H¨¦ctor Abad Faciolince: ¡°Prefiero el perd¨®n a la justicia¡±
El escritor presenta la reedici¨®n de su gran ¨¦xito, ¡®El olvido que seremos¡¯: ¡°La memoria es importante pero el exceso de memoria es muy t¨®xico¡±
El 25 de agosto de 1987 los paramilitares mataron en Medell¨ªn al m¨¦dico y activista colombiano H¨¦ctor Abad G¨®mez, profesor de salud p¨²blica y azote de los pol¨ªticos que negaban la conexi¨®n de pobreza y enfermedad. Ten¨ªa 65 a?os y la trayectoria de un m¨¢rtir. Su esposa, Cecilia, y su hijo, el hoy escritor H¨¦ctor Abad Faciolince, lo encontraron en medio de un charco de sangre a la salida de la sede del Sindicato de Maestros. Ella se apresur¨® a recuperar la alianza del cad¨¢ver; ¨¦l hurg¨® en sus bolsillos y encontr¨® un listado de personas amenazadas de muerte y un soneto copiado a mano, que ¨¦l atribuye a Jorge Luis Borges. De esa vida y ese asesinato surgi¨® en 2006 El olvido que seremos, el libro m¨¢s celebrado de Abad Faciolince y un hito en la literatura latinoamericana del siglo XXI, que ahora reedita Alfaguara y que ha tra¨ªdo al escritor a la Espa?a en la que se refugi¨® tras la tragedia.
El escritor llega a la cita en un hotel de Madrid, con aire de turista despistado, la v¨ªspera de presentar ayer esta biograf¨ªa novelada en Matadero, donde se proyect¨® el documental realizado por su hija Daniela a partir de su obra. Rompe el hielo hablando de Catalu?a ¡ª¡°El refer¨¦ndum era ilegal, no hab¨ªa necesidad de hacer alarde de fuerza. Es una torpeza enorme¡±¡ª, y se sienta a charlar del libro, que solo ha retocado para evitar ¡°repeticiones in¨²tiles¡± e incluir un par de ideas. El olvido que seremos ¡ªque ha vendido 250.000 copias en espa?ol y ha sido traducido a una docena de lenguas¡ª es el mismo que el de 2006, la misma historia de amor de un hijo por su padre; la misma hagiograf¨ªa de un hombre que defendi¨® con vehemencia los derechos humanos, el mismo relato de un activista tachado de marxista por la derecha y de reaccionario por la izquierda que jam¨¢s ser¨¢ olvido. Su asesinato se consider¨® crimen de lesa humanidad.
Pregunta. ?Qu¨¦ ha sentido al volver a leer y pensar el libro?
Respuesta. En este caso, por suerte, no sent¨ª verg¨¹enza, sent¨ª que la voz del ni?o y el joven que rememora y que cuenta segu¨ªa siendo aut¨¦ntica, sincera.
P. ?Y cree que en la sinceridad est¨¢ el secreto de su ¨¦xito?
R. La sinceridad y tambi¨¦n el intento literario de la sencillez. Es curioso, he estado leyendo cartas que nos envi¨® mi pap¨¢ a mis hermanas, mi madre y a m¨ª desde Yakarta [Indonesia] y es muy bonito reconfirmar que lo que dije de ¨¦l est¨¢ bien reflejado, era esa persona tan amorosa, tierna y ben¨¦vola que me correg¨ªa cada error de ortograf¨ªa sin hacerme sentir burro.
P. En el libro reconoce que su padre sent¨ªa predilecci¨®n por usted. ?Se ha sentido culpable?
R. S¨ª, pero tal vez es cuesti¨®n de susceptibilidades. Una hermana m¨ªa siempre se ha quejado de que a ella la quer¨ªa menos y estas cartas para ella, por ejemplo eran absolutamente iguales que las cartas para todos.
P. Escribi¨® que los padres siempre tienen preferencias...
R. Cuando lo dije hace 10 a?os lo pensaba. Pero tengo dos hijos y me he dado cuenta de que la medida del amor por los hijos es tan grande que, superada una l¨ªnea, no tiene sentido decir que un infinito es m¨¢s grande que otro.
P. El libro es una hagiograf¨ªa. ?Hay algo que le molestara especialmente de su padre?
¡° Hubo un tiempo en que iba a dejar de escribir; me atormentaba, ya no¡±
R. Yo no s¨¦ si hubo un momento en el que ¨¦l quiso ser un m¨¢rtir. En querer sacrificarse por una causa, por bonita y justa que sea, hay como una punta de vanidad y de ego¨ªsmo, que deja huella. Una hermana m¨ªa enloqueci¨® tras su asesinato. Tiene que haber gente as¨ª pero a lo mejor deber¨ªan ser solteros y no tener familia.
P. En agosto se cumplieron 30 a?os de aquello. ?Ha perdonado?
R. S¨ª. No soy religioso pero me parece mejor el perd¨®n que la justicia porque da una capacidad de olvido muy grande y, en cambio, el rencor te envenena. Se ve en el problema catal¨¢n: ¡°Como Franco nos humill¨®, nosotros seguiremos siendo siempre los humillados y vamos a implicar a nuestros hijos¡±. La memoria es importante pero el exceso de memoria es una cosa muy t¨®xica.
P. Hace un a?o escribi¨® que no se siente v¨ªctima. ?Cu¨¢ndo y c¨®mo deja uno de sentirse v¨ªctima?
R. Cuando lo cuentas. Ponerlo en un papel es muy ¨²til. En el mundo contempor¨¢neo basta la representaci¨®n de la verdad para tener una especie de justicia simb¨®lica, y la verdad es tambi¨¦n la posibilidad del perd¨®n. Y eso es lo que pasa ahora tambi¨¦n en el conflicto colombiano. Los paramilitares fueron los que mataron a mi padre y cuando Uribe hizo la paz con ellos pens¨¦: ¡°Si esta gente cuenta la verdad a m¨ª me importa un pepino la justicia, que tengan la oportunidad de morirse de viejos, la oportunidad que no le dieron a mi padre. No es que yo est¨¦ feliz, no es que los vaya a besar en un acto de perd¨®n p¨²blico... Pero hay otras v¨ªctimas que dicen que no, que tiene que haber un castigo. No podemos olvidar. Me parece bien representarlo en libros y hay libros que lo representan bien. Libros de Cercas, de Trapiello, de tantos otros. Patria de Aramburu hace justicia.
P. ?La literatura hace justicia?
R. Condensa en una historia injusticias, verdades, ofensas, y produce un sentimiento de indignaci¨®n. Esa es la mayor justicia, no los barrotes. Cuando se ven im¨¢genes de disturbios en Catalu?a, se hace justicia porque produce un rechazo.
P. Un a?o despu¨¦s del refer¨¦ndum del no al acuerdo de Santos con las FARC, ?c¨®mo ve Colombia?
R. El a?o pasado fue muy raro electoralmente, se consum¨® el Brexit, triunf¨® el no en Colombia y gan¨® Trump. Yo no s¨¦, hay gente experta en polarizar, en exacerbar los ¨¢nimos, sean humanos o m¨¢quinas, porque les conviene que haya divisiones, les conviene incluso que Europa se desbarate. En Colombia tambi¨¦n, y gan¨® el no por ni siquiera un punto porcentual... y el Gobierno hizo lo que ten¨ªa que hacer. Cambi¨® algunas de las cosas que dec¨ªan los del no. Ellos dicen que les hicieron trampa, ya no se someti¨® a plebiscito, se llev¨® al Parlamento... Todo lo que ellos dec¨ªan que las FARC no iban a hacer se ha ido cumpliendo: firmaron, entregaron las armas... Entonces eran una gente despreciable en muchos sentidos pero han cumplido y ahora est¨¢n entrando en la v¨ªa civil, en la pol¨ªtica. Va a ser muy dif¨ªcil, buena parte de la poblaci¨®n no los queremos nada.
P. ?Cu¨¢l es la clave de la reconciliaci¨®n?
R. Bajar los ¨ªndices de violencia. Y est¨¢n bajando.
P. ?Usted se ha reconciliado con la derecha?
R. S¨ª¡ No estoy de acuerdo con ellos pero que puedan existir me parece bien. Yo antes era un matacuras, superanticlerical; con estos movimientos evang¨¦licos a?oro a la Iglesia cat¨®lica, son mucho m¨¢s abiertos que los evang¨¦licos.
P. El anticlericalismo lo hered¨® de su padre y de su abuelo, excomulgado por entrar a caballo en una iglesia. ?Cu¨¢nto le ha movido?
R. Ahora me da casi pesar de los curitas. Me parece que viven tan aburridos, que se pierden tantas cosas buenas de la vida. Me parece que debe ser dur¨ªsimo tanto cilicio, tanta castidad y tanta abstinencia. El anticlericalismo me movi¨® en el pasado, ahora nada, ahora pienso que todos vivimos en una especie de fantas¨ªa. Creemos un mont¨®n de cosas que son tan mentira como la virginidad de la virgen Mar¨ªa. El mundo cada vez me parece m¨¢s una novela, incluso una novela sin ficci¨®n como esta m¨ªa, de alguna manera tiene que ser ficci¨®n porque es la realidad tal como yo la veo y tal como la recuerdo. Cuando la termin¨¦ y no la hab¨ªa publicado mi familia y amigos de mi padre me tuvieron que corregir muchas cosas porque yo las recordaba mal.
P. Dice que ha sido cobarde, que no ha tomado la bandera de su padre porque se fue. Pero volvi¨® a Colombia y se expone en prensa y radio.
R. Ahora menos. Estuve m¨¢s de un a?o haciendo comentarios radiof¨®nicos y fue devastador. No escrib¨ª nada. La pol¨ªtica para un escritor es una p¨¦rdida de tiempo. Nos hace pensar que eso es lo importante, que la vida se juega ah¨ª, y la vida est¨¢ en otra parte.
P. ?D¨®nde est¨¢ la vida?
R. En el cirujano que opera un coraz¨®n y salva a esa persona. Ah¨ª no hay ninguna pol¨ªtica. No puede importarle si es espa?olista o catalanista. Y el trabajo del escritor es como operar un coraz¨®n. Tenemos que dar vida a todo tipo de personas, no solamente a los de un bando. Si no, nos volvemos como escritores cat¨®licos que solo escribimos de santos.
P. ?Y usted qu¨¦ tipo de escritor se considera?
R. Uno que lucha por no ser un mal escritor. Escribir mal es f¨¢cil. Termin¨¦ una novela hace un a?o y no estoy de acuerdo con ella y no la voy a publicar. Y me la publicar¨ªan y me dar¨ªan un anticipo y quiz¨¢ vender¨ªa 20.000 ejemplares, pero para qu¨¦ si no es buena. Cuando publico tengo que poder venir y mirarle a la cara.
P. Su padre dec¨ªa que el mejor m¨¦todo de educaci¨®n es la felicidad. ?Funcion¨® con usted? ?Es feliz siendo escritor?
R. Soy muy feliz habiendo escrito, siendo escritor a veces soy muy infeliz.
P. Entonces no planea dejar de escribir.
R. Hubo un tiempo en que iba a dejar de escribir porque me atormentaba mucho, ya no. Ya no, me voy a morir escribiendo. Puede que escribiendo mal, pero dejar de intentarlo, no, jubilarme, no, salvo que pierda mis facultades.
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Autor:?Hector Abad Faciolince.
Editorial:?Alfaguara (2017).
Formato: tapa blanda (328 p¨¢ginas).?
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