Nuevo periodismo en la Argentina de principios del siglo XX
Una antolog¨ªa re¨²ne 70 semblanzas de personalidades espa?olas publicadas en peri¨®dicos porte?os. Baroja, Sorolla, Gald¨®s, Victoria Kent o La Argentinita desfilan por sus p¨¢ginas
Incendi¨® el Metropolitan de Nueva York. En Tokio, su s¨ªntesis de baile cl¨¢sico y flamenco arranc¨® las palmas del p¨²blico como si estuviese en Sevilla. Bonaerense de ascendencia espa?ola y apodada La Argentinita, Antonia Merc¨¦ cosech¨® grandes logros internacionales, pero ninguno pudo emocionarla tanto como la s¨²plica que escuch¨® en el Teatro Real de Madrid antes de emprender otra gira: ¡°?Argentina, no te vayas de Espa?a!¡±. La bailaora explic¨® en 1933 al semanario Caras y Caretas que en aquel grito hab¨ªa reconocido su destino: hermanar a dos pueblos. La entrevista forma parte de un libro con id¨¦ntica vocaci¨®n, Retratos a medida (Fundaci¨®n Santander), antolog¨ªa de 70 reportajes publicados durante la primera mitad del siglo pasado que reconciliaron a la prensa porte?a con la cultura espa?ola.
Un siglo despu¨¦s de la independencia de 1816, Argentina volv¨ªa su mirada hacia una Espa?a que a su vez se abr¨ªa a la modernidad. El pa¨ªs contaba entonces con el mayor ¨ªndice de alfabetizaci¨®n de Latinoam¨¦rica, lo que despert¨® un apetito cultural propio y la eclosi¨®n de prensa gr¨¢fica y diaria que recogi¨® el testimonio de muchos espa?oles o gallegos. No solo de escritores y cient¨ªficos, sino de cupletistas, pintores, pedagogos, bailarines y hasta alg¨²n torero. Retratos a medida recopila una selecci¨®n de aquellas semblanzas a lo largo de medio millar de p¨¢ginas. Por ellas desfilan 57 personalidades como P¨¦rez Gald¨®s y Baroja, Victoria Kent y Margarita Xirgu, Sorolla y Picasso, Azor¨ªn, G¨®mez de la Serna, Pastora Imperio o Ram¨®n y Cajal. Un c¨®digo QR en el interior del libro conduce a varios podcasts con lecturas dramatizadas.
La investigadora y ant¨®loga Beatriz Ledesma plantea que publicaciones argentinas como la decana Caras y Caretas, La Naci¨®n, El Hogar, Fray Mocho o La Prenda ¡°fueron precursoras del nuevo periodismo¡±, que en los sesenta proclamar¨ªa una generaci¨®n de reporteros estadounidenses. Aquellas licencias ya se las permit¨ªa Juan Jos¨¦ de Soiza Reilly, provocador periodista en n¨®mina de Caras y Caretas, polemista de caf¨¦, autodidacta. Su figura vertebra buena parte del volumen, que acaba con la ¡°intervi¨²¡± que le realiz¨® en 1928 el poeta primerizo Carlos Sanguinetti. El cazador cazado desliza en ella una reflexi¨®n humanista: ¡°Me entrevist¨¦ con reyes, pr¨ªncipes, sabios, artistas, bandoleros y asesinos. Todo hombre es grande en su peque?ez y peque?o en su grandeza¡±.
Esto que Ledesma denomina ¡°entrevistas de autor¡± ¡ªcr¨®nicas literarias, divididas por escenas y a menudo relatadas en primera persona ¡ª contraven¨ªa la ortodoxia de la precisi¨®n. Una vanguardia que ¡°da cuenta del talento y el arte desplegado por los entrevistadores para introducirse en la intimidad y retratarla bajo su mirada¡±. En ocasiones con cierta extravagancia, como es el caso de Alberto Hidalgo y Azor¨ªn. El escritor alicantino clav¨® su mirada en la del entrevistador, cont¨® Hidalgo, pero ninguno de los dos abri¨® la boca ni tan siquiera para pronunciar un monos¨ªlabo. El periodista tom¨® su sombrero media hora despu¨¦s, tendi¨® la mano a Azor¨ªn y entonces s¨ª rompi¨® el silencio tenso: ¡°Tanto gusto¡±. Aquel enero de 1921 Hidalgo se las ingeni¨® para escribir sobre una charla que nunca sucedi¨®.
S¨ª hubo intercambio verbal con otro miembro de la Generaci¨®n del 98, P¨ªo Baroja, cuyos improperios resultaban muy codiciados en las redacciones de la ¨¦poca. La Naci¨®n lo visit¨® en noviembre de 1950 y aquel no se ahorr¨® comentarios contra sus colegas. De entre todos ellos, Baroja tomaba a Valle-Incl¨¢n como objeto de sus mejores pullas: ¡°Era un trolero. Una noche iba yo con ¨¦l por la calle a las dos de la madrugada. De repente salieron de una casa de juego dos hombres. Uno de ellos sac¨® una navaja y le hiri¨® al otro. El herido grit¨® y en el acto aparecieron unos guardias que detuvieron al heridor. Todo pas¨® en unos momentos. Lo vi yo y lo vio Valle. Ninguno de los dos tuvo tiempo de hacer nada. Pero Valle-Incl¨¢n invent¨® luego una historia y se atribuy¨® el papel de h¨¦roe¡±.
Aquellas ri?as entre escritores inspiraron versos y relatos. Retratos a medida no es un libro de historias aisladas, sino de testimonios interconectados. El lector puede apreciar incontables nexos entre artistas y musas, maestros y disc¨ªpulos, compositores y bailaoras, adem¨¢s de los t¨¢ndems art¨ªsticos, v¨ªnculos generacionales y amor¨ªos. Destaca la relaci¨®n de Sorolla con casi todas las personalidades de su ¨¦poca, a quienes retrat¨® gracias al mecenazgo de la Hispanic Society of America. Tambi¨¦n Jacinto Benavente habla de sus actores y actrices. Entre 1914 y 1951 cuatro periodistas argentinos lo entrevistaron, entre medias se alz¨® con el Nobel de Literatura. Sus plumas muestran a un dramaturgo insatisfecho pese al ¨¦xito. ¡°Le parece a uno que siempre pudo hacer algo m¨¢s de lo que ha hecho¡±, dijo un mes antes de la sublevaci¨®n militar de 1936.
En la presentaci¨®n de la monograf¨ªa participaron este jueves Bieito Rubido, exdirector de Abc, y Juan Cruz, periodista de EL PA?S. Estuvo asimismo presente Pablo Guianera, actual editor de Cultura en La Naci¨®n, a quien los textos de sus antecesores le hacen preguntarse por la naturaleza misma de la entrevista: ¡°Dir¨ªa que consiste en poner a salvo una voz, lo cual no quiere decir solo transcribir o inventar. El escritor Rub¨¦n Dar¨ªo defini¨® las p¨¢ginas de mi peri¨®dico como una espl¨¦ndida s¨¢bana. Yo a?adir¨ªa que se trata de una s¨¢bana que protegi¨® las voces de muchos¡±. Su colega Andr¨¦s Mu?oz escribi¨® sobre el doctor Gregorio Mara?¨®n en 1950. Se encontraron en la vivienda del cient¨ªfico, decorada con ¨®leos de Sorolla, Anglada o Zuloaga. El redactor no incluy¨® en pasajes enteros de la cr¨®nica ni una sola intervenci¨®n literal del entrevistado. Sin embargo, pareciera que en esas l¨ªneas retumbe su voz.
Babelia
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