El mayor arsenal medieval de la Pen¨ªnsula
Los expertos de la Universidad Complutense hallan miles de piezas militares empleadas en la toma de la fortaleza de Calatrava en 1212
Con las primeras luces del 30 de junio de 1212, los ej¨¦rcitos de Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Arag¨®n y Sancho VII de Navarra (los conocidos como los Tres reyes), adem¨¢s de las huestes de Alfonso II de Portugal y centenares de caballeros francos, se encaminaron hacia el primer acto de la decisiva batalla de las Navas de Tolosa (Santa Eulalia, Ja¨¦n), que se producir¨ªa 17 d¨ªas despu¨¦s, y que acabar¨ªa con el poder musulm¨¢n en el centro peninsular. La toma de la fortificada ciudad de Calatrava (44 torres, s¨®lidas murallas y un foso alimentado con un ingenioso sistema hidr¨¢ulico) se interpon¨ªa en su camino antes de enfrentarse a las muy superiores tropas del almohade Muhammad an-Nasir. Las armas empleadas para tomar Calatrava (Carri¨®n, Ciudad Real) han emergido a lo largo de 34 a?os (la ¨²ltima campa?a arqueol¨®gica acab¨® en septiembre) en el que se considera ya ¡°el mayor y m¨¢s variado conjunto de piezas de armamento encontradas en un yacimiento medieval de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica¡±.
Desde 1984, el equipo arqueol¨®gico de Manuel Retuerce, de la Universidad Complutense de Madrid, y Miguel ?ngel Herv¨¢s ha ido hallando gran parte del material b¨¦lico usado: espadas, ballestas, flechas, dardos, saetas, azagayas, virotes, puntas de lanza y hasta abrojos, las p¨²as met¨¢licas que se lanzaban a las pezu?as de los caballos. Se han desenterrado, como indica el trabajo de fin de m¨¢ster (junio de 2018) del historiador Alejandro Florist¨¢n, defendido en la Universidad de Alicante, ¡°m¨¢s de 20.000 objetos met¨¢licos¡±, de los que 1.605, por ejemplo, son ¡°elementos arrojadizos¡±.
A principios del siglo XIII las fronteras entre los reinos cristianos y musulmanes permanec¨ªan estables en torno al Guadiana. Entre Toledo (cristiana) y C¨®rdoba (musulmana), solo Calatrava se erig¨ªa como ciudad importante. Su posesi¨®n era decisiva para ambos bandos, una especie de ¡°cabeza de puente¡±, como explica Retuerce. La ciudad, que llegar¨ªa a albergar a unas 4.000 personas, fue edificada por el emirato omeya en torno al 785 con el nombre de Qal'at Rabah (La Fortificaci¨®n o Encomienda de Rabah). La conformaban alc¨¢zar, medina de cuatro hect¨¢reas, arrabales (con industria alfarera), torres pentagonales, albarranas, puertas en codo, foso y un sistema hidr¨¢ulico que lo alimentaba: un aut¨¦ntico fort¨ªn protegido por los r¨ªos Guadiana y Valdeca?as, y erigido sobre una colina que ya hab¨ªa sido ocupada por los ¨ªberos.
En 1147 cay¨® en poder de los cristianos, pero los musulmanes la recuperaron en 1195, como consecuencia de su victoria en la batalla de Alarcos, hasta que la perdieron en 1212. A partir de ese momento las fronteras b¨¦licas comienzan a descender hacia el sur, por lo que Calatrava perdi¨® su importancia estrat¨¦gica. Adem¨¢s, la insalubridad del r¨ªo (paludismo) llev¨® a su abandono definitivo a principios del XV. En 1774 cerr¨® la ermita y su recuerdo se perdi¨® entre las brumas de la historia.
En los a?os setenta comenzaron los trabajos de consolidaci¨®n y reconstrucci¨®n (Santiago Camacho y Miguel Fisac) de las estructuras existentes.
En 1984 se inici¨® la excavaci¨®n arqueol¨®gica. ¡°El hecho de que la zona no estuviera muy densamente poblada evit¨®, en gran medida, el saqueo de sus restos¡±, explica Retuerce, y hoy en d¨ªa, de hecho, es un parque arqueol¨®gico visitable, junto al municipio de Carri¨®n de Calatrava. Los hallazgos durante estos a?os han sido abundantes en cer¨¢mica (ajuares isl¨¢micos y cristianos), vidrio, metales (broches de cintur¨®n, adornos de los correajes, etc.), monedas (dos conjuntos de dineros de vell¨®n del siglo XIII) y hasta la osamenta de un defensor musulm¨¢n de la fortificaci¨®n.
Por su parte, el estudio de Florist¨¢n destaca la importancia de los hallazgos armament¨ªsticos porque esta rama de la arqueolog¨ªa no est¨¢ tan desarrollada en Espa?a como en Reino Unido, Alemania o Estados Unidos. La toma de la ciudad (seg¨²n la ubicaci¨®n de las armas halladas tanto dentro como fuera de la ciudad) se llev¨® a cabo mediante un triple ataque con el empleo de tres cuerpos de arqueros cristianos de manera simult¨¢nea para impedir a los defensores concentrar sus fuerzas en un ¨²nico lugar. Los arqueros ¡°actuaban en superficie, lanzando andanadas de flechas¡± para eliminar o debilitar al enemigo. Posteriormente, los ballesteros, que necesitaban m¨¢s tiempo para cargar sus armas, disparaban con mayor precisi¨®n a los asediados. Se empleaban tambi¨¦n flechas emponzo?adas¡± e incendiarias, recubiertas de estopa para provocar que las llamas devorasen el objetivo.
Tras la toma de Calatrava, los caballeros francos reclamaron matar a los defensores musulmanes. Alfonso VIII se neg¨®. La mayor parte de los francos se encorajinaron y se volvieron a su reino. Y ya no participar¨ªan, el 16 de julio, en la decisiva batalla de Navas de Tolosa, y que fue posible gracias a la toma, en la retaguardia, de Calatrava, lo que inclin¨® definitivamente el fiel de la balanza hacia el lado cristiano, en una guerra sin cuartel que dur¨® ocho siglos.
Olivares, vides y murallas
El yacimiento de Calatrava la Vieja impresiona. Sobre una extensa planicie cubierta de cultivos, vides y olivares, junto a la ribera del Guadiana y en el t¨¦rmino municipal de Carri¨®n de Calatrava, se erige una mole p¨¦trea que sorprende al visitante. Una ciudad musulmana en excavaci¨®n que puede ser recorrida con o sin gu¨ªa y que semeja una isla entre las aguas del r¨ªo.
La Vieja y la Nueva
La Orden de Calatrava era una entidad militar y religiosa fundada para proteger la ciudad de Calatrava del ataque de las tropas musulmanas. Alfonso VII, rey de Le¨®n y Castilla, dada la importancia de la fortificaci¨®n, se la entreg¨® a los caballeros del Temple, que no pudieron mantenerla en poder cristiano.
La defensa se encomend¨® entonces a la nueva Orden de Calatrava, que fue creada por el abad del Monasterio de Fitero (Navarra) en 1158. Pero en el a?o 1217, el maestre Mart¨ªn Fern¨¢ndez de Quintana decidi¨® trasladar el maestrazgo a Calatrava la Nueva, en el actual municipio de Aldea del Rey (Ciudad Real).
La Vieja entr¨® entonces en completa decadencia. A principios del siglo XIX,? era ya un despoblado en estado de ruina avanzado. El ¨²ltimo acontecimiento destacado que vivi¨® fue la ejecuci¨®n de Gregorio Monedero y Francisco Romo, unos milicianos isabelinos que fueron capturados durante la primera Guerra Carlista.
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