¡®Possessor Uncut¡¯: Brandon Cronenberg, digno hijo de su padre

No se puede ser m¨¢s hijo de David Cronenberg que Brandon Cronenberg. El cine del maestro canadiense, autor de obras maestras como Inseparables y Crash, ha tenido un eco fundamental en autores a medio camino entre el terror y la ciencia ficci¨®n, hijos art¨ªsticos m¨¢s o menos leg¨ªtimos siempre apegados a los desv¨ªos del cuerpo y de la mente; el (pen)¨²ltimo de ellos, Carlo Mirabella-Davis, con la impactante Swallow (2019). Pero quiz¨¢ nadie tan cercano a sus dogmas tem¨¢ticos y formales como su hijo carnal, ganador del premio a la mejor ¨®pera prima en Sitges 2012 con Antiviral, y galardonado con la mejor pel¨ªcula del certamen en 2020 gracias a Possessor Uncut, de estreno en Movistar sin pasar por las salas comerciales espa?olas.

Sexo, violencia y depravaci¨®n; problemas psicol¨®gicos en las esquinas m¨¢s rec¨®nditas de la mente; el cuerpo, sus deformaciones y sus misterios; perversidad, manipulaci¨®n, lujuria¡­ Son algunas de las esencias del corpus f¨ªlmico del padre, y todas ellas aparecen en Possessor, ambientada en un futuro pr¨®ximo donde una organizaci¨®n secreta ofrece sus servicios con implantes cerebrales, capaces de manipular las acciones de sujetos que acaban cometiendo asesinatos en beneficio de oscuras corporaciones empresariales. Como la Parallax Corporation de El ¨²ltimo testigo, en versi¨®n tecno-thriller, con apuntes de gore, de giallo y de ciencia ficci¨®n.

El planteamiento de Cronenberg, tambi¨¦n guionista en solitario, es atractivo y con apenas dos obras ha alcanzado un nivel formal que su padre, aun con una cabeza privilegiada para lo malsano, tard¨® m¨¢s en conseguir, siempre teniendo en cuenta que eran otros tiempos y otros presupuestos. Tan g¨¦lida en su tono como demandan los genes de su art¨ªfice, Possessor lega un par de im¨¢genes imborrables y, al menos en la primera mitad del relato, te agarra con sus perturbadores planteamientos.

Sin embargo, conforme avanza el relato, comienzan a abr¨ªrsele las costuras. El poder como narrador de Brandon es a¨²n balbuceante, adentr¨¢ndose la historia en un trecho central con cierta tendencia a lo excesivamente cr¨ªptico y al muermo, acuciado tambi¨¦n por la escasa calidad de algunos de los di¨¢logos. Es entonces cuando el espectador debe empezar a pensar d¨®nde quiere llegar el director con sus planteamientos: si a una esplendorosa fachada de perversi¨®n, o a una verdadera reflexi¨®n sobre las anomal¨ªas en las sociedades impolutas, y al reflejo en el alma de las mutaciones del cuerpo. Y ah¨ª a¨²n le queda a Cronenberg camino por recorrer, hasta lograr no solo las sensaciones externas sino tambi¨¦n la fortaleza interna del autor de Videodrome y La mosca.