El arquitecto Genaro Alas y los cimientos de la modernidad
Ha fallecido el art¨ªfice, junto a Pedro Casariego, de la torre Windsor y otros 300 proyectos
Genaro Alas, madrile?o de origen asturiano, pertenec¨ªa a una generaci¨®n de arquitectos formados en la ETSAM que, como tantos otros, miraron a Europa para no perder el paso de la historia y ser contempor¨¢neos y, por tanto, modernos. Nacido en Madrid en 1926, el pasado 10 de febrero falleci¨® en C¨¢ceres por complicaciones derivadas de la covid.
Alas, tras su paso por la Escuela, en la que conviv¨ªan profesores tan dispares como Modesto L¨®pez Otero y S¨¢enz de Oiza, en 1954 comenz¨® a trabajar en el extraordinario Instituto Nacional de Colonizaci¨®n en la provincia de C¨¢ceres, dirigiendo o proyectando Poblados como Vegaviana, La Moheda, Rinc¨®n de Ballesteros o Rinc¨®n del Obispo. All¨ª reafirm¨® su inter¨¦s por la construcci¨®n artesana y su posible aplicaci¨®n a lo moderno, dadas las tristes condiciones industriales de la Espa?a aut¨¢rquica.
A su vuelta a Madrid, funda en 1955 la oficina Alas Casariego con su amigo y compa?ero de carrera Pedro Casariego, desarrollando de manera conjunta y compenetrada m¨¢s de trescientos proyectos hasta el fallecimiento de este en 2002. A partir de entonces, continu¨® trabajando con G¨¢dor de Carvajal y conmigo hasta su retirada completa en 2007.
Estudioso, profundo conocedor de la Geometr¨ªa (sus trabajos sobre la tracer¨ªa g¨®tica, in¨¦ditos, son extraordinarios) y defensor del dibujo como herramienta fundamental del proyecto, acept¨® la adaptaci¨®n a la t¨¦cnica como parte fundamental de la profesi¨®n. As¨ª, fue capaz de crear con un l¨¢piz un elegante muro cortina con perfiler¨ªa met¨¢lica de cat¨¢logo en la f¨¢brica Monky (1960), ejemplo de claridad y finura, de dibujar con un tiral¨ªneas la escalera octogonal del Edificio Centro (1965), alrededor de la cual se articulan las oficinas, y de adaptar con un ordenador la estructura met¨¢lica atornillada del proyecto de Minuro Yamasaki para la Torre Picasso, convirtiendo un prototipo en la mejor expresi¨®n de la arquitectura del norteamericano.
Educado, culto, callado, pero excelente conversador, trabajaba de manera disciplinada y austera, diferenciando claramente su vida profesional, moderna y abierta, de la familiar, tradicional y cerrada. Pensaba que los proyectos se desarrollan en el tablero, y que las reuniones con mucha gente no eran m¨¢s que una p¨¦rdida de tiempo. Cuando terminaban, interven¨ªa por primera vez: ¡°Y ahora, a trabajar¡±.
La larga noche del s¨¢bado 12 de febrero de a?o 2005 asist¨ª con ¨¦l en directo al incendio de la Torre Windsor (1975), que se encontraba en plena reforma, y ante la pregunta de si estaba orgulloso por c¨®mo resisti¨®, contest¨® que lo estaba de c¨®mo se construy¨®, y que eso no fue en ning¨²n caso noticia. Su soluci¨®n estructural con un n¨²cleo duro y una fachada resistente ligera, de una gran fuerza compositiva, hizo que su combusti¨®n fuera lenta e hipn¨®tica, convirti¨¦ndose as¨ª en uno de los iconos de la arquitectura moderna espa?ola.
Sigui¨® siendo un hombre de su tiempo sin cambiar, incorporando con naturalidad lo nuevo, en lo que era un experto al poco tiempo. Respetaba las opiniones de los dem¨¢s, pero al final siempre suced¨ªa lo mismo: la raz¨®n estaba de su parte. Trabajar con ¨¦l era sencillo: fue una extraordinaria persona y un extraordinario arquitecto.
Su muerte certifica el paso del tiempo, la desaparici¨®n de una brillante generaci¨®n de arquitectos que naci¨® en unas circunstancias dif¨ªciles y que fue capaz de crear los cimientos de una modernidad que nos cost¨® tanto alcanzar.
Afortunadamente el vac¨ªo que deja no es tal, pues est¨¢ lleno de grandes obras de arquitectura y tambi¨¦n de grandes momentos compartidos en los que, desde su timidez y modestia, nos ense?aba las cosas importantes de la vida.
Juan Casariego es arquitecto.
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