El Ayuntamiento de Palma suspende en historia
Los buques ¡®Churruca¡¯ y ¡®Gravina¡¯, cuyos nombres ser¨¢n borrados de sendas calles de la ciudad, participaron en la Guerra Civil del lado republicano
El Ayuntamiento de Palma ¨Duna coalici¨®n de PSOE, Podemos y M¨¦s¨D anunci¨® ayer que iba a retirar hoy de sus calles los nombres de los almirantes del siglo XIX Federico Gravina, Cosme Dami¨¢n Churruca y Pascual Cervera por su origen fascista, y despu¨¦s aclar¨® que en realidad se trataba de nombres de barcos que sirvieron al franquismo en la Guerra Civil. Un notable error hist¨®rico, porque los barcos Gravina y Churruca sirvieron toda la contienda en el bando republicano, lo que no ocurri¨® con el Cervera, forzado a incorporarse a las fuerzas sublevadas en su base naval de Ferrol, donde triunf¨® el golpe.
Las calles de Palma, no obstante, mostraban en sus placas los nombres de los tres marinos espa?oles con las enunciaciones ¡°Almirante Churruca¡±, ¡°Almirante Gravina¡± y ¡°Almirante Cervera¡±, sin ninguna referencia a los buques (que se llamaban simplemente Churruca, Gravina y Cervera, sin el grado militar).
La Armada espa?ola se quebr¨® en dos partes desiguales el 17 de julio de 1936, jornada en la que los generales Francisco Franco y Emilio Mola desataron la sublevaci¨®n contra el Gobierno de la Rep¨²blica. De sus 20.000 hombres, unos 13.000 se embarcaron en naves fieles a la Rep¨²blica, y el resto en las franquistas. Catorce destructores republicanos, frente a uno sublevado. Siete torpederos, frente a cinco¡ El desequilibrio se acentuaba bajo las aguas: 12 submarinos con la bandera tricolor, frente a ninguno de los golpistas. Adem¨¢s, la tripulaci¨®n era mayoritariamente republicana, lo que contrastaba con la ideolog¨ªa de sus mandos. Hubo motines y fusilamientos en el acto cuando los oficiales intentaban pasarse al bando franquista.
El Museo Naval, una instituci¨®n que vela por la memoria de la Marina espa?ola, no hace distinciones a la hora de presentar en sus anaqueles y vitrinas las haza?as, barcos, marinos, pinturas u objetos de diverso tipo que en ¨¦l se guardan. No hay referencias pol¨ªticas en la carteler¨ªa, solo hist¨®ricas. Por eso, en una de sus salas se exponen las maquetas de algunos de los barcos republicanos que participaron en la Guerra Civil bajo los pabellones originales que ondeaban en sus popas. Es el caso, del destructor Churruca, botado en 1928 y que entr¨® en servicio en junio de 1931, durante la Segunda Rep¨²blica, con el nombre del marino guipuzcoano que muri¨® en 1805, en Trafalgar, sobre la cubierta del San Juan Nepomuceno enfrent¨¢ndose a seis barcos brit¨¢nicos. Su desarbolada nave, tras el desastre t¨¢ctico del vicealmirante franc¨¦s que capitaneaba la flota hispanofrancesa, fue remolcada hasta C¨¢diz. En la puerta de su camarote se coloc¨® una placa con letras de oro.
El Churruca de la Guerra Civil se encontraba en Algeciras el 17 de julio, seg¨²n el Cat¨¢logo Gu¨ªa del Museo Naval de Madrid, de Jos¨¦ Ignacio Gonz¨¢lez-Aller. A media tarde de aquella jornada, el Ministerio de Marina de la Rep¨²blica le orden¨® dirigirse a Ceuta para impedir el paso a la Pen¨ªnsula de las tropas sublevadas. Posteriormente, recibi¨® la orden de bombardear los acuartelamientos de los regulares en la ciudad, a lo que su comandante se neg¨®. La dotaci¨®n se amotin¨® y fusil¨® a los oficiales. El 12 de agosto de 1937 fue torpedeado por el submarino italiano Jalea. Volvi¨® a Cartagena, donde permaneci¨® hasta el final de la guerra. Caus¨® baja en la lista de buques el 29 de octubre de 1963.
Fernando P¨¹ell de la Villa, coronel del Ej¨¦rcito e historiador, recuerda que la Armada estaba completamente dividida en julio de 1936. Mientras la mariner¨ªa se inclinaba hacia la Rep¨²blica, los oficiales lo hac¨ªan hacia el bando rebelde, lo que provoc¨® bastantes fusilamientos de mandos que intentaron pasarse a los sublevados. ¡°Pero casi todos los barcos permanecieron fieles al Gobierno republicano porque sus dos grandes bases, Cartagena y Mah¨®n, estaban en la zona de la Pen¨ªnsula que la Rep¨²blica dominaba. Cartagena era la gran base naval, mientras que a los franquistas les quedaron Ferrol y San Fernando¡±, dice este coautor del libro Los militares espa?oles en la Segunda Rep¨²blica.
El 1 de septiembre de 1936, el peri¨®dico Ahora dedicaba dos p¨¢ginas, con grandes fotograf¨ªas, a la entrega por parte de los astilleros de Cartagena a la Rep¨²blica del destructor Gravina, entre muestras de alborozo de la poblaci¨®n, porque los ¡°marinos marchan a incorporarse a las fuerzas navales de la libertad¡±. En las fotograf¨ªas se ve a la tripulaci¨®n, y a muchos de sus marineros con el pu?o en alto.
El Gravina llevaba el nombre del marino cuyos restos se encuentran en el Pabell¨®n de Hombres Ilustres de San Fernando (C¨¢diz). Falleci¨®, al igual que Churruca, por las heridas recibidas en Trafalgar en 1805. Este capit¨¢n general de la Armada cumpli¨® a rajatabla las ¨®rdenes recibidas del vicealmirante franc¨¦s Villeneuve, aunque se enfrent¨® con ¨¦l porque consideraba un enorme error su despliegue t¨¢ctico. Ten¨ªa raz¨®n. A pesar del desastre, logr¨® que su barco, el Pr¨ªncipe de Asturias, volviera a puerto. Falleci¨® poco despu¨¦s, tras haber perdido un brazo.
El Gravina republicano fue botado antes de estar acabado. El 24 de agosto de 1936, con solo cinco ca?ones de 101,6 mm y sin direcci¨®n de tiro, se ech¨® a la mar: sus marinos cumplieron su deber pese a las reticencias. El 29 de septiembre la nave se enfrent¨® al crucero Cervera ¨Dotro de los barcos que llevaban el nombre de un almirante, en este caso del Desastre del 98, y que Palma quiere eliminar del callejero¨D, por lo que se vio obligada a retirarse por un fuerte impacto en la proa. El 5 de marzo de 1938 se hizo a la mar otra vez en compa?¨ªa de los cruceros Libertad y M¨¦ndez N¨²?ez, adem¨¢s de otros cuatro destructores, Se enfrentaron a los nacionales Baleares, Canarias y Cervera. El primero result¨® hundido. Murieron casi 800 marinos.
En marzo de 1939, pocos meses antes del t¨¦rmino de la Guerra Civil, el Churruca se entreg¨® a las autoridades francesas. En 1941, auxili¨® a los n¨¢ufragos del acorazado alem¨¢n Bismarck hundido en el Atl¨¢ntico. Caus¨® baja el 29 de octubre de 1963.
Por su parte, el Cervera se encontraba en dique seco en Ferrol en 1936. Por eso, no pudo zarpar y cay¨® en manos de los nacionales cuando estos se apoderaron de la base naval, no sin una fuerte resistencia de la mariner¨ªa. Su historia salta, durante toda la Guerra Civil, entre Canarias y Baleares. En 1938, los aviones republicanos lo bombardearon y da?aron gravemente. En la d¨¦cada de los sesenta fue desguazado.
El capit¨¢n de nav¨ªo Jos¨¦ Ram¨®n Vallesp¨ªn, jefe del Departamento de Investigaci¨®n del Instituto de Historia Naval, se muestra ¡°perplejo¡± al conocer las intenciones de retirar de las calles de Palma los nombres de los tres almirantes. ¡°Es una cuesti¨®n pol¨ªtica, no tiene nada que ver con nuestra historia. Eliminar estos nombres responde solo a una corriente ideol¨®gica¡±, dice; y ya no quiere hacer m¨¢s comentarios.
Por su parte, la alcaldesa de Toledo, la socialista Milagros Tol¨®n, mostr¨® ayer su malestar por la retirada tambi¨¦n del nombre de la calle de Toledo en Palma, ya que el Ayuntamiento balear tambi¨¦n lo considera franquista, al igual que otros 11 personajes y lugares. Ha pedido a su colega mallorqu¨ªn, el socialista Jos¨¦ Hila, que rectifique. En el documento que sirvi¨® de base al Consistorio balear para la retirada de estos nombres del callejero se afirma que el nombre de la ciudad castellanomanchega fue propuesto por ¡°una comisi¨®n gestora franquista el 1 de diciembre de 1937, en recuerdo de la batalla de la Guerra Civil. Es un nombre franquista puesto para exaltar la gesta del Alc¨¢zar de Toledo durante la guerra de 1936¡å. Pero ahora Jos¨¦ Hila ha cambiado de opini¨®n y mantendr¨¢ en el callejero el nombre de Toledo, aunque en otra parte de la ciudad.
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