¡®C¨®mo se hace una chica¡¯: la forja de una joven cr¨ªtica de rock

Escritora precoz pese a criarse en un humilde hogar y a no recibir una educaci¨®n convencional, Caitlin Moran, famosa columnista brit¨¢nica de prensa, estuvo siempre cerca de la m¨²sica gracias a su padre, baterista frustrado. El ¨²ltimo v¨¦rtice de su existencia, junto a las dificultades econ¨®micas y sociales, la influencia musical y su innato talento para conformar frases brillantes desde ni?a, fue un f¨ªsico fuera de norma que provoc¨® el habitual y desgraciado matonismo colegial. Con todo ello en la coctelera, sin embargo, se fue formando una personalidad arrolladora que explot¨® cuando Moran, siendo a¨²n adolescente, decidi¨® cambiarse el nombre, colocarse una especie de disfraz perpetuo levemente inspirado en Alice Cooper, y sacar toda la rabia que llevaba dentro en el periodismo musical. Al menos as¨ª lo cuenta la tan simp¨¢tica como fallida C¨®mo se hace una chica, textualmente, ¡°basada en una historia (m¨¢s o menos) real¡±.

Esos primeros a?os noventa de Moran, los de la eclosi¨®n, entre otros, de Manic Street Preachers y Blur, fueron descritos en su novela autobiogr¨¢fica C¨®mo se hace una chica, publicada en el a?o 2014; en parte, tambi¨¦n en la serie de comedia Raised by wolves, del a?o 2013, y finalmente en esta adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica hom¨®nima de su libro, con guion propio, direcci¨®n de la veterana realizadora televisiva Coky Giedroyc, en su segundo largometraje, y protagonismo de la estadounidense Beanie Feldstein, una de las j¨®venes estrellas de S¨²per Empollonas.

Giedroyc no acierta a ilustrar con potencia visual los toques on¨ªricos de su pel¨ªcula, con un ecl¨¦ctico altar de hero¨ªnas y h¨¦roes (Virginia Woolf, Jo March, David Bowie, Elizabeth Taylor¡­) que cobran vida para susurrarle secretos y reflexiones. Y la narraci¨®n siempre parece ir a empellones, en lugar de fluir. Pero el carisma y la gracia de Feldstein para representar la identidad femenina sostienen una funci¨®n donde lo m¨¢s interesante acaba siendo el retrato de la forja de una cr¨ªtica musical. Un camino en el que pasa por algunas de las estaciones m¨¢s repetidas de la profesi¨®n: una fase fan¨¢tica de los artistas de los que debe escribir; otra fase destructora a base de insultos jocosos, en lugar de argumentaciones formadas; una m¨¢s, convertida ya en estrella del periodismo, amparada en un personaje extremo creado por s¨ª misma; y, por fin, el encuentro con una voz verdaderamente personal, iluminada por un bonito discurso final.