A Rodrigo D¨ªaz de Vivar le llamaban Campeador, no mio Cid
Un estudio de la Universidad de Burgos sostiene que el conocido ep¨ªteto fue com¨²n en su ¨¦poca para referirse a los nobles castellanos y no un reconocimiento andalus¨ª al guerrero como se cre¨ªa
A nadie le vendr¨ªa a la mente en el siglo XI la figura de Rodrigo D¨ªaz de Vivar (1048-1099) al o¨ªr en la calle el ep¨ªteto ¡°mio Cid¡±. Es muy probable que se dirigieran a ¨¦l as¨ª en una conversaci¨®n, al igual que en el caso de otros nobles castellanos del momento, ya que, en realidad, todos eran ¡°mio cid¡±; es decir, ¡°mi se?or¡±. Afirma David Peterson, profesor de Historia en la Universidad de Burgos, que la f¨®rmula ¡°es un sorprendente h¨ªbrido de romance y ¨¢rabe que ha intrigado a los estudiosos durante generaciones¡±. En su ¨²ltimo art¨ªculo The Castilian Origins of the Epithet Mio Cid (¡±Or¨ªgenes castellanos del ep¨ªteto mio Cid¡±, publicado en el prestigioso Bulletin of Hispanic Studies) pone en duda que esta manera de denominar a D¨ªaz de Vivar fuera creada por los andalus¨ªes, tal y como siempre se ha sostenido para realzar la figura del caballero.
Peterson cree que, en realidad, ¡°es una antigua f¨®rmula castellana, estrechamente asociada con combinaciones equivalentes como ¡®mi anaya¡¯ o ¡®mi echa¡¯, respectivamente ¡®mi hermano¡¯ y ¡®mi padre¡¯ en vascuence. De hecho, las primeras referencias escritas a mio Cid no aparecen hasta 50 a?os despu¨¦s de la muerte del caballero burgal¨¦s en el poema Carmen Campidoctoris: ¡®Ipse Rodericus, Meo Cidi saepe vocatus¡¯ (El mismo Rodrigo, a menudo llamado mio Cid). Y solo se convierte en una manera habitual de denominar al h¨¦roe en el Cantar de mio Cid, alrededor de 1207¡±, m¨¢s de un siglo despu¨¦s de su fallecimiento. Quedar¨ªa reforzado posteriormente en el libro Estoria de Espanna, publicado durante el reinado de Alfonso X el Sabio (1221-1284), donde se afirma, adem¨¢s, que lo cre¨® para ¨¦l al-Mut¨¢mid, rey de la taifa de Sevilla en 1079.
El historiador de la Universidad de Burgos s¨ª comparte que D¨ªaz de Vivar fuese conocido en vida como Campeador. De eso no tiene dudas. ?l mismo se denomin¨® invictissimum principem Rudericum Campidoctorem en una carta que rubric¨® en Valencia. Este sobrenombre se encuentra en ¨¢rabe en diversos textos entre 1102 y 1110, as¨ª como en la Historia Roderici, todos ellos considerados relatos contempor¨¢neos de las primeras haza?as del de Vivar.
Las primeras referencias escritas a mio Cid no aparecen hasta 50 a?os despu¨¦s de la muerte del caballero burgal¨¦s
Francisco J. Hern¨¢ndez, profesor de la Universidad de Carleton (Canad¨¢), recuerda Peterson, tambi¨¦n estudi¨® en 2009 ¡°la g¨¦nesis y extensi¨®n del ep¨ªteto desde mediados del siglo XII en adelante¡±. Hern¨¢ndez prest¨® especial atenci¨®n a un contempor¨¢neo de Rodrigo, otro mercenario de la frontera de Zaragoza llamado Mu?o Mu?oz, documentado tambi¨¦n como mio Cid en 1100. De hecho, Hern¨¢ndez suger¨ªa que es posible que la memoria de Mu?o Mu?oz se fusionase con la de D¨ªaz de Vivar, de modo que la figura que aparece en la poes¨ªa de mediados del siglo XII en adelante es, hasta cierto punto, una combinaci¨®n de ambos, al menos en t¨¦rminos del uso del ep¨ªteto.
El profesor de la Universidad de Burgos a?ade m¨¢s ejemplos. En un documento de 1105 del monasterio de San Mill¨¢n de la Cogolla, se puede leer ¡°meo zite¡± para identificar al propietario de un vi?edo. El mismo ep¨ªteto se emplea en otros documentos para referirse a diferentes se?ores castellanos como Pedro Ruiz de Cavia en 1206.
Los falsificadores de textos tambi¨¦n emplearon esta f¨®rmula en una disputa en el siglo XIII entre dos instituciones eclesi¨¢sticas (Santa Mar¨ªa de Aguilar y San Salvador de O?a) por el control de la iglesia de Santovenia de Cordovilla. ¡°Aparentemente, Aguilar intent¨® usar el prestigio del Campeador para reforzar reclamaciones sobre Cordovilla, siendo el nombre de Rodrigo D¨ªaz fraudulentamente agregado a la lista de testigos de la reivindicaci¨®n¡±. No obstante, destaca que tambi¨¦n us¨® el ep¨ªteto para referirse a unos tales Rodrigo (Roy) Gonz¨¢lez de Olea y Pedro Rodr¨ªguez de Olea, posiblemente familiares, lo que demuestra que el t¨¦rmino era ampliamente empleado para identificar a la nobleza local.
Uno m¨¢s entre muchos ¡®cides¡¯
¡°Lo que estamos sugiriendo¡±, mantiene el profesor, ¡°es que el vocablo ¡®cid¡¯ fue absorbido como una palabra prestada del ¨¢rabe por el romance vern¨¢culo de la meseta septentrional. Algo parecido ocurri¨® en Sicilia, con la voz zito todav¨ªa empleada en dialecto en referencia a un novio. Pero lo importante aqu¨ª es la cronolog¨ªa del pr¨¦stamo. Se documenta profusamente desde mediados del siglo XI como testigo gen¨¦rico, lo cual significa que su adopci¨®n antedata la carrera del Campeador¡±.
Y concluye: ¡°Si es as¨ª, el Cid se convierte as¨ª en solo un cid, uno m¨¢s entre muchos cides castellanos, desafiando la ortodoxia en torno a un supuesto origen andalus¨ª. Por eso, precisamente, el ep¨ªteto que se empleaba para distinguir al h¨¦roe en vida era otro: el Campeador. Solo un siglo despu¨¦s, en el poema hom¨®nimo, se popularizar¨ªa el uso de El Cid en referencia diferenciadora a Rodrigo. Esto no excluye que, como a otros muchos nobles castellanos, se le conociera as¨ª en vida, pero partiendo del uso del t¨¦rmino en Castilla, antes incluso de que el guerrero cruzara la frontera al-?ndalus¡±.
Babelia
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