¡®El informe Auschwitz¡¯: contra el abismo de la desmemoria

En los cr¨¦ditos finales de El informe Auschwitz su director, el eslovaco Peter Bebjak, lanza sobre el espectador una elipsis de 77 a?os que encierra todo el abismo de la desmemoria. La pel¨ªcula acaba y, sobre el fundido en negro con los nombres del equipo, se escucha una serie de audios que remiten de forma directa al presente. Es algo m¨¢s que un golpe de efecto final, es la deprimente evidencia de que cuando la historia niega o se desentiende del pasado es que est¨¢ dispuesta a repetirlo.

El informe Auschwitz recoge la historia real del dosier que elaboraron Alfred Wetzler y Rudolf Vrba, dos jud¨ªos eslovacos que escaparon de Auschwitz en 1944, con los datos que hab¨ªan recopilado en el campo gracias a la ayuda de otros prisioneros de trabajo, incluidos los que integraban los comandos especiales de las c¨¢maras de gas o sonderkommandos. El informe Wetzler-Vrba fue uno de los primeros que daba noticia de la Soluci¨®n Final e incluso lleg¨® a impedir un transporte masivo de jud¨ªos h¨²ngaros a Auschwitz-Birkenau durante los ¨²ltimos meses de la guerra, cuando la maquinar¨ªa de los crematorios ya estaba perfectamente engrasada y los trenes llegaban sin descanso al campo.

La pel¨ªcula de Bebjak, que recoge la evasi¨®n de los dos prisioneros y las consecuencias directas para sus compa?eros de barrac¨®n, se mueve en ese mapa infernal, pero sin acercarse a los crematorios, representados por el silencio y la neblina nocturna que envuelve muchas de las secuencias dentro del campo. Consciente de sus limitaciones, Bebjak se refugia en caminos abiertos anteriormente, especialmente en la soluci¨®n del h¨²ngaro L¨¢szl¨® Nemes en su ¨®pera prima El hijo de Sa¨²l, una obra maestra cuya angustiosa abstracci¨®n logr¨® unir posturas irreconciliables sobre la representaci¨®n en im¨¢genes de la Shoah. De esta manera, pegado a los martirizados cuerpos de sus personajes, Bebjak deja en segundo plano, desenfocados o en planos invertidos muchos de los horrores nazis, las palizas, torturas o tiros en la nuca. Aun as¨ª, estamos ante una propuesta mucho m¨¢s titubeante y menos radical, que no se ahorra algunos planos innecesarios ni detalles espantosos. Con m¨¢s acierto, Bebjak escora la ¨¦pica del filme no solo hacia sus dos fugitivos, sino hacia los que quedan atr¨¢s. Envueltas en luces naranjas que evocan las sombras del teatro y el cine expresionista, las secuencias del barrac¨®n y sus prisioneros mortificados en fila son las m¨¢s poderosas a la hora de trascender la noche nazi y de rebelarse contra una memoria amenazada que, como el ingenuo miembro de la resistencia que recibe el informe sobre lo que ocurre en los campos, se atreve a preguntar: ¡°?Y qu¨¦, ha sido dif¨ªcil salir de Auschwitz?¡±.