La ciudad de los cuatro tesoros escondidos
Los arque¨®logos recuperan la historia de los tesorillos ocultados por sus due?os ante la inminencia de la guerra en el yacimiento medieval de Calatrava La Vieja
El viejo adagio ¡°no hay nada m¨¢s cobarde que el dinero¡± se ha convertido curiosamente en un aut¨¦ntico tesoro arqueol¨®gico, una fuente inagotable de conocimientos para los expertos. Ahora, el art¨ªculo Las monedas escondidas en Calatrava La Vieja. Los secretos tesorillos del pasado, firmado por el arque¨®logo Manuel Retuerce Velasco, del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid, y Miguel Herv¨¢s Herrera, de la consultora Baraka, Arque¨®logos S.L., rescata el hallazgo en las ¨²ltimas d¨¦cadas de cuatro conjuntos monetarios hallados en este yacimiento de Carri¨®n de Calatrava (Ciudad Real), ocultados por sus propietarios ante el peligro inminente de alg¨²n conflicto. Dos de ellos corresponden a la ¨¦poca emiral (siglo IX) y otros dos al siglo XIII, ya que la ciudad fortificada se hallaba en plena frontera entre cristianos y musulmanes y fue el n¨²cleo habitado m¨¢s notable entre C¨®rdoba y Toledo durante cuatro centurias.
El art¨ªculo de Retuerce y Herv¨¢s lo explica as¨ª: ¡°A causa de los temores generados por los propios hombres con sus frecuentes acciones b¨¦licas, en los momentos de inseguridad siempre fue muy habitual y l¨®gica la ocultaci¨®n de los bienes de cualquier miembro de una comunidad. Hasta que el peligro pasara, resultaba totalmente habitual que cualquier persona tratara de esconder sus recursos y pertenencias en un sitio determinado y relativamente cercano al lugar en que habitaba¡±.
As¨ª, desde 1960, cuando se produce casualmente el primer hallazgo, hasta 2010, cuando se realiza el ¨²ltimo, los arque¨®logos han ido ampliando sus conocimientos sobre la vida cotidiana en esta ciudad amurallada, que ser¨¢ habitada por unas 4.000 personas hasta fines del siglo XIII, cuando comenz¨® su decadencia y progresivo abandono, ya que el traslado de la frontera militar hacia el sur peninsular le arrebat¨® su importancia estrat¨¦gica.
En 1960 ¨D24 a?os antes de que comenzasen las excavaciones en este yacimiento¨D un labrador encontr¨®, en lo que fue el arrabal oeste de la ciudad, m¨¢s de un centenar de monedas emirales. Sin embargo, los investigadores tienen poca informaci¨®n sobre lo hallado, porque casi todas las piezas fueron vendidas por su descubridor, y del recipiente donde se guardaron ¨Dfundamental para determinar el porqu¨¦ de la ocultaci¨®n¨D se tienen pocos datos. Solo cinco piezas fueron donadas al Museo Arqueol¨®gico Nacional de Madrid.
El segundo hallazgo se produjo en 1995 durante las obras de apertura de una fosa s¨¦ptica a unos cien metros al sureste de una ermita que se alza pr¨®xima al yacimiento. Se trata de un conjunto de m¨¢s de 400 gramos de monedas de plata que incluye piezas de ¡°todos los emires omeyas de al-Andalus ¡ªdesde Abd al-Rahman I a Abd Allah¡ª, unos pocos fragmentos de monedas francas, dos monedas de dinast¨ªas isl¨¢micas no andalus¨ªes y dos peque?as piezas de joyer¨ªa de plata¡±.
Se supone que pertenec¨ªa a alguien que escondi¨® todo su caudal ante la llegada de los enemigos a la ciudad. La cronolog¨ªa de estas piezas se extiende poco m¨¢s de un siglo: desde finales del VIII a los a?os 891 u 892 y que corresponden al reinado del emir Abd Allah (888-912), abuelo de Abd al-Rahman III, futuro califa de C¨®rdoba. El conjunto est¨¢ expuesto en el Museo Provincial de Ciudad Real.
Pero no todos los hallazgos han sido casuales como los anteriores. En 2004, mientras los arque¨®logos trabajaban a extramuros, al norte del imponente alc¨¢zar, se toparon con un conjunto de 71 dineros de Alfonso VIII, en lo que sospecharon que pudo ser el suelo de una vivienda de un arrabal. Por sus caracter¨ªsticas ¡ªcon huellas de la tela que lo envolvi¨® y el poco valor de las monedas¡ª, los expertos creen que pudo tratarse de un hatillo depositado en alg¨²n escondrijo de la casa, posiblemente en una viga del techo, y que caer¨ªa al suelo al desmoronarse la vivienda. Est¨¢ fechado entre los a?os 1212 y 1217 y se corresponder¨ªa con el sueldo aproximado de un mes.
El ¨²ltimo hallazgo, realizado en 2010 y a solo ocho metros del anterior, es muy semejante. Solo se diferencia en que los arque¨®logos, en esta ocasi¨®n, s¨ª est¨¢n seguros de c¨®mo se escondi¨® este tesorillo de 29 piezas acu?adas entre finales del siglo XII y 1264, estas ¨²ltimas por Alfonso X a ra¨ªz de la primera guerra de Granada.
El conjunto fue encontrado sobre lo que fue el pavimento de una vivienda del siglo XIII y envuelto con telas. ¡°Fue escondido entre los maderos de alguna de las durmientes del techo de la habitaci¨®n¡±, explica Retuerce. ¡°Quiz¨¢s esas monedas se guardaron en ese punto y all¨ª quedaron para siempre; sin que nadie nunca las recogiera, hasta que una vez abandonada la casa, y tras el desmoronamiento de muros y de la cubierta, cayeran al suelo¡±.
¡°Los cuatro tesorillos de Calatrava la Vieja¡±, concluye el profesor de la Universidad Complutense de Madrid, ¡°son un claro ejemplo de c¨®mo se escond¨ªan en lugares secretos las fortunas muebles. Los sitios solo eran conocidos por el temeroso y previsor propietario o por personas allegadas a ¨¦l. En el momento en que el peligro y los atacantes se fueran, solo ¨¦l o sus familiares intentar¨ªan volver a por el apreciado patrimonio oculto. Lo malo, es que, en muchas ocasiones, ninguna de las personas que conoc¨ªan el secreto sobreviv¨ªa, nadie pod¨ªa ir a recoger el bien escondido y este permanec¨ªa en el mismo lugar por los siglos de los siglos¡¡±.
Babelia
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