¡®El olvido que seremos¡¯, recuerdo formalista de un hombre bueno
La pel¨ªcula de Fernando Trueba va calando conforme avanza el metraje, casi sin que te des cuenta
No pocas veces la entidad de los personajes se eleva por encima de las propias pel¨ªculas en las que aparecen: sobre sus virtudes, y tambi¨¦n sobre sus defectos; o, al menos, sobre las discutibles decisiones formales que acompa?an el devenir de sus protagonistas y de las sociedades donde se desenvuelven. El olvido que seremos, decimosexto largometraje de ficci¨®n del veterano Fernando Trueba, m¨¢s de cuatro d¨¦cadas haciendo cine de todos los g¨¦neros y estilos, podr¨ªa ser una de esas obras.
La personalidad, el trabajo, los ideales y la profundidad ¨¦tica del doctor H¨¦ctor Abad G¨®mez en la violenta Colombia de los a?os setenta y ochenta adquiere adem¨¢s en estos d¨ªas de furia y sangre en el pa¨ªs sudamericano una dimensi¨®n a¨²n m¨¢s estremecedora. Su hijo, el escritor H¨¦ctor Abad Faciolince, narr¨® sus jornadas de hogar y trabajo, de lucha, bondad, humanismo y tragedia, en la novela hom¨®nima en la que se basa la presente pel¨ªcula. Y el director de Belle ¨¦poque y La ni?a de tus ojos lo ha visualizado con dos decisiones est¨¦ticas que, al menos en el primer trecho del relato, parecen ir en su contra: la insistente divisi¨®n fotogr¨¢fica de los dos tiempos fundamentales de la historia entre el blanco y negro y el color; y, sobre todo, las particularidades de este ¨²ltimo, de un apagado emulador de las tonalidades de la ¨¦poca, tintes sin rotundidad y con matices nost¨¢lgicos; una sistem¨¢tica convertida desde hace tiempo en un clich¨¦ formal en producciones cinematogr¨¢ficas y televisivas de todo el mundo ¡ªquiz¨¢, salvo en Estados Unidos¡ª, y que imprime en ellas un aroma puede que deliberadamente a?ejo, pero a?ejo al fin.
Desde la espontaneidad de sus primeros trabajos, el cine de Trueba se ha ido haciendo cada vez m¨¢s formalista. Pero, frente a la contundencia de esos primeros ejercicios de estilo ¡ªy ah¨ª la fabulosa negrura de El sue?o del mono loco ser¨ªa el paradigma¡ª, en sus ¨²ltimos t¨ªtulos las particularidades de su visualizaci¨®n no siempre parec¨ªan alcanzar los niveles est¨¦ticos pretendidos, particularmente en El baile de la victoria y en El artista y la modelo.
Ahora bien, como dec¨ªamos al principio, si los relatos y los personajes tienen suficiente fuerza, atractivo y capacidad para la emoci¨®n, todo lo anterior queda en barbecho, incluso en entredicho. Y El olvido que seremos va calando conforme avanza el metraje, casi sin que te des cuenta porque relata, y lo relata bien a trav¨¦s de la adaptaci¨®n de David Trueba, una de esas vidas que es necesario contar y recordar. La de un hombre bueno, ese apelativo tan en desuso en tiempos de cinismo y fiereza, y la preciosa relaci¨®n con su hijo. Una memoria tan basada en los grandes acontecimientos de una existencia relevante, como en los m¨¢s peque?os detalles de la convivencia, la ense?anza y el cari?o.
Y en ese sentido, el de la pasmosa sedimentaci¨®n de lo que en principio parece chocante, podr¨ªamos incluir tambi¨¦n la magn¨ªfica interpretaci¨®n de Javier C¨¢mara, elecci¨®n singular para poner cuerpo, rostro y sobre todo voz a Abad G¨®mez. En los primeros minutos ves a C¨¢mara emulando con prodigio un acento; pero en cuanto pasa la natural sorpresa inicial, el actor espa?ol deja de existir, entretejido en la figura carism¨¢tica y digna de un luchador por los derechos sociales. Como dec¨ªa Fran?ois Truffaut sobre el cine de Jean Renoir, sus pel¨ªculas se pon¨ªan del lado de sus personajes. Y Trueba, pese a las opinables esencias formales, lo hace tambi¨¦n en El olvido que seremos. Al final, son sus criaturas las que dominan un universo de palidez crom¨¢tica, pero de categ¨®rica turbaci¨®n.
EL OLVIDO QUE SEREMOS
Direcci¨®n: Fernando Trueba.
Int¨¦rpretes: Javier C¨¢mara, Juan Pablo Urrego, A¨ªda Morales, Patricia Tamayo.
G¨¦nero: drama. Colombia, 2020.
Duraci¨®n: 136 minutos.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.