Paul Robeson, del ¨¦xito fulgurante al olvido por su defensa de la libertad
Una biograf¨ªa rescata al actor y cantante afroamericano, uno de los primeros activistas por los derechos civiles en EE UU que fue represaliado por el macartismo
El siguiente epitafio define una actitud vital: ¡°El artista tiene que elegir entre luchar por la libertad o la esclavitud. Yo he hecho mi elecci¨®n. No ten¨ªa alternativa¡±. Esta inscripci¨®n figura en la tumba de Paul Robeson (Princeton, Nueva Jersey, 1898-1976), un actor, cantante, deportista, abogado e intelectual ¨Daprendi¨® 20 idiomas y manejaba 12 con fluidez¨D que se convirti¨® en los a?os cuarenta del pasado siglo en uno de los l¨ªderes negros m¨¢s respetados de Estados Unidos. Con su activismo pol¨ªtico no solo denunciaba el racismo, sino que tambi¨¦n mostraba una inquebrantable adhesi¨®n al socialismo y su cr¨ªtica hacia la situaci¨®n de los trabajadores negros y blancos. En un ambiente de posguerra caracterizado por la histeria anticomunista, el macartismo lo se?al¨® como enemigo p¨²blico n¨²mero uno.
En 1936, la revista cultural y pol¨ªtica brit¨¢nica New Statesman describ¨ªa a Robeson como ¡°uno de los actores vivos m¨¢s impresionantes¡± y, en 1943, Time le defin¨ªa como ¡°probablemente el negro vivo m¨¢s famoso¡±. Pero a partir de 1949 una cortina de silencio derrib¨® su carrera art¨ªstica durante dos d¨¦cadas. ¡°Robeson fue virtualmente borrado de la memoria hist¨®rica. Desapareci¨® de los medios de comunicaci¨®n. Fue excluido de todas las salas de conciertos. Sus discos desaparecieron de las tiendas y, sorprendentemente, su nombre fue eliminado de las listas de los equipos de f¨²tbol americano universitario de 1917 y 1918¡±, destaca Raquel Bello-Morales, autora de Paul Robeson. Artista y revolucionario (Atrapasue?os) ¨Dfirmado con el seud¨®nimo de Paula Park (en homenaje a su biografiado)¨D, la primera biograf¨ªa en espa?ol sobre este precursor del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.
Robeson se licenci¨® en Derecho ¨Dfue el tercer afroamericano que obtuvo un t¨ªtulo acad¨¦mico en Rutgers (1919), la Universidad de Nueva Jersey, y el tercer graduado negro por la Escuela de Derecho de la Universidad de Columbia (1923)¨D, pero vio en el racismo imperante un obst¨¢culo insalvable para desarrollar su carrera profesional. Ante ese callej¨®n sin salida, el joven abogado opt¨® por dar un viraje completo a su vida profesional y en 1924 inici¨® su trayectoria art¨ªstica obteniendo un ¨¦xito mete¨®rico.
Los ¨¦xitos art¨ªsticos de los a?os treinta y cuarenta
La proyecci¨®n de su talento se reflej¨® en el teatro, donde triunf¨® con Todos los hijos de Dios tienen alas y El emperador Jones, ambas obras de Eugene O¡¯Neill, y tambi¨¦n con un consumado Otelo en Broadway (296 representaciones y medio mill¨®n de espectadores en 1944) y en el teatro Savoy de Londres. Durante los a?os treinta, desarroll¨® su carrera en el cine participando en Bosambo, en el papel de un jefe tribal, y The Proud Valley, un filme sobre los mineros galeses que le supuso su mayor recompensa personal como int¨¦rprete. La autora de la biograf¨ªa de Robeson recupera las palabras del actor Ossie Davis para explicar su carisma: ¡°Aprendimos de ¨¦l que estabas implicado solo por el hecho de haber nacido. Todos los actores negros j¨®venes, William Marshall, Sidney Poitier, Harry Belafonte... estaban enamorados de ¨¦l¡±.
En el plano musical, grab¨® numerosos discos de espirituales negros, el estilo trufado de frases b¨ªblicas y humildes melod¨ªas que surgi¨® de la violencia ejercida sobre los esclavos negros para que olvidasen su religi¨®n e identidad africanas. Esa voz de bajo-bar¨ªtono de Robeson envuelta en una mezcla de fuerza y ternura es descrita por Pete Seeger como ¡°grave, tan profunda y resonante que parec¨ªa representar a toda la humanidad¡±. En 1998, ya fallecido, recibi¨® el Premio Grammy a la Carrera Art¨ªstica, un tard¨ªo reconocimiento a maravillas como Ol¡¯ Man River, incluida en la que fue pel¨ªcula y musical Show Boat.
Una comunicaci¨®n que ¡°un¨ªa lo emocional con lo pol¨ªtico¡±
Fue precisamente o¨ªr esta canci¨®n lo que llev¨® a Raquel Bello-Morales, que desarrolla su tarea profesional como vir¨®loga en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, a interesarse por la figura de Paul Robeson. ¡°Descubr¨ª que no hay nada de ¨¦l en espa?ol y lo que m¨¢s me sorprendi¨® fue su magnetismo, valor y honestidad. Me enamor¨¦ del personaje¡±, comenta la autora. La biograf¨ªa de Robeson es el resultado de m¨¢s de dos a?os manejando las fuentes secundarias que existen sobre el artista, la investigaci¨®n en archivos desclasificados y la prensa escrita de la ¨¦poca. ¡±Algo que distingue a Robeson de otros activistas¡±, prosigue Bello-Morales, ¡°es que cuando ¨¦l acud¨ªa a una conferencia en un sindicato, por ejemplo, hablaba y tambi¨¦n cantaba. La comunicaci¨®n que lograba con la gente era mucho m¨¢s potente porque un¨ªa lo emocional con lo pol¨ªtico¡±.
Desde 1927 hasta 1939, el artista se estableci¨® en el Reino Unido y all¨ª descubri¨® su inter¨¦s por el socialismo y su simpat¨ªa por el movimiento sindical brit¨¢nico, especialmente entre los mineros galeses. ¡°Es en estos a?os cuando Robeson se politiza profundamente y forja su conciencia pol¨ªtica¡±, destaca Bello-Morales, y cuando termina su relaci¨®n con las grandes productoras de cine americanas. Seg¨²n el mismo Robeson, estas ¡°insisten en presentar una imagen caricaturizada de los negros, una imagen rid¨ªcula, que divierte a la burgues¨ªa blanca, y yo no estoy interesado en jugar a su juego¡±. ¡°La adopci¨®n del socialismo le llevar¨ªa poco a poco a un cambio profundo¡±, continua Bello-Morales en su libro, un cambio que, seg¨²n la autora, ¡°se alejaba de la defensa de los valores negros para acercarse m¨¢s a la defensa de los valores humanos¡±. Su conclusi¨®n fue que para derrotar al racismo ¡°era necesaria una alianza de blancos y negros¡±.
Robeson lider¨® iniciativas como una propuesta de ley para que los linchamientos de negros, que eran la expresi¨®n m¨¢s violenta de un supremacismo blanco que siempre quedaba impune y que el Estado y las clases dominantes hab¨ªan normalizado, fuesen considerados cr¨ªmenes federales. La propuesta fue presentada ante el presidente Truman en 1946, que la desech¨® alegando que no era ¡°el momento propicio¡±. Esa defensa de los valores humanos globales le llev¨® a reivindicar con su presencia los derechos de los trabajadores en m¨²ltiples pa¨ªses as¨ª como a apoyar los movimientos de descolonizaci¨®n. Toda esta actividad le coloc¨® bajo la lupa del FBI en pleno inicio de la Guerra Fr¨ªa.
La energ¨ªa de su lucha parec¨ªa no tener l¨ªmites, pero la postura que m¨¢s problemas gener¨® al artista fue su admiraci¨®n por la URSS. ¡°Al caminar por las calles de Mosc¨², ¨¦l no se consideraba un negro, se ve¨ªa como un ser humano debido a la ausencia de racismo, y fue testigo del gran avance cultural y econ¨®mico que con la revoluci¨®n sovi¨¦tica experimentaron pueblos y minor¨ªas ¨¦tnicas de Asia Central, como los yakutos y los kirguises¡±, explica Bello-Morales. La simpat¨ªa por la Uni¨®n Sovi¨¦tica y su compromiso con sus amigos en el Partido Comunista de Estados Unidos ¨Daunque ¨¦l nunca estuvo afiliado a ninguna formaci¨®n pol¨ªtica¨D destruyeron su carrera. En 1951, el Departamento de Estado le retir¨® el pasaporte y en 1956 fue obligado a testificar ante el Comit¨¦ de Actividades Antiamericanas. Ni delat¨® a ning¨²n otro activista ni conden¨® a la URSS y el comunismo. Aquellos que le interrogaron y cuestionaron su patriotismo y amor por la que ¨¦l llamaba ¡°la verdadera Am¨¦rica¡± desconoc¨ªan que ya hab¨ªa hecho su elecci¨®n y no ten¨ªa alternativa.
El sufrimiento de Espa?a, un punto de inflexi¨®n fundamental
En un memorable discurso pronunciado en el Royal Albert Hall en junio de 1937 para ayudar a los ni?os refugiados espa?oles de la Guerra Civil, Paul Robeson declaraba "su apoyo inquebrantable al Gobierno de Espa?a, elegido legalmente por sus leg¨ªtimos hijos e hijas". Una de las muestras de ese apoyo fue su viaje en enero de 1938, que le permiti¨® visitar ciudades de Catalu?a, Levante y Madrid. "Cuando va a Espa?a se encuentra en un momento dif¨ªcil de su vida, se siente decepcionado con su tarea como actor de cine con las grandes compa?¨ªas americanas. Es testigo de la lucha del pueblo espa?ol contra el fascismo y deduce que el artista debe poner su talento al servicio de los valores humanos", afirma Raquel Bello-Morales, "por eso dijo que Espa?a fue un punto de inflexi¨®n fundamental para ¨¦l".
Robeson se reuni¨® en Madrid con sus compatriotas de la Brigada Lincoln, pudo conocer a los voluntarios negros americanos y se interes¨® vivamente por la figura de Oliver Law, el primer comandante negro con soldados blancos bajo su mando, que muri¨® en la batalla de Brunete. En las trincheras de la Ciudad Universitaria cant¨® para los soldados y los oficiales pidieron un alto el fuego para que su hermosa voz pudiese ser escuchada en ambos lados del frente. En la imagen se ve al artista cantando en Madrid con otros miembros de la Brigada Lincoln. Robeson se fue impresionado porque nunca vio "un pueblo m¨¢s valiente, trabajando m¨¢s en¨¦rgicamente por la victoria". A la vuelta de su viaje, el artista no dej¨® de ofrecer su ayuda a la causa de la Rep¨²blica hasta el final. En un acto para recaudar fondos mostr¨® con su clarividencia lo que se cern¨ªa en el horizonte: "No estamos haciendo lo suficiente. No nos duele lo suficiente. Si permitimos que la Espa?a republicana sufra, nosotros alg¨²n d¨ªa sufriremos de la misma manera".
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