El Chojin: ¡°Siempre el malo es el otro... a m¨ª no me salen las cuentas¡±
El rapero, compositor y escritor de Torrej¨®n firma su quinto libro, la novela ¡®Siete martes¡¯
Chojin era el h¨¦roe de unos dibujos animados japoneses y de ah¨ª tom¨® el nombre, pero Domingo Antonio Edjang Moreno, El Chojin (Torrej¨®n de Ardoz, 44 a?os) es real como la vida misma, a la que pone m¨²sica, letras, humor y desgarro. Con 13 a?os ya rapeaba y hoy tiene 13 discos en el coleto. Lola, Soy y no soy, El final del cuento de hadas y R¨ªe cuando puedas, llora cuando lo necesitas son himnos sincopados, ¨¢cidos y ya inolvidables. Acaba de presentar en sociedad su quinto libro y segunda novela, Siete martes (Grijalbo). Sentado en una terraza de Torrej¨®n un jueves por la ma?ana, habla que te habla, El Chojin parece un or¨¢culo de Delfos con sudadera del Par¨ªs Saint-Germain.
Pregunta. Profesor de artes marciales, rapero, compositor, novelista¡ todo eso, mezclado en la Thermomix, ?qu¨¦ nos da?
Respuesta. Bueno, yo necesito las artes marciales. Empec¨¦ a hacer yudo con tres a?os, no tengo recuerdos de la vida previa a ellas. Todo en mi vida se construye alrededor de mi idea de artista marcial.
P. ?Eso qu¨¦ es, explicado para un lego?
R. Disciplina, autoconocimiento, autocontrol, respeto al mayor y al m¨¢s d¨¦bil¡ una de las cosas m¨¢s importantes que te ense?an las artes marciales es que no siempre ocurre lo que quieres que ocurra, porque siempre habr¨¢ alguien que te gane. Hemos perdido la capacidad de frustraci¨®n y no se la estamos ense?ando a los j¨®venes. A m¨ª esto me ha ayudado a entender que a veces voy a meter 4.000 personas en la sala y otras veces van a venir cuatro.
P. Conceptos como la derrota, el error y la duda tienen muy mala prensa, pero ?no deber¨ªan usarse m¨¢s como herramientas educativas?
R. Bueno, a veces tenemos un problema de concepto. Y confundimos el mundo en el que nos gustar¨ªa vivir con el mundo en el que vivimos. T¨² acabas de dar por sentado que aprender es algo que queremos todos, y yo no lo tengo claro. Mucha gente no quiere aprender, solo quiere saber. No est¨¢ c¨®moda con el aprendizaje. Y en el momento en que le planteas dudas sobre lo que sea, tiemblan. Necesitan que te posiciones radicalmente, colocarte en un caj¨®n. ?Eres rojo o eres azul?, ?no me l¨ªes!
P. Eso que cuenta impacta en el debate pol¨ªtico y en los medios, no digamos en las tertulias.
R. Yo estoy muy enfadado con vuestra profesi¨®n.
P. Ya somos dos.
R. Ya, muchos lo est¨¢n. Yo crec¨ª entendiendo que el periodismo era m¨ªo, que se me entienda, que era eso rom¨¢ntico que me informaba. Y ahora hay muchos periodistas que no pretenden informar, sino asentar discursos de partidos pol¨ªticos. Se opina mucho m¨¢s de lo que se informa, y a m¨ª me gusta la opini¨®n, pero cuando pone que es opini¨®n.
P. ?Cree que la gente se hartar¨¢ tanto de todo eso que un d¨ªa ya le dar¨¢ igual no estar al d¨ªa de nada, no informarse? Eso ya ha pasado con la pol¨ªtica.
R. Por supuesto. Es que aqu¨ª se ha priorizado mucho m¨¢s el ruido que el contenido.
P. ?Vivimos siempre contra algo?
R. No es por echarle la culpa de todo al cristianismo, pero creo que ha tenido mucho que ver con eso. Y me explico: yo creo que un cristiano no es feliz si va al cielo. Es feliz si va al cielo y sabe que el otro se fue al infierno. Si se encuentra al otro en el cielo, piensa: ¡°?Pero si t¨² no ten¨ªas que estar aqu¨ª!¡±. En vez de construir, trabajamos para derribar. Vivimos a la contra. O sea, digan lo que digan, no estoy de acuerdo.
P. En un bar de un pueblo sol¨ªa entrar uno que soltaba: ¡°No s¨¦ de qu¨¦ habl¨¢is, pero me opongo...¡±.
R. ?Ja, ja, ja, ja¡ me encanta!
P. Pero la culpa la tiene siempre el otro, en eso estaremos de acuerdo, ?no?
R. Eso est¨¢ mucho en mi obra. La poca responsabilidad que queremos cargar de nuestros propios actos. Siempre el malo es el otro¡ pero a m¨ª no me salen las cuentas.
P. Siendo usted profe de jiu-jitsu me da un poco de miedo hacerle esta pregunta pero¡ ?no es ya un abuelete del rap? Lleva muchos a?os en esto¡
R. ?Ja, ja, ja, ja!, S¨ª¨ª¨ª¨ª, soy un se?or muy mayor.
P. Igual ahora ha decidido dejar el rap y pasarse ya del todo a la novela¡ total, todo es escritura.
R. Bueno, cuando met¨ª la cabeza en esto de la literatura lo hice para jugar, pero ahora ya no estoy jugando. Es el quinto libro que publico. Cuando quiero comunicar un mensaje con el rap, tengo tres minutos y medio, y estoy sometido a una cadencia, a compases, a un estribillo¡ el libro me da la oportunidad de abordar ese mismo tema con much¨ªsima m¨¢s libertad.
P. ?El rap es tambi¨¦n pensamiento, filosof¨ªa?
R. Es que es solo eso. Lo que pasa es que le ponemos m¨²sica y lo convertimos en un espect¨¢culo.
P. Entre la asfixiante correcci¨®n pol¨ªtica que nos invade (¡°c¨®mo molo, digo siempre lo que toca¡±) y las letras gansteriles de algunos raperos y reguetoneros (¡°c¨®mo molo, qu¨¦ hijoputa soy¡±), ?no cabe un t¨¦rmino medio?
R. Lo hay, pero yo no lo busco. En funci¨®n de lo que quieras contar, a veces te tienes que acercar m¨¢s a la correcci¨®n o al salvajismo. A m¨ª lo que me gusta es que el rap ya dej¨® de ser algo marginal para convertirse en algo popular, no hay un chico que no tenga un tema de rap en el m¨®vil, no lo hay.
P. ?Por qu¨¦ hay tan pocas raperas?
R. No lo s¨¦, t¨ªo, he escuchado teor¨ªas, pero no comparto ninguna de ellas, as¨ª que ni siquiera te las voy a compartir. Cuando empec¨¦ en esto siendo un cr¨ªo, no hab¨ªa ni una. Luego empezaron algunas porque eran novias de los raperos. Pero sigue habiendo muy pocas. En cambio, cada vez van mujeres a los conciertos de rap, ahora son ya como un 40% del p¨²blico. En eso s¨ª que hemos avanzado...
Babelia
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