Un paseo por el museo Helga de Alvear con la galerista
El centro de arte, proyectado por Mansilla y Tu?¨®n en C¨¢ceres, acoge desde esta semana obras de Kandinsky, Ai Wei Wei, Louise Bourgeois o Goya, entre otros
Helga de Alvear lleg¨® a Espa?a en 1957 desde Alemania para estudiar espa?ol y se qued¨® por amor: ¡°Conoc¨ª a un arquitecto en una boda, y ese mismo d¨ªa me dijo que se iba a casar conmigo¡±. Cuando se le pregunta por un consejo para iniciarse en el mundo del arte, ella remite al que le dieron los primeros galeristas internacionales que conoci¨® en la d¨¦cada de los ochenta: enamorarse de la obra y no del artista. Nada m¨¢s acceder al patio del centro, una enorme puerta de madera corredera se abre despacio y al visitante lo recibe la gigantesca Descending Light, del artista chino Ai Weiwei, que adquiri¨® en 2008, cuando a¨²n no era conocido.
Su tama?o condiciona las dimensiones del resto del museo, donde la gran obra es la protagonista, como en el caso de Herramientas de poder (2007), de Thomas Hirschhorn, compuesta de mil piezas, entre tornillos, hachas y martillos, y expuesta en una sala de 10 metros de altura. La galerista se sinti¨® especialmente conmovida al verla y tuvo que hacerse con ella, ya que le recordaba a la destrucci¨®n que vivi¨® durante la II Guerra Mundial en su pa¨ªs natal, como explica en el v¨ªdeo que acompa?a a esta noticia. O la de Echo Activity (2017), de Olafur Elliason: ¡°Es un superartista y tengo una obra de su primera ¨¦poca¡±, se?ala orgullosa.
El resto de lo expuesto comprende creaciones de grandes del siglo XX como Vasily Kandinsky, Paul Klee, Louise Bourgeois, Antoni T¨¤pies o Agnes Martin. Pero para De Alvear, un gran hito de su colecci¨®n son Los Caprichos que Goya regal¨® a Evaristo P¨¦rez de Castro, ministro de Fernando VII, que la coleccionista consigui¨® comprar con la condici¨®n de no sacarlos de Espa?a: ¡°Para m¨ª, es el primer autor de arte conceptual¡±, subraya.
¡°Ahora todo est¨¢ aqu¨ª y de aqu¨ª no se va a mover¡±, explica la galerista, quien asegura que nunca compr¨® su obra con la idea de revenderla. Tras intentarlo con otras ciudades, como Vigo, San Sebasti¨¢n o Granada, Helga de Alvear encontr¨® finalmente en la ciudad extreme?a el hogar de su centro. Ya puede abrir al p¨²blico, en un acto que se retras¨® por la pandemia de la covid-19. La coleccionista asegura que llevar el plan de su museo fuera de Espa?a nunca fue una opci¨®n.
Babelia
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