Cuerpo resistente y nuevas formas de tacto en la Bienal de Danza de Venecia
El festival culmina con ¨¦xito su primera edici¨®n presencial en pandemia gracias al trabajo de su nuevo director, Wayne McGregor
Entra en su recta final el XV Festival Internacional de Danza Contempor¨¢nea de la Bienal de Venecia con un ¨¦xito por encima de los c¨¢lculos m¨¢s optimistas. Es la primera edici¨®n realmente presencial en pandemia, a la que se ha enfrentado con decisi¨®n el nuevo director art¨ªstico, Wayne McGregor. Una prueba de fuego en toda regla, sorteando con habilidad restricciones, medidas draconianas por la covid, cancelaciones de compa?¨ªas que no pudieron viajar y, sobre todo, la estricta limitaci¨®n en el aforo de las salas de espect¨¢culos. Con todo, la Bienal de la Danza 2021 puede calificarse de exitosa, prometedora y muy esclarecedora de por d¨®nde ir¨¢n las propuestas de McGregor, un creador algo cr¨ªptico, cerebral y muy determinado en cuanto a sus preferencias est¨¦ticas.
Esta manera de mostrarse definido (y audaz) ha sido parte de la f¨®rmula puesta en pr¨¢ctica. Empezando por el college, la instituci¨®n formativa para bailarines y core¨®grafos emergentes, que ha dado un giro de 180 grados con respecto a las laxas y poco edificantes proposiciones de la directora saliente, la canadiense Marie Chouinard. Sin hacer le?a del ¨¢rbol ca¨ªdo, el cambio lo ped¨ªan a gritos todos, desde la prensa especializada y la cr¨ªtica hasta la profesi¨®n europea. La Bienal veneciana es desde siempre un faro dial¨¦ctico, un espejo donde mirarse para recomponer una imagen propia que nos compendie la actualidad y algunos puntos de vista y referencia hacia el futuro. Y puede decirse que ese ha sido desde siempre su papel rector y de debate intelectual en todas las ramas art¨ªsticas en las que trabaja. Interrelacionar con fluidez arte, arquitectura, m¨²sica contempor¨¢nea y danza da al espectador una visi¨®n tan globalizadora y perspectiva como estimulante. McGregor ha titulado su debut como dise?ador del programa del festival con el lema First Sense (y con una oportuna cita de Susan Sontag), evocando la importancia tanto simb¨®lica como sensorial del tacto.
Con toda probabilidad el gran hallazgo de esta edici¨®n est¨¦ en el College Danza, la selecci¨®n potente y rigurosa de su veintena de bailarines j¨®venes, que mostraron dos obras reinterpretadas y montadas expresamente para ellos: FAR, del propio McGregor, y Solo Echo, de la creadora canadiense Crystal Pite (Terrace, 1970), sobre la m¨²sica para piano y violonchelo de Johannes Brahms. Solo Echo tuvo una primera versi¨®n en el Nederlands Dans Theater de La Haya en 2012, y guarda todos sus valores y calidades.
Por su parte, la adaptaci¨®n de FAR ha resultado compleja en sus extractos y maneras de presentaci¨®n. El efecto resultante es de solidez y empaque cor¨¦utico. Ballet de b¨²squeda y laberintos entre la ciencia y el arte, consigue arrastrar al espectador a una indagaci¨®n formal y po¨¦tica.
La participaci¨®n espa?ola se ci?¨® a la compa?¨ªa Metamorphosis en el Teatro alle Tese (III) del Arsenale, compuesta por la bailarina vasca Iratxe Ansa (San Sebasti¨¢n, 1976) y el piamont¨¦s Igor Bacovich (Tur¨ªn, 1982), que han establecido su residencia profesional en Madrid. Este d¨²o de creadores e int¨¦rpretes present¨® Al desnudo, obra coreogr¨¢fica encargada por el festival Madrid en Danza en junio de 2020, con m¨²sica de Philip Glass y Johan Wieslander, comisi¨®n forzada en su momento por las limitaciones de la pandemia en cuanto a n¨²mero de int¨¦rpretes. Al desnudo cuenta con la participaci¨®n del artista visual Danilo Moroni, que se ha ocupado de las luces y parcialmente de la escenograf¨ªa. Ya Ansa era m¨¢s conocida como bailarina por su trayectoria en Basilea, Lisboa, la CND o el Ballet de la ?pera de Lyon, pero la sorpresa ha sido la calidad y peculiaridad de su partenaire, egresado de la Accademia Nazionale de Roma, y con sus estudios en la prestigiosa Codarts University de R¨®terdam, capaz de ofrecer un baile org¨¢nico y de una particular¨ªsima continuidad r¨ªtmica. Al desnudo se divide claramente en dos escenas muy diferenciadas: un primer pas de deux estructurado sobre movimientos m¨¢s convencionales (Glass) y una segunda tratada en facciones anal¨ªticas que se descomponen sobre s¨ª mismas en variaciones individuales y figuras sugerentes de una geometr¨ªa diferente y m¨¢s rupturista (Wieslander).
El core¨®grafo franc¨¦s Herv¨¦ Koubi, ya en secci¨®n final del festival, present¨® en el teatro Malibran Odyssey, producci¨®n de 2020 con la participaci¨®n de la cantante Natasha Atlas (estrella de la m¨²sica ¨¢rabe) y el m¨²sico Samy Bisha?. Levemente cercano a Homero pero buscando su propio canon, Koubi no logra el impacto ni la cohesi¨®n de sus anteriores propuestas; hay calidad y variedad estil¨ªstica en los bailarines (14 hombres y mujeres) pero la obra se hace mon¨®tona, salvada la mayor¨ªa de las veces por la potente cantante; todo discurre en un mundo ritualizado de veladuras y pl¨¢stica sensual, ligada a la tierra ancestral y a una sublimaci¨®n mist¨¦rica.
Otros artistas presentes han sido la core¨®grafa estadounidense Pam Tanowitz con su grupo neoyorquino, que han presentado New York for Goldberg Variations, acompa?ados por la pianista Simone Dinnerstein, y el core¨®grafo h¨²ngaro residente en Francia Josef Nadj, que ofreci¨® Omma con bailarines de Mal¨ª, Senegal, Costa de Marfil, Burkina Faso y el Congo.
Un ciclo de cine de danza y tres instalaciones completan el programa, donde estaban y destacaban la de Jan Fabre protagonizada por Mija¨ªl Baryshnikov (Not Once) y Tom, de Wilkie Branson, un complejo filmado experimental a varias c¨¢maras y que tard¨® m¨¢s de tres a?os en concluirse.
Babelia
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