¡®Hijos del sol¡¯: Dickens en el Teher¨¢n contempor¨¢neo

Los coches de lujo, frente a la pobreza y el desamparo m¨¢s sangrantes. En el Teher¨¢n contempor¨¢neo pueden convivir ambas realidades, y el director Majid Majidi lo muestra en Hijos del sol ya desde su primera secuencia: unos chavales de la calle que roban en el aparcamiento de un centro comercial la rueda de un veh¨ªculo, que revender¨¢n para poder comer; casi como un Charles Dickens del nuevo milenio, como los carteristas de Oliver Twist, donde la orfandad, la mugre y la sagacidad se trasladan desde los tiempos de la Revoluci¨®n Industrial hasta el Ir¨¢n de hoy en d¨ªa.

El director palpa y muestra con rigor y credibilidad el v¨¦rtigo de la gran ciudad: el tr¨¢fico, el ruido, los chanchullos, el metro atestado con vagones separados para hombres y mujeres. Y tambi¨¦n la esperanza de la escuela donde se desarrolla esta odisea infantil de cr¨ªos obligados a crecer antes de tiempo, convertidos en hombres en miniatura que trabajan, fuman y pegan cabezazos como adultos, aunque sin dejar de ser lo que son: ni?os. De hecho, Hijos del Sol bien podr¨ªa ser una aventura al estilo La isla del tesoro, con un Jim Hawkins en busca del cofre que le haga salir de su pobreza, pero enfrentado a los m¨¢s temibles piratas de la ciudad. Sumando drama, comedia, haza?as, intriga criminal y angustia, y amparado en ese grupo de admirables profesores que luchan contra un sistema que les abrasa.

Presentada en el festival de Venecia de 2020, Hijos del Sol no ser¨ªa sin embargo lo que es sin la presencia de Roohollah Zamani, ni?o prodigio de la gestualidad y la capacidad para emocionar, desparpajo innato, sabidur¨ªa de la calle, desgarro natural, comicidad imparable. Es ¨¦l el que, con el tim¨®n de Majidi, lleva el barco de la pel¨ªcula hasta el sorprendente final, notable broche a un cuento contempor¨¢neo con la honestidad por bandera.