Cambiazo de esqueleto en el Museo de C¨¢diz
Un estudio desvela que entre 1908 y 1912 se extrajo de un sarc¨®fago fenicio el cuerpo del var¨®n que guardaba porque estaba muy deteriorado y se sustituy¨® por el de una mujer desconocida
El 31 de mayo de 1887, mientras se allanaban en C¨¢diz unos terrenos para montar la Exposici¨®n Mar¨ªtima Nacional, se descubri¨® un sarc¨®fago fenicio antropomorfo de m¨¢rmol en cuya tapa se representaba a un personaje masculino de edad madura, con barba y espesa cabellera, vestido con una t¨²nica de manga corta y con una corona de laurel y unas sandalias pintadas. En el interior hab¨ªa un esqueleto, que nadie dud¨® que correspond¨ªa a un var¨®n.
Ese sarc¨®fago es hoy uno de los grandes atractivos del Museo de C¨¢diz. Sin embargo, el estudio ?Qui¨¦n fue enterrado en el sarc¨®fago fenicio antropoide masculino de Gadir?, publicado en la revista cient¨ªfica Zephyrus y firmado por Mar¨ªa Milagros Mac¨ªas L¨®pez, Ana Mar¨ªa Niveau-de-Villedary y Mari?as, Natalia L¨®pez S¨¢nchez y Pablo Sicre Gonz¨¢lez, de la Universidad de C¨¢diz, ofrece una sorprendente respuesta: ¡°Los restos que se conservan en el Museo de C¨¢diz no son los originales. Entre 1908 y 1912 el esqueleto, perdido irremediablemente por tantos traslados y manipulaciones, fue sustituido por el actual. Gracias a la fotograf¨ªa que se conserva del momento de la apertura del sarc¨®fago [en 1887] en el lugar de su hallazgo y del primer estudio antropol¨®gico realizado [en 1889] antes de su cambio, se ha podido llegar a la conclusi¨®n de que el individuo enterrado [actualmente] en este sarc¨®fago muy probablemente sea el de una mujer y no un hombre, como se supon¨ªa y parec¨ªa esperarse de la figura de la tapa¡±.
El 1 de julio de 1887, tres d¨ªas despu¨¦s del hallazgo del sarc¨®fago del var¨®n, se produjo su apertura oficial. ¡°Pero llam¨® poderosamente la atenci¨®n a los all¨ª pre?sentes que el esqueleto, en dec¨²bito supino, mostrara algunos huesos algo variados de su posici¨®n normal y algunos revueltos¡±. La explicaci¨®n oficial fue que estuvo enterrado primero en un lugar y, cuando ya estaba fabricado el sarc¨®fago, fue exhumado e introducido en su interior¡±.
Pero algo no cuadraba. Surgieron dudas ¡°de que hubiera sido expoliado el d¨ªa antes de su apertura oficial¡±. Personajes de la ¨¦poca manifes?taron la sospecha de su saqueo entre el d¨ªa de su descubrimiento (lunes 30 de mayo de 1887) y el de su apertura (el mi¨¦rcoles 1 de junio de 1887). Adem¨¢s, el hecho de que se levantara una ¡°empalizada de madera al?rededor para resguardarlo de los curiosos¡± increment¨® las suspicacias, porque desde el 31 de mayo ¡°ya estaba listo un dispositivo de apertura para levantar la tapa del sepulcro con un apa?rejo de cabria amarrando perfectamente las cuatro asas¡±, tal y como recogi¨® la prensa del momento. Pero hubo una contraorden, ¡°sin que se conozca la causa de la misma¡±, y la apertura se retras¨® al 1 de junio.
¡°Ante estas circunstancias¡±, se lee en el informe, ¡°no son descabe?lladas las sospechas de expolio en una ¨¦poca cuya mentalidad con respecto a los objetos arqueol¨®gicos era la propia del coleccionismo privado que desde siglos atr¨¢s se ven¨ªa produciendo en la ciudad y en la provincia¡±. La Comisi¨®n Provincial de Monumentos Hist¨®ricos y Art¨ªsticos, encargada de las excavaciones arqueol¨®gi?cas, carec¨ªa de recursos para evitar los saqueos. Adem¨¢s, que la ciudad no dispusiera de un museo supon¨ªa un grave problema a?adido para guardar el sarc¨®fago.
El fot¨®grafo Rafael Rocafull y Monfort realiz¨® la ¨²nica instant¨¢nea que existe de la apertura. En ella, se muestra a un individuo con los brazos pegados a lo largo del cuerpo sobre un lecho de sedimentos¡±. Los autores de la Universidad de C¨¢diz mantienen que ¡°al analizar minuciosamente la fotograf¨ªa, se ad?vierte que se trata de una inhumaci¨®n primaria¡±; es decir, el cuerpo fue colocado en el sarc¨®fago al morir, y nunca fue trasladado desde otra tumba como se dijo en 1887 para justificar el revoltijo de huesos.
Despu¨¦s de su descubrimiento y tras permanecer expuesto al p¨²blico en el pabell¨®n de Antig¨¹edades de la Ex?posici¨®n Mar¨ªtima, el sarc¨®fago y sus restos fueron trasladaron en diciembre de 1887 a la planta baja de la Escuela de Artes y Oficios, germen del pos?terior Museo Arqueol¨®gico. Desde la primera localizaci¨®n hasta la actual en el museo se sucedieron, al menos, otros cinco traslados de sede y dentro de ellas va?rios cambios de dependencias, siempre en condiciones preca?rias.
Todos estos vaivenes afectaron gra?vemente a los restos, de cuyo deterioro dejaron testimonio varios autores. En el momento de su descubrimiento, el es?queleto se hallaba perfectamente con?servado. De hecho, el experto Manuel Rodr¨ªguez de Berlanga lo encontr¨® en buen estado el 26 de septiembre de 1887. Otro experto, Manuel S¨¢nchez-Navarro, lo confirm¨® en 1889 en un estudio antropol¨®gico.
En 1901, un arque¨®logo llamado Jorge Bonsor volvi¨® a mirar en el interior, pero ya el cuerpo ¡°hab¨ªa sido muy maltratado desde entonces debido a las variaciones que sufri¨® en el Museo Provincial, por lo que viendo los huesos tan deteriora?dos, se ofreci¨® a endurecerlos en el Museo de Historia Natural de Bruselas¡¡±. Su petici¨®n fue denegada.
En 1908, el arque¨®logo Enrique Romero de Torres afirm¨® que el esqueleto se encontraba ya ¡°incompleto de resultas de haber sido maltratado en los sucesivos traslados a los que hab¨ªa sido sometido¡±. En 1912, Fernando de las Barras, catedr¨¢tico de Antropolog¨ªa F¨ªsica de la Facultad de Ciencias de Sevilla, se desplaz¨® a la ciudad para hacer ¨¦l mismo un nuevo estudio, pero los huesos, como demuestra la Universidad de C¨¢diz, ya hab¨ªan sido cambiados.
En 1982, el arque¨®logo Juan Ram¨®n Ram¨ªrez Delgado, durante la reali?zaci¨®n de su tesis doctoral, revis¨® el estudio antropol¨®gico de S¨¢nchez-Navarro de 1889 y descubri¨® ¡°importan?tes diferencias con el realizado por De las Barras, concluyendo que se trataba de individuos totalmente distintos¡±.
As¨ª, el estudio de los especialistas de la Universidad de C¨¢diz establece que en ¡°el lapso de tiempo transcurrido entre 1908 y 1912 debi¨® producirse la sustituci¨®n de los restos ¨®seos. La causa de la misma pudo venir condicionada por la decisi¨®n de exponer el sarc¨®fago con su es?queleto, pero, al encontrarse este tan deteriorado, co?locaron otro en buenas condiciones¡±.
¡°Queda demostrado¡±, afirma Milagros Mac¨ªas, antrop¨®loga del grupo de trabajo, ¡°que los restos ¨®seos que actualmente se conservan en el Museo Arqueo?l¨®gico de C¨¢diz como pertenecientes al sarc¨®fago antropoide masculino no son los hallados en ¨¦l, sino que el esqueleto original sufri¨® tal deterioro que fue sustituido entre 1908 y 1912 por otro en buen estado de conservaci¨®n. En cuanto a la pol¨¦mica respecto a su verdadero sexo, consideramos que el esqueleto del sarc¨®fago masculino puede ser compatible con un individuo femenino, con una edad entre 40 y 50 a?os y entre 1,53 y 1,55 metros de estatura¡±. Por tanto, la pregunta que queda en el aire es: ?a qui¨¦n pertenecen los restos femeninos?
¡°Los sarc¨®fagos antro?pomorfos de origen si?donio [de Sid¨®n, Fenicia] son contenedores funerarios derivados de proto?tipos egipcios. Generalmente se esculpieron en m¨¢rmol y, en principio, estuvieron destinados en exclusiva a las dinast¨ªas reales y a su c¨ªrculo m¨¢s cercano en la zona de Sid¨®n/Amrit durante la ¨¦poca persa¡±, afirma Niveau-de-Villedary. Los dos ejemplares gaditanos ¨Del 26 de septiembre de 1980 se encontr¨® otro que representa a una mujer, dentro del cual curiosamente hay un esqueleto de hombre¨D fueron esculpidos en el siglo V a. C.
De los m¨¢s de 100 sarc¨®fagos antropomorfos fe?nicios conocidos en el mundo, ¡°la mayor parte procede de hallazgos fortuitos o son fruto de la b¨²squeda de anticuarios durante los siglos XVIII y XIX, y sus destinos fueron colecciones privadas y museos¡±, dice el informe. Solo en el caso de C¨¢diz se han estudiado sus restos ¨®seos.
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