La Zaranda saca su artiller¨ªa po¨¦tica para ajustar cuentas con el poder
La veterana compa?¨ªa teatral ha iniciado en el festival de Olite la gira de su nuevo montaje, ¡®La batalla de los ausentes¡¯
La Zaranda, una de las compa?¨ªas m¨¢s veteranas y personales de la escena espa?ola, pas¨® fugazmente el s¨¢bado pasado por el Festival de Teatro de Olite para presentar su nuevo espect¨¢culo, La batalla de los ausentes, una coproducci¨®n con el teatro Romea de Barcelona que en los pr¨®ximos meses podr¨¢ verse en numerosas ciudades y desembarcar¨¢ la pr¨®xima temporada en Barc...
La Zaranda, una de las compa?¨ªas m¨¢s veteranas y personales de la escena espa?ola, pas¨® fugazmente el s¨¢bado pasado por el Festival de Teatro de Olite para presentar su nuevo espect¨¢culo, La batalla de los ausentes, una coproducci¨®n con el teatro Romea de Barcelona que en los pr¨®ximos meses podr¨¢ verse en numerosas ciudades y desembarcar¨¢ la pr¨®xima temporada en Barcelona (del 28 de septiembre al 3 de octubre) y Madrid (17 de febrero al 20 de marzo). Como viene haciendo desde su fundaci¨®n hace 43 a?os, una vez m¨¢s el grupo colm¨® el escenario con mil met¨¢foras e im¨¢genes po¨¦ticas, que en esta ocasi¨®n utilizan para librar la que quiz¨¢ sea una ¨²ltima batalla en la que, aseguran, se enfrentan con sus enemigos interiores y con otros muchos con los que llevan tropezando desde que empezaron su andadura profesional.
La Zaranda, que antes se defin¨ªa como Teatro Inestable de Andaluc¨ªa la Baja y hace unos a?os cambi¨® esta denominaci¨®n por la de Teatro Inestable de Ninguna Parte, es parad¨®jicamente una compa?¨ªa estable que no ha cejado en su empe?o de desarrollar su propia forma de hacer teatro, impregnada de una po¨¦tica personal¨ªsima que no solo emana de los bellos y on¨ªricos textos de Eusebio Calonge, dramaturgo de cabecera del grupo, sino tambi¨¦n de la manera de hacer de su n¨²cleo duro actoral, formado por Gaspar Campuzano, Enrique Bustos y Francisco S¨¢nchez. Este ¨²ltimo, conocido como Paco el de La Zaranda, es tambi¨¦n el director de La batalla de los ausentes.
¡°La batalla pudiera ser un ajuste de cuentas con el tiempo, contra los enemigos naturales del creador: la burocracia, el comercio, la insensibilidad de la ¨¦poca hacia tu trabajo¡±, apunta Calonge. Ah¨ª est¨¢ la farsa, dice el dramaturgo: ¡°Ese re¨ªr del teatro de las glorias enga?osas del mundo. De hecho, hay una preparaci¨®n para la ausencia y un resarcirse de muchas cosas que sabes que ya no tienen importancia¡±.
A lo largo de la obra, La Zaranda hace un descarnado repaso a los diferentes estratos del poder. De lo peor del poder. Y para ello, sus int¨¦rpretes se muestran m¨¢s actores que nunca y rompen la cuarta pared interpelando al p¨²blico. Y es tan cruel el retrato que ofrecen de la sociedad actual, que arrancan carcajadas que son casi muecas de un dolor que en el fondo todos llevamos dentro.
La obra habla tambi¨¦n de los supervivientes de una guerra que nadie recuerda y que, sin embargo, esos personajes se empe?an en recordar. ¡°No cejan en su intento vano de ganar una batalla contra el olvido, magnificando aquellas escaramuzas, meras efem¨¦rides que a nadie interesan¡±, explica Calonge. Una met¨¢fora de la vida como combate en la que los tres actores del grupo representan los restos de un ej¨¦rcito en desbandada que se esfuerzan por mantener viva la guerra sin cuartel que libran desde hace m¨¢s de cuarenta a?os. ¡°Combate in¨²til, que parece ser nuestra esencia cultural, lo quijotesco. ?pica para tres farsantes, s¨¢tira de todo poder humano, la dignidad y la fe como acto de resistencia. Esas fueron siempre nuestras trincheras. Siempre derrotados, nunca vencidos¡±, sostienen.
Es casi ins¨®lito encontrar un grupo esc¨¦nico en el que durante m¨¢s de cuatro d¨¦cadas no haya cambiado ninguno de sus componentes. Tan solo cargan con la ausencia de Juan S¨¢nchez, fallecido hace ocho a?os. Calonge y Paco de la Zaranda creen que lo que les ha mantenido unidos tanto tiempo es una rebeld¨ªa compartida: ¡°Un esp¨ªritu libre ante muchas convenciones, ante mucho sometimiento econ¨®mico. Y la fidelidad a un lenguaje que se nos descubri¨®. En el teatro de hoy es muy raro encontrar a alguien con un lenguaje propio¡±. Y es obvio y reconocido, sobre todo fuera de Espa?a, que La Zaranda lo tiene. Pero tambi¨¦n tienen la certeza de que su lenguaje teatral no fue m¨¢s que un esbozo de todo lo que quisieron decir. ¡°Nos mueven otras cosas. No un aspirar a algo, sino un detenerse, detenerse a compartir en la b¨²squeda de eso que pensamos que es el teatro, que no es pensar sino hacer sobre el escenario. Buscar no ya lo que el teatro pueda darnos, sino lo que podamos devolverle¡±.