El Reina Sof¨ªa abre la primera de las seis partes de la reordenaci¨®n de su colecci¨®n: de Doris Day a Luis Gordillo
En ¡®Nos ven: de la modernidad al desarrollismo¡¯, el museo narra los efectos de la hegemon¨ªa cultural estadounidense, la utilizaci¨®n de las exposiciones como herramienta de poder del franquismo y la respuesta ut¨®pica latinoamericana
El gigantesco hongo de humo y polvo que provoc¨® la bomba at¨®mica lanzada sobre Nagasaki en agosto de 1945 es el s¨ªmbolo m¨¢s asociado al final de la Segunda Guerra Mundial. Aquel fuego p¨²rpura es tambi¨¦n la se?al del comienzo de la hegemon¨ªa de Estados Unidos y el arranque de una guerra fr¨ªa en la que la cultura fue utilizada como la mejor arma pol¨ªtica, ideol¨®gica y econ¨®mica. Un v¨ªdeo recopilatorio de aquellas im¨¢genes sirve de arranque al primero de los seis episodios en los que Manuel Borja-Villel, director del Reina Sof¨ªa, ha dividido la colecci¨®n permanente del museo. Titulado Nos ven: de la modernidad al desarrollismo, este primer cap¨ªtulo narra los efectos de la hegemon¨ªa cultural estadounidense, la utilizaci¨®n de las exposiciones como herramienta de poder del franquismo (XXV a?os de paz y Spain is Different), la respuesta ut¨®pica latinoamericana, el colonialismo espa?ol en los cincuenta y sesenta, la reivindicaci¨®n feminista o la pervivencia de la cultura popular y Val del Omar. La transformaci¨®n integral de la colecci¨®n se podr¨¢ ver al completo en noviembre. Afectar¨¢ a unas 2.000 obras y al menos el 70% de ellas ser¨¢n nuevas o trasladadas de otras secciones. Todo, salvo el Guernica, podr¨¢ cambiar de ubicaci¨®n, incluidas las salas que desde este mi¨¦rcoles se pueden visitar en la cuarta planta del edificio de Sabatini.
Antes de asistir al estreno de la nueva colecci¨®n, que ocupa 18 salas con unas 250 obras, m¨¢s la documentaci¨®n en vitrinas, el director ha explicado que ¨¦l y su equipo han querido hacer una serie que podr¨ªa filmar Quentin Tarantino, con muchas sorpresas y abundante suspense. No habr¨¢ orden cronol¨®gico en las sucesivas aperturas de cap¨ªtulos aunque al final se exhiba el arte de los siglos XX y XXI. De hecho, el episodio elegido para el estreno se ocupa del arte surgido a partir de 1945 y acaba en los sesenta, con Espa?a como punto de referencia. Todos los soportes se mezclan: desde la arquitectura hasta la fotograf¨ªa, el cine o el tapiz y no faltan anacronismos y grandes saltos en el tiempo, como la instalaci¨®n sobre los colonialismos realizada por Rogelio L¨®pez Cuenca, que se incluye en la colecci¨®n a partir de sus investigaciones sobre el pasado colonial de Espa?a en Guinea Ecuatorial. ¡°Hay temas como el exilio o los feminismos¡±, advierte Borja-Villel, ¡°que no se agotan en un episodio. Est¨¢n presentes en cada apartado de manera que asomar¨¢n una y otra vez. Son asuntos que se extienden en el tiempo, y as¨ª lo vamos a representar¡±.
Esta primera entrega arranca con un amplio espacio dedicado al american way of life (el estilo de vida estadounidense) y la hegemon¨ªa cultural de EE UU despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial. En las salas se mezclan peque?os electrodom¨¦sticos de cocina con im¨¢genes de familias felices que habitan en zonas residenciales rodeadas de jardines y coloridas pinturas (Joan Mir¨®, por ejemplo). Un confort cuyo paradigma estaba representado por el matrimonio de arquitectos y dise?adores Charles Eames y Ray Eames, los creadores de la Casa Eames (1949), s¨ªmbolo propagand¨ªstico de una sociedad inventada para ser vendida al exterior. Rosario Peir¨®, directora de colecciones del museo, recuerda que hablamos de unas im¨¢genes utilizadas tambi¨¦n en el cine y la televisi¨®n, ¡°siempre en torno a una cocina ideal y comod¨ªsima, con una mujer personificada como nadie por la actriz Doris Day¡±. Mobiliario, electrodom¨¦sticos y pinturas se expusieron en Mosc¨² en 1959 en una muestra que propici¨® el debate entre los presidentes Nixon y Jrushchov en la televisi¨®n estadounidense, conocido como el ¡°debate de cocina¡±, donde se contrapusieron los modos de vida sovi¨¦tico y estadounidense.
La ara?a de Bourgeois sale de los almacenes
En un anexo de este espacio propagand¨ªstico se exhibe la obra de dos grandes mujeres artistas con un concepto radicalmente distinto de la casa: Louise Bourgeois y su ara?a, propiedad del Reina que sale ahora de los almacenes, y Abrazo, de Dorothea Tanning. ¡°Son dos artistas¡±, explica Peir¨®, ¡°que reivindican la casa como un espacio mental y on¨ªrico en el que construir una nueva identidad m¨¢s all¨¢ de las limitaciones del g¨¦nero¡±. La ruta de la visi¨®n del hogar ofrece otra sorpresa dedicada a Richard Hamilton y su visi¨®n de la casa, los coches y el movimiento.
En un museo siempre atento a Latinoam¨¦rica, no pod¨ªa faltar una sala dedicada al arte de una regi¨®n que vive un momento de desarrollismo y bonanza econ¨®mica ajenos a las tensiones de la Guerra Fr¨ªa. El arte abstracto floreci¨® en ciudades como Montevideo, Buenos Aires, S?o Paulo, R¨ªo de Janeiro y Caracas como s¨ªmbolo de modernidad con artistas de primer nivel como Joaqu¨ªn Torres Garc¨ªa, H¨¦lio Oiticica y Lygia Clark, m¨¢ximos exponentes de un colectivo que quer¨ªa cambiar el mundo a trav¨¦s de las formas. Las exposiciones, capitaneadas por el MoMA, sirvieron para intercambiar conocimiento art¨ªstico a la vez que reforzaran intercambios comerciales y allanaban tensiones pol¨ªticas. Peir¨® se?ala como grandes hitos algunas de estas muestras porque fueron utilizadas para sus intereses por los diferentes gobiernos, pero tambi¨¦n se beneficiaron muchos artistas que de otra manera hubieran seguido en el anonimato. Uno de los grandes ejemplos fue la III Bienal Hispanoamericana de Arte, celebrada en Barcelona en 1955, donde se pudo ver la obra m¨¢s reciente de los artistas espa?oles e iberoamericanos y tambi¨¦n el arte m¨¢s nuevo que se estaba haciendo en los Estados Unidos. ¡°Signific¨® el triunfo en Espa?a de las tendencias abstractas y su reconocimiento oficial por parte del r¨¦gimen, que empez¨® a promover el arte de vanguardia nacional¡±, indica Peir¨®. Aqu¨ª se puede ver obra de Mark Rothko, Antoni T¨¤pies, Fernando Z¨®bel, Eusebio Sempere o Mart¨ªn Chirino.
El extenso recorrido incluye una impresionante sala ocupada en exclusiva por Eduardo Arroyo y acaba otra no menos impactante dedicada a Luis Gordillo. Pero entre ambos hay un amplio espacio donde se hace justicia a las mujeres artistas que fueron compa?eras de generaci¨®n del Equipo Cr¨®nica y marginadas por la historia. Son Eul¨¤lia Grau, Mari Chord¨¤, Isabel Oliver, y ?ngela Garc¨ªa Codo?er.
Babelia
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