Gabriel Ros¨®n, muerte en el Barrio
El sacerdote, fallecido este lunes a los 91 a?os, impuls¨® el movimiento vecinal en Madrid
Me dicen que ha muerto Gabriel Ros¨®n, don Gabriel, siempre. Ha sido un hombre que luch¨® en los a?os dif¨ªciles por la gente, con cari?o y entereza.
Con don Baldomero hicieron de Palomeras Bajas, en su parroquia madrile?a de El Buen Pastor, un lugar m¨¢s habitable y humano. Siempre estuvieron dispuestos a echar una mano, a dar consuelo y esperanza en un barrio de chabolas, donde la humedad y el fr¨ªo en invierno, el terrible calor en verano, hac¨ªan de la vida una lucha constante.
Los domingos, a la misa de don Gabriel, fallecido el lunes en Madrid a los 91 a?os, acud¨ªa un polic¨ªa secreta, el Divino Hijoputa, como le bautiz¨® Gabriel¨®n, un antiguo minero de Linares que conviv¨ªa con ellos. El polic¨ªa tomaba buena nota de las palabras de don Gabriel para elevar la oportuna denuncia. Fue golpeado y perseguido por los Guerrilleros de Cristo Rey y ampar¨® a comunistas y luchadores contra el franquismo.
En los libros que se escriban de Vallecas ha de estar en lugar de honor su nombre, su compromiso. Impuls¨® la Asociaci¨®n de Vecinos de Palomeras Bajas, pionera del movimiento vecinal. Su contribuci¨®n a la remodelaci¨®n del barrio fue fundamental, aunque otros se llevar¨¢n despu¨¦s la gloria. Tuvo claro siempre que nada pod¨ªa hacerse sin los vecinos y luch¨® por que ellos fueran los verdaderos protagonistas de su destino.
Acogi¨® generosa y cordialmente a estudiantes, abogados como Paca Sauquillo, arquitectos y a cualquiera que se acercara a la realidad m¨¢s doliente del barrio. Generoso y bueno, apoy¨® el club de j¨®venes y tuvo siempre su casa abierta a todo el mundo. Muchos de mis amigos y yo le debemos en buena medida buena parte de la felicidad de nuestra juventud.
Dejar¨ªa el sacerdocio a?os despu¨¦s. Nunca dej¨® el barrio. Hasta hoy, al final de su vida, estuvo pendiente de todos nosotros. Me mandaba mensajes frecuentemente, pregunt¨¢ndome por algunos de los que hab¨ªan formado parte de nuestro mundo.
Vallecas, Palomeras Bajas, como a tantos, le debe reconocimiento y gloria. Querido don Gabriel, un abrazo muy grande. Y gracias por tanto, por tu generosidad, tu bondad y tu nobleza. Que ese Dios en el que nunca dejaste de creer te acoja en sus brazos.
Babelia
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