hispanoam¨¦rica.
En Espa?a, el Taller Fuentetaja lleva m¨¢s de 35 a?os dedicado a la escritura creativa. Chema ?lvarez comenta en una llamada que buena parte del profesorado no es escritor, sino personas con formaci¨®n did¨¢ctica de escritura creativa. Es el ejemplo de una las coordinadoras m¨¢s veteranas, Gloria Fern¨¢ndez Rozas, autora tambi¨¦n del manual Escribir y reescribir, y encargada de un grupo que lleva tres a?os trabajando con ella. Antes de comenzar la sesi¨®n, cuenta que echan de menos el momento de despu¨¦s, esa familiaridad. ¡°A veces cuando acabamos nos abrimos una cerveza y nos quedamos charlando¡±, comenta en la videollamada. No obstante, le sorprendi¨® que en el confinamiento casi todos fueran constantes al escribir un diario. ?lvarez recuerda que en marzo notaron un descenso de alrededor del 15% del alumnado presencial, pero que los talleres se llenaron de historias de la crisis sanitaria y de peripecias personales que compart¨ªan.
Esa cercan¨ªa se percibe en las clases. En la primera parte hablan de uno de los libros que han le¨ªdo y en la segunda parte leen sus relatos. Se corrigen unos a otros y se escuchan con atenci¨®n. Casi todos trabajan en una novela corta, alguno en un libro de cuentos y, muchos de ellos, elaboran con ilusi¨®n una antolog¨ªa con varios compa?eros. ¡°En la contraportada ten¨¦is que defender que sois escritores y no alumnos, porque esos cuentos son dign¨ªsimos¡±, les alienta Fern¨¢ndez Rojas.
Al otro lado del mundo, en la capital de Argentina, Casa de Letras tambi¨¦n se adapta a la imposibilidad de las clases presenciales. Entre las ofertas hay un programa de tres a?os y talleres en todas las estaciones, excepto en invierno. Actualmente se desarrolla la Escuela de Verano, con una modalidad en l¨ªnea que dura tres quincenas y otra de videoconferencias de entre cuatro y 13 encuentros. Blanca Herrera, codirectora del espacio dedicado al estudio de la escritura creativa, describe en un correo la diferencia entre ambos casos: ¡±Las videoconferencias intentaron rescatar las clases que hasta febrero de 2020 eran impartidas en las aulas de nuestra sede en San Telmo. La metodolog¨ªa online, en cambio, fue dise?ada especialmente, vali¨¦ndonos de herramientas inform¨¢ticas espec¨ªficas¡±. Se?ala que sufrieron una reducci¨®n considerable, menos en la modalidad en l¨ªnea, que aument¨® porque ¡°los interesados prefirieron evitar quedar pendientes de cambios coyunturales ligados a la pandemia¡±.
Otros talleres apenas han tenido que modificar aspectos para adecuarse a la crisis de la covid-19. Jos¨¦ Rafoso, responsable de Cursiva ¨Dque pertenece a la editorial Penguin Random House¨D, explica por tel¨¦fono que en su caso era un proyecto internacional muy preparado para la situaci¨®n vivida: el 90% del cat¨¢logo estaba en la red. Hab¨ªa cursos presenciales en marcha en 2019, pero pasarlos a virtual les permiti¨® un crecimiento ¡°muy importante¡±, que coincidi¨® con el confinamiento. Entre la amplia variedad de Cursiva, Rafoso estima que hay al menos 40 cursos de escritura, que activan y desactivan. ¡°En v¨ªdeo tenemos varias opciones: de una hora grabados previamente o de varias horas, como el de escritura creativa Rosa Montero¡±. Tambi¨¦n hay unos cursos tutorizados en un aula virtual con material escrito preparado por los autores, con seguimiento por parte de ellos.
Algo similar organiza Jos¨¦ Pedro de la Carrera, pero desde Chile y a ra¨ªz de la pandemia. Los Talleres de Bolsillo est¨¢n enfocados en temas acotados, porque, seg¨²n sostiene su fundador, quieren ¡°democratizar la cultura¡±: ¡°El concepto nace por intentar que otros en profundidad, que pueden costar 1.000 d¨®lares [unos 828 euros], sean accesibles por 70 [aproximadamente 58 euros]¡å. Se imparten en vivo y de manera virtual; comienzan con una exposici¨®n y terminan con las preguntas de los asistentes.
El saldo tambi¨¦n ha sido positivo: se han apuntado personas de 15 regiones del pa¨ªs y de otros lugares como Espa?a, y hubo incremento de inscripciones en el invierno chileno, de julio a septiembre. En medio de una crisis mundial por la enfermedad, resisten los anhelos art¨ªsticos, como concluye de Szymborska en su poema: ¡°Alegr¨ªa de escribir/ Poder de eternizar/ Venganza de una mano mortal¡±.
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