Agravios, desprecios, inquinas y otras virtudes literarias
Las entrevistas a personalidades de la cultura del siglo XX recogidas en ¡®Retratos a medida¡¯ rezuman, entre muchas virtudes excelsas, algunas curiosidades de la miseria humana
En el peque?o entramado de calles del madrile?o Barrio de las Letras conviv¨ªan en el Siglo de Oro como vecinos, Tirso de Molina, Francisco de Quevedo, Lope de Vega, G¨®ngora. Cervantes y Calder¨®n de la Barca. No hay gu¨ªa tur¨ªstico que deje de explicar a los visitantes como nota caracter¨ªstica de esos escritores, m¨¢s all¨¢ de la magnitud de su obra, los insultos que se lanzaban, la inquina que se profesaban, el ingenio que utilizaban para zaherirse unos a otros. Quevedo odiaba a G¨®ngora hasta el punto de comprar la casa donde viv¨ªa para desahuciarlo y regularmente le mandaba raciones de tocino para infamarle como jud¨ªo converso y de su nariz hizo un soneto demoledor. Por su parte, G¨®ngora se limitaba a llamarle cegato y patizambo. Lope era un triunfador y Cervantes un genio sin lectores, pero ambos se ten¨ªan unos celos muy consolidados. En esas callejuelas se respiraba entonces el aire viciado de la envidia y del resentimiento que no ha cesado a lo largo de la historia de toda la literatura espa?ola, en la que el ¨¦xito suele ir acompa?ado de la maledicencia y del escarnio. Cuanta m¨¢s gloria m¨¢s vilipendio, cuanto m¨¢s talento m¨¢s desprecio.
La Fundaci¨®n del Banco Santander ha publicado el libro Retratos a medida, un conjunto de entrevistas a personalidades de la cultura espa?ola de la primera mitad del siglo XX en las que el alma de esta gente famosa rezuma, entre muchas virtudes excelsas, algunas curiosidades de la miseria humana. Un periodista le pregunta a Baroja: ¡°?Tuvo usted amistad con Unamuno?¡±. Y don P¨ªo contesta:¡± Con ese t¨ªo yo no voy a ninguna parte¡±.
Un periodista le pregunt¨® a Baroja: ¡°?Tuvo usted amistad con Unamuno?¡±. Contest¨®: ¡±Con ese t¨ªo yo no voy a ninguna parte.¡±
Resulta que un domingo lo cit¨® en un caf¨¦ para charlar. Enseguida Unamuno tom¨® la palabra y sin dejarle abrir la boca ni pedirle consentimiento empez¨® a leerle entera su novela Amor y pedagog¨ªa, de cabo a rabo. Al salir muy aturdido del caf¨¦ se encontraron con Valle Incl¨¢n. ¡°Los present¨¦ ¨Ddice Baroja¨D. Los dos eran igualmente de intolerantes y enseguida se pudieron a discutir. ?bamos los tres por la calle, ellos discutiendo a gritos y yo tratando de que no ri?eran. Pero a los cien pasos me cans¨¦ de o¨ªrlos y los abandon¨¦ en una esquina, a punto de desafiarse¡±.
Valle Incl¨¢n era un trolero, seg¨²n Baroja. Una noche iban los dos por la calle y de repente, ya de madrugada, presenciaron una pelea a navaja entre dos tipos que acaban de salir de un garito de juego. Uno de ellos malherido comenz¨® a gritar y a o¨ªr los gritos acudieron los municipales quienes detuvieron al mat¨®n. Baroja y Valle presenciaron la reyerta sin poder hacer nada, pero Valle se invent¨® que fue ¨¦l, como un h¨¦roe, quien con su propia y ¨²nica mano desarm¨® al hombre de la navaja, lo asust¨® y lo prendi¨® y a continuaci¨®n con todo lujo de detalles escribi¨® su haza?a en el peri¨®dico¡±. Y lo peor es que me pon¨ªa a m¨ª de testigo¡± ¨Dcuenta Baroja¨D. Pero yo cont¨¦ la verdad de lo ocurrido y Valle se enfad¨® conmigo. En un banquete que le dimos al pintor Echevarr¨ªa, a los postres Valle grit¨®: Baroja cree que la literatura es la fotograf¨ªa. Eso lo dec¨ªa por haberle pillado en la trola¡±.
La misma trampa literaria le echaba Baroja en cara a Gald¨®s, quien escrib¨ªa de muchos lugares donde no hab¨ªa estado nunca. Los describ¨ªa sin verlos. Puede que Gald¨®s junto con Echegaray y Jacinto Benavente hayan sido los escritores m¨¢s zaheridos en el panorama de nuestras letras. ¡°Hubo un tiempo ¨Ddice Benavente¨D en que apenas hab¨ªa en Espa?a y en Am¨¦rica escritor principiante o prestigioso que no se metiera conmigo o con mis obras. Meterse con mi teatro hac¨ªa intelectual a la gente. En las revistas y peri¨®dicos de la juventud literaria era de caj¨®n meterse conmigo desde el primer n¨²mero¡±. No obstante, en este caso no se produjo el hecho tan espa?ol de escribir a la Academia sueca para oponerse a que le dieran el Nobel de Literatura como hicieron con Echegaray, a quien en las tertulias lo denominaban el Gran Idiota. Hasta el punto de que Valle y sus amigos mandaron una carta solo con este insulto en el sobre sin m¨¢s se?as ni direcci¨®n y la carta lleg¨® a su destino.
Puede que Gald¨®s junto con Echegaray y Jacinto Benavente hayan sido los escritores m¨¢s zaheridos en el panorama de nuestras letras
El ingenio de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez para inocular su mala baba contra los poetas de su generaci¨®n incluso contra algunos de sus disc¨ªpulos y admiradores era extraordinario. ¡°Vengo de casa de Antonio Machado. Sobre un mont¨®n de libros y papeles depositados en una silla hab¨ªa un plato con dos huevos fritos¡±. Seg¨²n su humor unas veces Juan Ram¨®n dec¨ªa que Machado se hab¨ªa sentado sobre los huevos fritos y otras veces no. Rub¨¦n Dar¨ªo dec¨ªa: Las novelas de Baroja tienen mucha miga. Se nota que ha sido panadero¡±. Baroja replic¨®:¡± Rub¨¦n Dar¨ªo tiene muy buena pluma. Se nota que es indio¡±. Aunque hoy insultarse abiertamente ya no se lleva, se podr¨ªa escribir la historia de la literatura espa?ola solo a trav¨¦s de los agravios, envidias, desprecios e inquinas. Y no por eso dejar¨ªa de ser admirable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.