Matar a la hija

La chica del brazalete funciona como un thriller psicol¨®gico con un ambicioso trasfondo: cuestionar el soterrado juicio al que est¨¢n sometidas las nuevas generaciones por algunas de sus conductas, sobre todo las sexuales. Con inevitables ecos al terrible suceso que llev¨® a las c¨¢rceles italianas a la estudiante estadounidense Amanda Knox por el supuesto asesinato de su compa?era de piso Meredith Kercher, el filme de St¨¦phane Demoustier huye de cualquier morbo o gancho f¨¢cil para centrarse en la dial¨¦ctica de las sesiones de un juicio que sienta en el banquillo a una juventud para la que el sexo, guste o no, ya es otra cosa.

La protagonista es una adolescente a la que una ma?ana de verano detienen en la playa delante de sus padres acusada de acuchillar hasta la muerte a una de sus mejores amigas. Una secuencia que se reduce a los t¨ªtulos de cr¨¦dito para llegar pronto a lo que de verdad le interesa a Demoustier: el juicio como esquema narrativo para mostrar la perplejidad e incomodidad de la sociedad y de los padres con una hija cada vez m¨¢s alejada de sus c¨®digos morales. La joven int¨¦rprete Melissa Guers, con toda justicia candidata a los C¨¦sar por este trabajo, borda a esa adolescente arrogante y r¨ªgida sentada en el banquillo. Una esfinge ambigua, que se defiende desde la m¨¢s absoluta frialdad y cuyo principal pulso no es con el tribunal sino con los suyos, con unos padres que se enfrentan espeluznados a los interrogantes del vuelo de su hija.

Para acentuar el conflicto, Demoustier no esconde a sus personajes bajo la piel de una familia reaccionaria. Al rev¨¦s, Roschdy Zem y Chiara Mastroianni dan vida a dos profesionales liberales, abiertos, sin aparentes prejuicios, seguros de la inocencia de su hija, pero ¨ªntimamente horrorizados con lo que asoma de una vida cuyos c¨®digos poco tienen que ver con los de los adultos. La pel¨ªcula pone sobre la mesa un debate nada banal, que procura respetar todos los puntos de vista a trav¨¦s del coro de voces de la abogada defensora, la fiscal, el juez, la madre de la v¨ªctima o la madre de la chica acusada, sin imponer respuestas inmediatas, abierta a interpretaciones para que cada uno se enfrente a sus propias conclusiones.