El autor de la ¡®Mona Lisa¡¯ del Prado pint¨® otras dos copias de Leonardo
El museo presenta en una ¡°exposici¨®n dossier¡±, tras 10 a?os de estudio, los nuevos hallazgos en torno a su versi¨®n de la obra maestra, realizada de manera simult¨¢nea al original
La noticia desat¨®, hace ahora casi una d¨¦cada, una aut¨¦ntica descarga el¨¦ctrica. En febrero de 2012, el Museo del Prado desvel¨® un hallazgo inesperado en torno a una figura monol¨ªtica, pr¨¢cticamente inamovible: la del genio Leonardo. Tras restaurar y analizar la copia de la Mona Lisa que descansaba en sus almacenes (y que, alguna vez, tambi¨¦n hab¨ªa expuesto en sala) lleg¨® a la sensacional conclusi¨®n de que lo que hasta entonces consideraban una versi¨®n m¨¢s, una pieza de escasa importancia, era en realidad un cuadro ¨²nico. Un documento de valor incalculable. Se trata, de hecho, de la copia m¨¢s antigua que se conserva, una versi¨®n de La Gioconda ejecutada por un disc¨ªpulo del taller vinciano no a posteriori, sino, al menos durante un tiempo, de manera simult¨¢nea al maestro. A su lado. Con sus los mismos procedimientos y correcciones.
Diez a?os despu¨¦s de aquella revelaci¨®n, los avances cient¨ªficos e historiogr¨¢ficos han permitido ampliar lo que ya se conoc¨ªa y afianzar lo que se daba por hecho con respecto a aquel cuadro, catalogado con el n¨²mero 504, que desembarc¨® en el Prado con las Colecciones Reales ¡ªest¨¢ inventariado desde1666¡ª y del que ya se desvel¨® con la restauraci¨®n de 2012 un paisaje sin el caracter¨ªstico sfumato leonardesco bajo la capa de pintura negra que lo ocultaba. Entre los recientes hallazgos sobresale la atribuci¨®n al mismo autor, cuyo nombre sigue sin concretarse, de otras dos copias de cuadros de Da Vinci: la ¡°versi¨®n Ganay¡± del Salvator Mundi (llamada as¨ª por el que fue su due?o, el marqu¨¦s de Ganay) y la Santa Ana del Hammer Museum. Esa y otras informaciones se ponen ahora al alcance del p¨²blico en la ¡°exposici¨®n dossier¡± Leonardo y la copia de Mona Lisa. Nuevos planteamientos sobre la pr¨¢ctica del taller vinciano, abierta hasta el 23 de enero de 2022.
La atribuci¨®n a un miembro del taller de Leonardo, llevada a cabo hace ahora una d¨¦cada, surgi¨® casi de la casualidad. El Louvre iba a celebrar una gran muestra sobre Da Vinci y pidi¨® prestada al Prado su copia de la Mona Lisa. Un comisario del museo parisiense le pregunt¨® a la investigadora Ana Gonz¨¢lez Mozo, t¨¦cnico superior de museos en el gabinete de documentaci¨®n t¨¦cnica, si la pieza hab¨ªa sido estudiada. Ah¨ª empez¨® todo. Lo que sigui¨® est¨¢ reescribiendo la historia (del arte). En este tiempo, Gonz¨¢lez Mozo, que comisar¨ªa la exposici¨®n, ha continuado estudiando la tabla con un interrogante en el horizonte: ¡°Qu¨¦ hemos aprendido de ¡ªy con¡ª esta obra?¡±.
La experta responde. Para empezar, ¡°se han contextualizado unas pr¨¢cticas muy concretas: la realizaci¨®n de copias en el taller de Leonardo¡±. Ocupado en mil empresas y perfeccionista hasta el tu¨¦tano, el maestro no siempre encontraba tiempo para pintar. As¨ª que sus disc¨ªpulos lo hac¨ªan por ¨¦l. Frente a la visi¨®n estigmatizada que hoy tenemos de la copia, en la bisagra entre el siglo XV y el XVI en la que nos situamos se trataba, sin embargo, de una tarea noble. Dependiendo de la ocasi¨®n, como apunta Gonz¨¢lez Mozo, los pupilos se basaban en dibujos y cartones o, como en el caso de la Mona Lisa del Prado, iban dando las pinceladas por detr¨¢s del maestro. ¡°Por eso sabemos que [quien copi¨® el cuadro] era un pintor muy cercano, que debi¨® de estar muchos a?os con ¨¦l¡±, se?ala la investigadora.
Los ¡°grandes avances de los dispositivos de an¨¢lisis de imagen¡±, junto a las exposiciones sobre Leonardo acogidas en el Louvre en 2012 y 2019 (esta ¨²ltima enmarcada en el A?o Leonardo, que conmemoraba los 500 a?os de su fallecimiento) han contribuido a acelerar la investigaci¨®n, facilitando conclusiones como que la copia madrile?a de la Mona Lisa surgi¨® de la misma mano que la versi¨®n Ganay del Salvator Mundi y la Santa Ana que atesora el Museo Hammer de Los ?ngeles.
Esta triple autor¨ªa refuerza la convicci¨®n de que se trataba de un colaborador estrecho de Leonardo, dado que las copias que el maestro le encarg¨® se corresponden, como se?ala Gonz¨¢lez Mozo, con algunas de ¡°sus obras m¨¢s preciadas¡±. Si su nombre fue el de alguno de los dos disc¨ªpulos con los que m¨¢s se ha venido especulando ¡ªFrancesco Melzi y Andrea Salai, quien se convertir¨ªa en amante de Leonardo¡ª es algo que por el momento se desconoce. ¡°Seguimos investigando, pero ese no es el objetivo. Lo que nos interesa es conocer los procesos¡±, responde Gonz¨¢lez Mozo. ¡°Lo seguro es que fue alguien muy cercano, pero Leonardo tuvo muchos alumnos y conocemos el nombre de muy pocos. Tendremos que esperar para conocer su identidad¡±.
Si algo dan por seguro en el Prado es que Da Vinci no lleg¨® a participar en la materializaci¨®n de este cuadro. ¡°No lo vimos entonces y no lo vemos ahora¡±, reconoce el director del museo, Miguel Falomir, quien en 2012, cuando se presentaron los primero hallazgos en torno a la copia de la Mona Lisa, ocupaba el cargo de jefe de pintura italiana del Renacimiento. ¡°Hab¨ªa medios de todo el mundo en la rueda de prensa, la m¨¢s concurrida que recuerdo¡±, rememora. Todos quieren noticias de Leonardo, y nada habr¨ªa ¡°m¨¢s tentador¡± que desvelar que el florentino intervino en esta obra. ¡°Pero no es el caso¡±, zanja Falomir.
Da Vinci no acarici¨® esta tabla de nogal con sus pinceles, pero s¨ª se desprenden de la ejecuci¨®n de la obra algunas de sus se?as de identidad. Por ejemplo, la distintiva l¨ªnea roja con la que perfilaba los ojos de los personajes en sus dibujos (si bien no as¨ª en sus pinturas). ¡°Tambi¨¦n hemos detectado gestos del autor en peque?os detalles de la Mona Lisa que puso empe?o en ocultar porque Leonardo dec¨ªa que la pintura ha de ser reflejo de la naturaleza, no de la mano del pintor¡±, abunda Gonz¨¢lez Mozo. Adem¨¢s, estos 10 a?os han dado para profundizar en el estudio de las bases coloreadas, usadas para modificar el color de las capas, un procedimiento cuyo origen se encuentra en la imposibilidad de mezclar ciertos colores con aglutinantes como el huevo.
M¨¢s all¨¢ de las especificidades t¨¦cnicas, las investigaciones en torno a la Mona Lisa del Prado sirven para arrojar luz sobre las pr¨¢cticas no solo del taller vinciano, sino de la generalidad de los talleres italianos en la transici¨®n del siglo XV al XVI. La importancia de la idea como motor de la pr¨¢ctica art¨ªstica, t¨ªpicamente renacentista, y la tensi¨®n entre los conceptos de original y copia, cuya funci¨®n variaba seg¨²n el encargo, se superponen a la renovada visi¨®n de Leonardo como maestro. ¡°Los datos no tienen sentido si no los ponemos en relaci¨®n con la obra¡±, resume Gonz¨¢lez Mozo. ¡°Hay que destacar la importancia de un maestro que ense?a a mirar. Y Leonardo lo fue¡±.
La sombra del 'Salvator Mundi'
A finales de 2011, la National Gallery de Londres reuni¨® nueve de las 15 pinturas atribuidas a Leonardo en su taquillazo 'Pintor en la corte de Mil¨¢n'. Junto a dibujos, bosquejos y documentos, la muestra inclu¨ªa una obra aparecida unos a?os antes en un anticuario de segunda en Nueva Orleans, que el museo atribuy¨® no sin controversia al artista: el 'Salvator Mundi'. Tras un periplo por varias ciudades, en 2017 el cuadro fue vendido en subasta a un postor desconocido por la cifra r¨¦cord de 450 millones de d¨®lares. A d¨ªa de hoy, se encuentra en paradero desconocido. A pesar de sus intentos por exhibirlo en su exposici¨®n de 2019, ni siquiera el Louvre ha conseguido sacarlo de donde quiera que se encuentre. Si la atribuci¨®n de la versi¨®n Ganay al disc¨ªpulo del florentino ser¨¢ capaz de aportar nuevas informaciones sobre este cuadro y su autor¨ªa es algo que por el momento, dice Gonz¨¢lez Mozo, no resulta posible valorar.
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